Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

jueves, 25 de febrero de 2010

Capitulo 23



Un invitado desagradable.

Cristian Darius se despertó de su cama por un llamado de unos de sus hombres de confianza.

Su amante de turno fue abrir.

-Ándate le dijo a la mujer, está se marcho sin protestar.

-¿Qué sucede? Pregunto al soldado.

-Señor Garnier Lafebre ha escapado junto Undrix. Los orden negra hizo estallar parte de las instalaciones nos distrajimos un momento y los perdimos.

-Maldita sea. Márchate.- El soldado salio lo más rápido posible.

Darius fue a lavarse la cara se sentía agotado. Sin fuerzas. Cada día era más el poder su contrincantes y él retrocedía.

Además su conciencia le gritaba que estaba equivocado. Hace tanto tiempo se juro cumplir su misión, se sentía elegido para eso era lo mejor para el reino.
Pero ahora no sólo tenia a los rebeldes atrás. Gregory se regocijaría por su fracaso, haría lo imposible para que deje su cargo.

Viéndose en el espejo, sonrió aún no estaba perdido. Tenia un as escondido. Era mejor comprobar que su comodín de ojos azules estaba segura. Iba adelantar su reunión con el consejo y el rey para mañana. Con ella en su poder Gregory no podía tocarlo.

Diana oyó que tocaron la puerta. Aun media dormida se levanto. Recién había conciliado el sueño. Estaba tan feliz su corazón no dejaba de latir que tardo una eternidad en tener sueños, cuando se toca el cielo, uno no se siente cansada.

Extrañada que su tía la despertara aún 3 de la mañana. Abrió la puerta, incrédula por sus palabras.

-Vístete pronto. Lord Darius necesita verte. Dijo su tía conmocionada.

Diana se vistió rápidamente. Salio Darius, estaba sentado en sus sala. Con aire fatigado y preocupado.

-Necesitaba verte, mi dama. Tengo malas noticias que darte.

-¿Qué paso?

-Escapo Lafebre y otro preso. Quería comprobar que estabas bien. Todos mi planes han sido destruidos uno por uno. Solo te tengo a ti. Quería una mano amiga en medio del nido de serpientes en el que estoy.

Diana, trago aliviada que no capturaran a Arik. Pero sintió pena de él. Se había portado también con ella. Así que se acerco a él y le toco el hombro en señal de simpatía.

-¿Como puedo ayudar?

-Al estar junto a mí, sin pedirme nada, sin planear nada en mi contra. Me ayudas. Pero hay otra cosa por tu seguridad y la de todos nosotros puedes ayudarme portándote bien mañana.

-¿Comó? Pregunto sin enteder Diana

-Te voy a presentar mañana al rey.

Darius se acerco para verla. Sus hermosos ojos violetas la miraban con deseo. Con su mano acaricio suavemente su mejilla.

Diana se sonrojo y se sintió incomoda. Se separo rápidamente de él.

-Lafebre no era el hombre que capturaron por liberar esclavos.

-Si, la orden negra se ha vuelto un problema. Debe ser destruida y todos sus hombres muertos.

Diana se enojo al pensar como encontró Arik todo los problemas que paso y los que pudiera pasar si lo cogían prisionero con un poco de timidez dijo.

-La orden negra desparecería si no torturaras a más gente inocente. Si dejaras de esclavizar a un pueblo entero por su raza, por algo que no cometieron todos.

-Crees que hago esto por placer Diana.

-Si, supieras lo que yo sé. Si hubieras visto, como mataron y torturaron a tu antecesora no dirías que son inocentes.

-No lo se no estuve ahí. Pero el error de unos cuantos no debe marcar a una raza.

-Aun no lo entiendes pero lo harás.

-Entonces explíqueme Lord Darius.

El tomo su rostro con sus manos.

-Lo haré mi dama y no solo eso.

Acercándola hacia él estuvo a punto de besarla Diana se dio cuenta y por safarse de él cayó al piso.

Darius rió. -Eres tan inocente. -Dijo ayudándola a levantarse.

-Algún día. Diana no solo me besaras sino que suplicaras por mis besos.

Diana no sabía que decir.

-Mañana te espero a primera hora en el palacio real. -Susurro Darius acariciándole los labios.

-Pronto querida mía serás mía.

-Adiós mi Lord hasta mañana.

El se marcho dejando, a una Diana asustada y anonadada.

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