El ladrón y la princesa. Capitulo 6

Bueno aquí le mando un nuevo capitulo, perdón la tardanza. Espero que les guste y le mando un beso.

Capitulo 6

Amenazas

Leandra, se quedo esperando alrededor del cuarto de Yusbel, cuando vio salir al príncipe y creyó que el cuarto se encontraba solo. Entro, pero, no era así un hombre rubio y atractivo acariciaba a Yusbel. Como podía ser que una inadaptada como ella, un ser enfermo estuviera con abrazada de un hombre así.

Fue, cuando vio el rostro del hombre aun escondida, era Garnier Lafabre el ladrón. Solo un hombre de tan baja calaña podía fijarse en ese engendro.

Garnier soltó a la princesa y pregunto.

─ ¿Quién anda ahí?

Leandra, salia disparada y asustada pero Garnier pudo verla de reojo.

Preocupado dejo tres guardias en la puerta de la princesa, y a Otto cuidando su recuperación, solo en él confiaba, para el tratamiento de Yusbel.

Cuando salio el ambiente estaba oscuro sin esperanzas. La sensación de muerte rodeaba por doquier. Vio a Gregory despedirse de Ariel con un beso apasionado mientras le secaba las lágrimas.

─No, llores monstruo. Superaremos esto juntos y nada nos separara.

Ariel solo lo abrazo como respuesta.

Garnier se fue a donde estaban sus amigos de la hermandad. Moley con su mascara negra revisaba sus armas, junto a él estaba una extraña pero bella mujer que ponía nerviosos a los soldados con su atuendo cuero negro pegado a su cuerpo y su mirada tan dura que nadie se le acercaba. En especial cuando sus ojos se volvían rojos. Cuando vio a Garnier se lanzó a sus brazos.

─ Nephelin, (Ángel)─ Inara se rió sin voz y lo golpeo cariñosamente.

Moley la miro reír y sonrió. Sus ojos siempre negros se volvieron azul cielo. Inara voltio a verlo y su mirada se transformó nuevamente en negra.

Arik busco a sus hombres. Muchas tribus ai le dieron su respaldo hasta Garnier tenía a su mando cientos de mercenarios y hombres de hermandad de los ladrones.

Ariel dirigiría a la gente de la orden negra. Gregory a los soldados. Darius entro con las tropas de la orden blanca y les dijo que Ariel era su nueva señora. Se quedó sorprendida. ya que siempre se habían odiado desde el primer día que se conocieron

─ Parece que es el fin del mundo, si crees que debo ocupar tu lugar.

Darius la miro y le dijo.

─ Tal vez sea nuestro último día. Pero siempre has sido una buena hechicera, como tu padre, si no puedes estar junto a mí. Salvando a Diana y cerrando la puerta. Debes dirigir las tropas de ataque.

Gregory miró a los hombres y mujeres en la sala.

─ A pelear por Sivcar.

─ Por Sivcar gritaron.

Los hombres estaban reunidos preparándose a pelear.

Una nube negra colapsaba el ambiente miles de dragones negros y kuts surcaban los cielos y la tierra. Los hombres repelían a los monstruos que los superaban en tamaño y fuerza, pero estaban perdiendo la pelea.

En el palacio junto al portal abierto las mujeres rezaban a la diosa. Encabezadas por Magda.

Darius estaba vestido todo de blanco llevaba el corazón de cristal. Lo deposito en el corazón de su dueña que grito.

Se acostó en una cama a su lado y se puso en trance.

─ Diana me escuchas.

Ella no respondía. Su mundo se había vuelto oscuro y el deseo a sangre se imprimía en sus venas.

─

Su espíritu, estaba empezado a morir

─

oyó la voz lejana de Diaruis. A ella él no le importaba esperaba Arik lo necesitaba a él. Si iba morir quería verlo una vez más.

─ Arik te amo, te necesito grito. Buscando a su esposo

Pero de pronto una luz iluminó.

─ Llévanos a nuestro hogar. Solo tú puedes ayudarnos. Enciérralos de nuevo.

Arik pensaba que pronto iba morir. Mejores guerreros estaban muertos la oscuridad dominaba todo parecía que iban perder.

Entonces oyó la voz de Diana llamándolo. Sosteniendo su anillo de bodas y se preparó para pelear no iba morir ella lo esperaba.

─ Lucha mi llanic ( mi zafiro azul) .

─

Dijo y fue al ataque.

Unos kuts, casi mataban a Garnier, cuya mente no estaba concentrada en la batalla.

Por un momento imagino un lugar en medio de un lago una casa sencilla con un jardín grande lleno de lirios, a lo lejos se oía un riachuelo. Ellos estaban felices riendo, mientras él tocaba el violín y ella bailaba al son de la música.

La voz chillona de Moley le devolvió a la realidad.

─ Despierta, Garnier no puedo estar salvando tu culo todo el tiempo. Deja de soñar con la mujer fantasma.

Garnier puso su mente en la lucha Derivo a dos kuts. De pronto u

na luz blanca, ilumino el cielo, coloreándolo no solo de blanco sino de todos lo colores.

Flores y frutas perfumaron el ambiente. Habían cerrado el portal y ganado la batalla.

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Leadran Letterman

Termino la batalla mucho murieron pero muchos sobre vivieron. La gente se abrazaba y celebraba Garnier, apenas los miro lo único que deseaba, era verla de nuevo Yusbel ver si estaba bien. Luego bañarse y dormir. Cuando estaba a punto de entrar al palacio. Vio, a la mujer, que entro a hurtadillas en el cuarto de la princesa.Le tomo del hombro y no le dejo escapar.

─ ¿Quién es usted? ¿Qué hacia en el cuarto de la princesa?

─ Déjeme, rufian.

─ Responda.

─ Soy su doctora Leandra Letterman. Y sí, piensa que acechándola y cuidándola ahora va conseguir algo de ella está loco. Usted es un parásito, un ladrón, un vil gusano y no sé que otras cosas más. Piensa que ella esta tan desesperada como para fijarse en usted.

─ No, no me importa, si ella no se fija nunca en mí. Si soy, una sombra para ella. Solo quiero saber si ella es feliz y esta bien.

Pero eso no entendería un ser tan pre juicioso y pomposo como usted.

─ Haber si su amor por la princesa supera esto. Ella es una ouran, ( una enfermedad que se ve como una tara por que no puede controlar su magia) un pobre ser que solo se debe matar o sentir lastima.

Antes que Garnier dijera algo una daga rozo la oreja de Leandra. Inara, que también era una ouran al oír eso se enojo. Estaba a punto de lanzarle otra.

Moley se apreció detrás y la tomo por el cuello.

─No, menosprecie alguien que tiene más valor y corazón que usted, cacatúa con faldas

─Suéltala. ─ Ordeno Garnier a Moley. Luego se dirigió a ella con desprecio.

─

Y usted, gran señora, sepa que eso no me importa, admiro más a Yusbel por eso.

Le advierto de que si se vuelve a acercar a ella, o a mí. Dejaré que la maten o mejor aún lo haré con mis propias manos.─ Termino de hablar y fue a ver a su princesa.