El ladrón y la princesa. Capitulo 36

Bueno ya  falta poquísimo para que se acabe  esta novela este es el antepenúltimo capitulo, espero que les guste y que tengan una buena semana.

Capitulo 36
Medidas desesperadas

SandGrey



Nicolás, toco una piedra blanca que tenía en el cuello. Comunico a su hermano lo que pasaba, pero este no respondía. Llamo Arik, para que sus hombres intenten  cazar a todos los invasores, antes que abran las puertas del castillo




Con ayuda de Annia obtuvo sus gafas e intento repararlas, lo único que logro fue una visión borrosa. Dependía de Annia, lo peor es que el pensamiento, no le aterro  de todos lo seres del mundo se sintió cómodo depender de ella, ni el mismo se entendía


Asumiendo lo peor fueron corriendo  hacia  el ala este de castillo. Nicolás fue a su cuarto y trajo un nuevo par de gafas cuando vio el panorama le aterro Darius estaba dormido con un gas letal al igual que Rebeca. No había señal de los niños, despejo la habitación agradecido de llegar a tiempo para salvar a su hermano y esposa. A pesar, de llegar demasiado tarde, para rescatar a los niños. Annia lloraba en piso sosteniendo a su prima. Nicolás hizo que se levantara.


― No es  hora de rendirte. Te necesito, podemos salvar a los niños. Tú, seras   mis ojos, Annia. ― Dijo limpiando las lágrimas de  su rostro.


 Se detuvo y con un aparato raro empezó a guiarse, Caminaron por más de cuarto hora por el ala sur el ala más solitaria del castillo. Annia protestaba todo el tiempo, sin soltarlo de  la mano.  


Nicolás diviso a Lara con sus sobrinos. Les llevaba arrastrando los niños lloraban. Gregory intentaba soltarse mientras Annialu, más calmada esperaba el momento justo. Diana permanecía  atada las manos sujetas por  un soldado. Las  puertas de  castillo casi, estaban  abiertas  había un sin número de soldados  invasores.   Annia tuvo que ser detenida para no lanzarse encima de los de Lara. Nicolás estaba calmado tenía un plan saco uno de sus juguetes y lo puso en el suelo.




Mando a Annia a enfrentarse a Lara. Ella estaba conmocionada, los hombres siempre veían sus deseos de actuar como una  amenaza o una molestia, pero no Nicolás, la valoraba.Salio de su escondite gritando.

―Traidoraaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Uno de los soldados invasores intento callarla, pero fue tarde  un sin número de soldados   llegaron a enfrentar  al enemigo.

Lara, apretó más el cuello de AnniaLu, sin dejar de  ver Annia.

―No creo, que desees ver  herido a alguien. Omar, dale una muestra  de lo que le pasara a sus sobrinos sino se calla.―El hombre que estaba junto a Lara hirió a  Diana  en el cuello. La mujer,  lloraba temiendo por su bebe, cada vez más débil si no le atendían pronto moriría.

Arik verde de la preocupación llego junto a  Nicolás listo para actuar.

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Sandgrey miraba a la vieja emocionada, sabía que pronto iba a morir. Rezaba a la diosa porque su hermano estuviera bien, era raro pero lo sentía  cerca. Había decidido junto con lo otros niños que moría luchando. Ya casi podía abrir las cerraduras. Fue cuando oyó un golpe la puerta.

―Ney por fin llegaste.

Él asqueroso hombre, que mato a sus padres. Estaba frente a él, llevaban más niños para ser encarcelados, en algunas  jaulas vacías, de  los cientos  que estaban ocupadas por niños desnutridos y llenos de miedo. El muchacho, por fin abrir su celda y sus seguidores hicieron lo mismo. Solo estaban esperando el momento justos, para enfrentarse a sus captores.

Inés Victoria, apenas miraba a su alrededor, concentrada  en el brebaje . Faltaba  poco para que Lara trajera a los hijos de  Darius.  Ney apenas hablaba o bromeaba como era su costumbre. Lo que le pareció a vieja hechicera, levanto su rostro para mirar su cómplice.  Ney estaba  pálido, y nervioso. Algo raro pasaba, Inés Victoria  con suavidad, e intentado pasar desapercibida  tomo su báculo, mientras decía a Ney.

―¿Que te pasa  idiota? ― Deja ver que material trajiste.

Sandgrey iba abrir las jaulas, cuando  oyó  una voz de mujer que le decía.

―Espera  Sandgrey ,  aún no es el momento justo.

―¿Quién eres?  ¿ Dónde estas?

― Soy una amiga, he venido a salvarte.

Inés Victoria , se acercó  a una carreta en la que estaban depositados, los nuevos prisioneros. Ney Yepes desesperado grito.

― Es una trampa.

 Un gran  explosión  se oyó y todo se volvió negro.