El ladrón y la princesa. Capitulo 38

Aquí les dejo el último capitulo y el epilogo . Muchas gracias por seguir esta historia, me alegra que les haya gustado

Capitulo 38

La boda

7 semanas después.

Yusbel estaba nerviosa. Tenía mariposas en el estómago y cada vez que se miraba en espejo, sonreía como tonta. Ariel y Annia le ayudaban a vestirse mientras Diana acurrucaba su bebita que nació hace unas pocas semanas.

Estaba ansiosa, por fin hoy se casaría. Nunca se había sentido tan intranquila y feliz. Por primera vez tenía amigas, también era la primera vez que se sentía parte de una gran familia. Pero sobre todo esto, su alegría se debía al profundo amor por Garnier. Hoy sería el día que uniría su vida con la de él. Se observó nuevamente en el espejo, estaba deslumbrante Annia la miraba satisfecha.

Gregory tocó la puerta y ellas los dejaron solos.

―¿Estás feliz?

―Nerviosa. ¿Y tú?

―Orgulloso de ti. Lo único que quiero es que seas feliz, como lo soy junto a Ariel.

Yusbel lo abrazo Mientras su hermano la apretaba fuerte y le decía.

―Garnier es un buen hombre, fiel, cabeza dura y terco como una mula. Pero, te quiere sobre todas las cosas.Sabes que siempre contaras conmigo y si se pone tonto me avisas..

― Si, te quiero hermano.  Lo abrazo sin importarle que se le dañase el peinado, Annia solo soto un gemido.

El  rey aun  acariciando a su hermana, prosiguió. 

― Aú

n, me acuerdo cuando me dijo que te amaba. Me miraba como un niño asustado, pensé por un momento que te iba raptar para tenerte. 

Ella río.

Cuando Gregory se iba marchar, oyeron que alguien trepaba por la ventana. Sancriff entro con dificultad y se cayo al piso, llevaba algunos lirios blancos y rojos. Su hermano mayor entró sin dificultad aunque llevaba el doble de flores.

Mientras Sancriif miraba a Gregory con recelo Sangrey lo hacía orgulloso rentándolo a les hablaras.

―¿Qué hacen aquí? Deberían estar bañándose para asistir a la ceremonia

Sancriff tímidamente contesto.

―Queríamos dar un regalo a nuestra tía. El día de su boda.

Se acercó a Yusbel y le dio las flores con timidez. Ella le sonrió y lo abrazo. Sangrey miraba a su padre adoptivo en espera de una reprimenda. Sin embargo, Gregory no mostraba ninguna expresión.

Yusbel se acercó a su otro sobrino y le beso.

Sandgrey un poco cohibido. le beso también la mejilla, le dio las flores, una sonrisa. Y le dijo en voz baja.

―Espero que seas feliz, tía.

Yusbel casi llora, era la primera vez que la llamaba así.

―Vamos ― les ordeno Gregory ―a ducharse, no querrán ir tarde a la ceremonia. Además, tengo una sorpresa más tarde para ustedes.

―Ya, papá. Contestaron los dos muchachos corriendo a la puerta. ― Mientras Gregory sonreía como tonto.

Cuando Yusbel se quedó sola. Abrió un regalo que esa mañana temprana le dio Rafael Santinni. Primero leyó la tarjeta.

A la mujer fantasma, al amor de mi hermano.

Bienvenida a la familia.

Espero que sean felices, perdona si tuve mis dudas. Pero desde que conozco a Garnier el solo te amado a ti, siempre ha pensado en ti y luchado por ti. Temía que le hagas daño, ahora sé que tú lo amas de la misma manera.

Tu amigo , tu hermano Rafael.

Yusbel conmovida abrió el paquete. Dentro estaba una caja de música. Si la miraba bien podía distinguir la figura de una pareja bailando en un lago helado. La mujer era muy parecida a ella y el hombre era idéntico a su amado Garnier. La canción era la misma, que un día le toco él para despedirse.

La princesa, se secó las lágrimas y fue al templo para casarse. Ahí estaba todos sus amigos y familia.

Sobre todo el hombre que ella amaba. Garnier nervioso y temblando la miro. Era tan bella, nunca se imaginó tener tanta felicidad, ni en sus más locos sueños pensó que se casaría con ella. Tomo su mano dispuesto a defender con su vida su amor. Yusbel lo miro a los ojos con el mismo pensamiento.

Epilogo

Diana caminaba, nerviosa con su hija en brazos. Vio a su padre junto algunos siniestros hombres en la plaza. Miles de dudas, pululaban en su cabeza. Esta noche, tenía que hablar con su esposo. Miro a su hija. Casi la pierde por culpa de las maquinaciones de la Reina Catalina, no permitiría que nada le ocurra a su hija, ni a sus seres queridos.

Tenía un presentimiento que pronto la malvada reina escaparía y los molestaría de nuevo. No la dejarían, sus preocupaciones se borraron cuando vio en la puerta de la casa a su Arik. Alegre fue a sus brazos mientras él la besaba y acariciaba la frente de su hija.

Gregory montaba a caballo junto con Ariel, contento de tener tiempo para los dos. Últimamente sus  ocupaban toda su mente, fuerzas y corazón. Era muy feliz al ser padre, sin embargo, lo que más le alegraba, era la felicidad de Ariel. La forma en que los niños era ya parte de su vida. No podía quererlos más si hubieran sido hijos suyos.

Cabalgo más fuerte retando a su esposa. Llevándola a su sitio preferido para amarla lentamente en secreto como un par de enamorados.

Rebeca buscaba a Darius, que estaba en la oficina de mal humor retando a uno de los hombres de Arik, intentando mejorar las defensas del castillo. Cuando la vio su cara cambio. Hizo que el hombre se fuera y la beso lentamente. Luego le mostró sus planes de defensa.Rebeca rió pensando como seducirlo.

Annia aun sostenía la nota que Nicolás le dio en la boda de Yusbel no entendía, porque aun la conservaba o la razón de que siempre que la veía reía y sus ganas de matarlo disminuían.

La volvió a leer, dándose cuenta que lo extrañaba. Se había ido por una semana y lo echaba de menos. Él siempre le hacía morir de iras pero últimamente desde el momento en que le beso siempre estaba rodándola. No importara cuantas veces lo rechaza siempre estaba junto a ella.

Miro la mota nuevamente. En ella decía.

Sé que no quisiste ir conmigo. Pero ahí estaré junto a ti. Por qué me haces falta. No sé que extraño más tus besos o tus golpes. Lo único que sé es que no puedo alejarme de ti.

Nicolás

Annia casi llora a leer la nota. Cuando alguien abrió la puerta era Nicolás con dos helados de chocolate en la mano.

―¿Quieres caminar conmigo, te extrañado? 

―Le dijo

Annia guardo la nota en su bolsillo y protestando tomo el helado de chocolate.

―Te detesto lo sabes. ― Contesto, tomando el helado, muy feliz de verlo.

Garnier tocaba el violín mientras Yusbel bailaba al ritmo de su canción cuanto tiempo había soñado tenerla en esa sala y amarla lentamente ahora ya no era un sueño Estaban juntos para siempre nadie los podía separar.

Yusbel se le acerco mientras se desnudaba y le decía.

―Te amo. Sabes, esto parece a un sueño, que tuve.

Él acalló sus palabras besándola fuertemente. No era un sueño por fin estaban juntos amándose para toda la vida.

Fin