Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Corazones en la niebla. Capitulo 21

Bueno aquí les dejo uno de mis capítulos predilectos espero qu les guste mucho. 

 Capitulo 21

 Confesiones en la oscuridad 



 Nicolás estaba adolorido, se sentía incomodo y desvalido al encontrarse ciego lo hicieron sentar en una silla dura. Estaba solo esperando, que lo atendieran, una voz mandona, que reconoció como la princesa dragón.  Le mando a levantarse el pantalón, para revisar su pierna derecha.

Annia llevaba materiales para vendar a Nicolás. A ella le fastidio sobremanera como Adela daba ordenes y estaba junto a él. Nunca en su vida se había puesto celosa. Sin embargo, todo su ser quería estallar, por la forma en como coqueteaba esa estúpida con él. Lo peor fue cuando, vio que Nicolás le sonrío y bromeo con la mujer. Elogiándola por su actuación en Anexu. 

 Furiosa, le dio las vendas a la princesa y se fue sin decir palabra. Nicolás estaba esperando que Annia se sentará junto a él, pero ni siquiera volvió. Se preguntaba que le pasaba, lo peor es que la necesitaba y eso le causaba más miedo que mostrar su ceguera. Por suerte, cuando llegaron a la base militar Garnier y la princesa dragón lo ayudaron a salir. Como su pie estaba torcido, nadie se dio cuenta de su mayor problema . 

 Annia se mordía el labio y temblaba de las iras, viendo a Nicolás apoyarse en la princesa, Garnier estaba a su lado junto con su esposa hablando con ellos. 

Se paró a respirar iba llorar o golpear a ese hombre, cuando oyó la voz del rey Epifanio. 

 ―Tiene mucha suerte, ese muchacho Fritz 

 ―¿Por qué su majestad? 

― Dijo Annia alejándose de él . 

 El rey tomó su brazo y le hablo seriamente examinándola. 

― Acompáñame bella Annia. Ella asintió, sin ganas caminando lentamente. 

 ―Te dije, que ese muchacho tonto tiene suerte. Porque estás loca por él. 

 ―Yo, yo no estoy interesada en él. 

 ―No me engañas y no te mientas. Miras a mi sobrina como si quisieras dejarla calva, sino supiera que sabe defenderse temiera por su integridad. 

 Annia rió . 

 El rey Epifanio la miro y le susurro para que ella lo oyera. 

 ―Si ese muchacho, es el hombre que amas. No pierdas el tiempo en celos tontos. El verdadero amor solo se encuentra una vez. Te lo dice un viejo que lo perdió demasiado joven y no se dio cuenta del tesoro que tenía. 

 Annia sé voltio a observarlo, el rey lucía diferente cansado y muy triste. Por primera vez sintió algo de simpatía por él. Estuvieron juntos callados unos minutos luego el rey la dejo parada en la entrada de la base militar en la que se encontraban. 

 Nicolás se sentía terriblemente ofendido y furioso con Annia, no se acercó ni una vez hacia él. Lo primero que vio al recuperar la vista, fue que ella hablaba con ese rey pervertido como si fueran amigos o amantes. Lo único que le detuvo de pegar a ese hombre fue que apenas podía moverse. 

Estuvo un buen rato solo en su habitación rumiando contra Annia, cuando entro Garnier seguido por su hermano, que estaba vendado. 

 ―Hemos hablado con Gregory y el rey Epifanio, nos quedaremos algunos días aquí. Hay muchas fuentes investigación además del libro que rescataste. Por el momento descansa Nicolás mañana a primera hora empezaremos a trabajar. 

 Nicolás no pudo contenerse y pregunto. ―¿Las mujeres se quedaran aquí también? 

 ―Solo por dos días máximo tres. No podemos desdeñar la hospitalidad del rey. Se acercó a su hermano y chasqueo los dedos para crear una barrera y que nadie le pudiera oír. Mañana con motivo de conocer la frontera, iremos una comisión a examinar que paso con el rey de Dumar. 

Darius le contó el mensaje de peligro y el miedo de Gregory por su otro aliado. Estuvieron discutiendo un buen rato, lo que harían. El hechicero a punto de irse dijo. 

 ―Ahora hermanito, descansa. No olvides ir un rato a gran cena que dará el rey en honor de nosotros, pero no te desveles. 

 ―No tengo 5 años para tener un horario de ir a dormir, Cristian ya soy mayor de edad. 

 ―No lo había notado― dijo Darius riéndose. 

 ―¿Y como están el resto? 

 ―Bien, aunque siento a Rafael un poco raro. Luego de hablar contigo voy a visitarlo. 

 ―Ve, yo estoy bien. Solo un poco cansando. 

 ―No me has preguntado por ella. 

 ―¿Por quién? 

 ―Annia 

 ―No me importa. Me imagino que esta con el rey Epifanio. 

 ―Nicolás a veces me olvido lo tonto que eres. Ella estaba celosa no se acercó porque estabas junto a la princesa Adela. 

 Nicolás se quedo pensando en eso un buen tiempo y decidió que hablaría con ella a la hora del banquete. 

 *** 

 Annia no estaba de humor para asistir al banquete del rey Epifanio, por más que su prima le insistió mintió sobre una fuerte migraña y se excusó. Se sentía aburrida y tenía unas ganas de ver que pasaba con Nicolás y la princesa Adela pero al mismo tiempo no quería verlos. Camino por la habitación intento leer, ver la bola de cristal. 

Al fin cedió. Se vistió de forma sencilla para no levantar sospecha, así espiar a Nicolás y la princesa dragón con total calma. Los encontró en el jardín hablando animadamente. Él sonreía y hasta le tomaba la mano. 

 Ella no pudo resistir la desilusión y salio corriendo a su habitación, con el corazón roto. Nicolás reía encantado la princesa Dragón que le contaba como Annia suplico para que le permitiera bajar y lucho con fiereza por liberarlo. Le dio la mano en señal de agradecimiento y se despidió de ella.

Meditando por qué Annia no bajo a la cena, no podía esperar verla al otro día y no quería que ella le tire la puerta en la cara así que decidió subir a su habitación. Le habían vendado la pierna a base de cremas y de un hechizo podía caminar normalmente. Sin embargo, el médico le había indicado que no la forzara. Esperaba no hacerlo fue a su nave para sacar el equipo que necesitaba para entrar a escondidas en la habitación de ella. 

 Annia se tiró a la cama y se puso a llorar un buen rato. Ni siquiera se molestó en prender la luz. Miro la muñeca que le había dado Nicolás. Estuvo tentada a romperla, pero no pudo en vez de eso fue al baño a lavarse el rostro e intentar dormir. Salio del baño un poco más tranquila, oyó un ruido extraño iba prender la luz cuando la voz de Nicolás le detuvo. 

 ―No lo hagas 

 ―¿Qué haces en mi habitación?  Dijo Annia prendiendo la luz. 

 ―Visitarte ¿por qué me has evadido? 

―Pensé, que estabas más a gusto con la princesa dragón. 

 ―Si fuera así no te buscara― Respondió Nicolás sintiendo un gran dolor en la pierna y apoyándose en una silla. Annia vio su dolor. No le importo las iras que sentía y se acercó a él. 

―Deja que te examine esa herida. 

 ―No soy un niño. 

 ―Entonces márchate. 

 ―Annia, por favor. 

 ―Lárgate o grito. 

 Nicolás en se paró con gran dolor, se dirigió a la puerta y miro Annia fijamente y en vez de salir por la puerta apago la luz Luego dijo en voz baja. 

 ―Estamos a oscuras apenas podemos vernos. De esa forma puedo decirte lo que pienso y siento. Por qué con la luz prendida tengo miedo de afrontarlo. 

 Annia siento miedo que me tengas lastima por mí. Que pienses, que soy débil. 

 ―Yo nunca pensaría en eso 

― Respondió Annia buscándolo en la oscuridad. Nicolás es mejor que te revise la pierna. 

 Él se aproximó a ella moviéndose con lentitud 

 ―No. Lo harás luego. Solo quiero que me respondas algo ¿estás celosa? 

 ―No ―mintió Annia feliz de que no pudiera ver su rostro. 

 ―Lo estás. Estoy seguro. No tienes ningún motivo desde hace más de tres años solo hay una mujer en mi vida. La primera vez que la vi era una imagen borrosa como si una neblina no me permitiera ver su rostro. Sin embargo, más tarde la mire y conocí. Desde ese momento su imagen me acosa, la deseo tanto que mi cuerpo parece tener fiebre de ella . 

Esa mujer eres tú. Solo necesito oler tu perfume, oír tu voz para ponerme duro y con ganas de estar dentro de ti tan profundo que no exista nadie más. 

 Annia se estremeció a oír esas palabras y sentir el calor de Nicolás que se había acercado a ella y con un dedo empezó a acariciar su cuello. 

 ―Te deseo Annia. En estos tres años quise quitarte de mi mente. Creí que me había vuelto impotente, porque solo tú haces que mi cuerpo se excite. Solo tú haces que mi corazón lata. No sé que viste para ponerte celosa. 

Ni siquiera te entiendo, a veces me desesperas. Eres malcriada, necia y un poco ofuscada pero te necesito y tengo miedo de hacerlo. ― Sus dedos dejaron de acariciar a Annia . 

 Él se alejó de ella y prendió la luz dispuesto a marcharse. 

Annia no quería que se vaya. 

 ―Apágala. 

 ―¿Estás segura? 

 ―Sí.  Nicolás apago la luz, se quedaron en silencio. 

Annia respiro profundamente antes de hablar. 

 ―Yo también tengo miedo, nunca he sentido algo por nadie. Nunca creí en el amor. Cuando me gusto alguien probé el sexo a pesar de que solo sentía cariño por él. No sé que mujer esperas, pero yo no soy ella. 

 Odio sentirme atada, pensar en ti es un tormento. Siempre estás metiendo la pata y aun así solo necesito verte para querer lanzarme en tus brazos Cuando supe que podrías estar peligro deje de tener paz, apenas respiraba. Hoy cuando te vi con esa araña, tuve tanto desasosiego al pensar que podías dejarme. Preferí salir corriendo, que afrontar el perderte. 

―Menuda pareja, hacemos.  Ella se rió sin ganas. 

 ―Solo abrázame, mientras estemos en la oscuridad. Estuvieron así un buen rato luego hasta que Nicolás ― Dijo Podemos sentarnos 

 ―Por la diosa será, mejor que te examine esa pierna. Nicolás sin fuerzas asintió. 

 Ella prendió la luz , luego toco su pierna en busca de inflación y comprobó que él había forzado su pierna. Fue al cuarto de su prima y tomo una pomada de ahí agradeciendo que ella aún siguiera en el banquete. 

 Nicolás estaba acostado muy cansado ella le hizo subir el pantalón nuevamente y le puso algo que quemaba en su pierna. aunque más le quemaba su contacto la deseaba tanto que solo podía cerrar los ojos para no tomarla en esa cama. Annia dejo de ponerle la medicina y dijo. 

 ―Será mejor que descanses. Nicolás se puso de pie para irse pero ella lo detuvo. 

 ―Quédate.  Él apagó las luces de un chasquido y se recostó en la cama. 

Annia se acostó a su lado y lo abrazo. No dijeron ni una palabra más, se quedaron abrazados dándose calor y acariciándose despacio. Annia sintió cuando él se quedó dormido y le dijo en voz baja mientras estrechaba su cuerpo 

 ―Te amo Nicolás Fritz. Nicolás sonrió y susurro en contra de su piel. ―Te amo Annia Zor.


6 comentarios:

La sonrisa de Hiperion dijo...

De nuevo en tu casa...

Saludos y un abrazo.

Lilyka dijo...

AHHHH Me muero, me encanto!!! Oh par de babosos casi no se vuelven a hablar por tonterias como 2 chiquitos. Ya era hora de que dijeran lo que sentian.

MariCari dijo...

Qué bonito Citu, me ha gustado mucho, has estado jugando con ellos, con reunirlos con no reunirlos, con ponerles celosos, y luego... con declararse mutuamente su amor, no ha sido una declaración con rosas rojas... pero... ha sido muy tierna... Bss, amiga, cúidate, corazón.

Lectora Nocturna dijo...

el capi me ha impactado. esta muy interesante. seguire leyendo pero voy como los cangrejos, hacia atras jijijiji

saludis vampi

Irene Comendador dijo...

Hola mi bellisima princesa, gracias cariño por tenerme presente siempre, no sabes lo que echo de menos, muchisimo, creo que no tarde en volver a mi mundo blogero, pero sea como sea que sepas que te quiero mucho mi Citu, nunca lo olvides, y en cuanto regrese me pondré al dia con tus lecturas, que echo de menos sumergirme en el talento que desbordas.
Besos gigantes y hasta pronto nena :DD

Iris Martinaya dijo...

Que bonita escena! Voy por otro capítulo. Que tengas una estupenda semana Citu.

Besos miles!