El desierto de mi corazón. Capitulo 2

Aquí tiene un nuevo capitulo espero que les guste y le deseo una buena semana. 

Capitulo 2

Un error 

Pumamarca- Argentina.

Ana camina a través de un bosque, muy espeso. Temblaba por el frió, se frotó las manos y miro a las estrellas, perdiéndose en ellas un momento. Sintió que alguien la besaba en el cuello.

 ― Te extrañe tanto no puedo vivir sin ti. ―  La muchacha se volteó a verlo. Cuando oyó un maullido, que le despertó.

― Solo era un sueño ― Se dijo. Cerró los ojos intentando volverse a dormir y soñar lo mismo. Aún, faltaba tiempo para levantarse. Estuvo unos momentos entre inconsciente intentando ver el bosque en el andaba hace un rato. Casi lo había logrado cuando oyó un pitido era la alarma. 

 ― Mierda ― bostezo, mirando a Harry, su gato, igual de soñoliento. 

Se vistió rápidamente pronto tendría que hacer el desayuno. Su abuela era estricta con lo de los horarios. Todavía medio dormida, se dirigió a la cocina. Ya la anciana estaba despierta, de mal humor y lavando los platos. Ana encendió la tetera para hacer café y fue al horno para calentar el pan. En ese momento estornudo. Su abuela la miro de reojo, con una mueca en el rostro. 

 ― Ayer llegaste, empapada. ¿perdiste nuevamente otro paraguas? 

Ana asintió sin ganas, mientras cortaba naranjas para hacer jugo. El rostro de la anciana se volvió rojo. 

 ― Siempre estas, perdiendo las cosas. Sabes todos los sacrificios que hago para que te eduques. Hasta por ti, tengo que soportar a ese animal roñoso. 

¿Y tú que haces? Pierdes cada rato las cosas que te compro, apenas te aplicas en tus estudios. Siempre pensando en las musarañas. Crees que el dinero se da en los árboles. 

 Lanzo un suspiro en señal de alguna respuesta. Pero Ana solo cortaba las naranjas e intentaba no llorar. 

 Desayunaron en silencio Ana jugando con la comida que luego voto y su abuela que comió sin darse cuenta que su nieta no lo hizo. Más tarde,   ambas se marcharían de la casa. La primera a su trabajo en la biblioteca y la segunda a clases. 

 Ana estuvo distraída y alicaída todo el día. Ni si quiera le animo que se quedaría toda la tarde sola en casa y que podría tocar el piano sin que su  abuela le moleste. 

 Cuando llego dio de comer al gato y fue como hipnotizada a su refugio. Estuvo jugando con las teclas un rato, sin conseguir nada. Así,  que salio de su cuarto de música y fue haber si jugaba un momento con la computadora. Así, paso un buen rato hasta que oyó maullar a Harry y luego oyó un gran estruendo. 

 ― Mierda, ― grito. Se le olvido cerrar la habitación de su abuela cuando había pasado a barrer. Entro el gato había botado un florero una caja de música y unos cuantos libros. 

Regaño a Harry y se dispuso a arreglar el desbarajuste. Lo primero que hizo fue buscar y pegar los trozos del jarrón. Tranquila, porque no se notaba que fue pegado. Se dispuso a ver si el cofre no sufrió daños. Se había abierto,  pero aún sonaba bien. Respiro aliviada. 

Con la mirada indago si faltaba algo, fue cuando vio cientos de cartas dentro del cofre. Lo que más le intrigo fue que eran de su padre. Eso era extraño, ya que  abandono a su madre y a ella cuando tenía  10 años para  irse a España a conseguir  una mejor vida. Nunca  más supo de  él. Ni siquiera, le llamo cuando su madre murió 2 años después por  culpa del cáncer.

 Se sentó casi sin fuerzas en la cama mientras las abría. Y solo pensaba Tiene que ser un error. No puede estar pasando, su padre le había escrito y pensado en ella. ¿Por qué su abuela lo oculto?

Manhanttan- EEUU

Urian miraba el reloj, aburrido, mientras jugaba con su caja de cigarrillos. Había tenido una mañana terrible y el día solo comenzó. Había despertado en un motel barato junto con una rubia tonta. Le dolía la cabeza y se sentía arrepentido. A él le gustaban mujeres más reales y no tan sintéticas, tener sexo con ella fue como haber ido al dentista. Con hastió fue a ducharse. Era de madrugada lo más probable es que esa noche ya no dormiría. Cuando salio de la ducha la rubia sintética lloraba sin parar. Lo miro con asco como si le hubiera violado, cuando él se acercó casi grito. 

 ― No te voy hacer daño. Fue tu idea, venir conmigo . No te obligue a nada. 

 Ella lloro más fuerte, sin responderle. Él decidió no hacerle caso y vestirse para irse del aquel lugar lo más rápido posible. La muchacha lloraba tanto que parecía que se iba deshidratar. Urian le volvió a mirar, sin saber que hacer. Parte de él quería salir corriendo pero la mujer le inspiraba lastima. 

 ― Fue un error. 

 Él suspiro, tomo un poco de papel y se lo tiro para que secase sus lágrimas. Camino a la puerta, no era la primera vez que oyó decir eso de él. Ya debería estar acostumbrado. Metió la mano en el bolsillo y saco un cigarrillo, abriendo la puerta para marcharse. 

 ― Por favor, no te vayas. Tengo miedo de tomar un taxi en este lugar.― Dijo mirando la habitación con asco como si estuviera rodeada de cucarachas. 

 Urian lamento no haberse ido cuando pudo. Estuvo toda la madrugada y parte de la mañana . Tratando de calmar a la Barbie psicótica con la que se lió. Eran las 11 de la mañana cuando por fin se libró de ella, e iba tarde al trabajo. Como siempre Maggi su ayudante lo miro con reprobación, al ver llegado tarde a la junta antes del menú diario. Se puso al fondo para que Karen, la esposa del dueño del restaurante no lo viera. 

Sin embargo, su táctica falló al momento que su hermano Henrik lo llamo para hacerle acuerdo de la cena y la sorpresa que quería dar a su familia. Urian, ante la cara de enfado de su jefa salio hablar en patio Su medio hermano siempre lo llamaba y buscaba. No había semana que no estuviera pendiente de él. Era un fastidio, pero era su única familia. Solo él no lo consideraba un error. Esa noche como las 9 salio dejando a cargo a Maggi y fue a cenar con su familia. Su hermano había planeado esa velada hace unas semanas. Hasta su madre había accedido venir desde Holanda. 

 Urian se sorprendió de haber llegado temprano tan solo Henrik estaba en la mesa. Se lo veía un poco pálido y preocupado, y aunque no lo deseaba se preocupó por él. Su madre llegó a los poco minutos, cuando lo vio hizo una mueca de disgusto y ni lo saludo. A Urian no le importo, más bien lo complació y no hizo el menor gesto de acercarse a ella . 

Luego de unos minutos de tensión llego una muchacha rubia. Herrick la presento como su novia. El chef casi resbala de su silla; era la rubia tonta que ligo la noche anterior La mujer casi grita, lo bueno es que llego el camarero en ese minuto para atenderlos. Debía ser un error, las cosas no podían fastidiarse más.