Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

lunes, 13 de febrero de 2012

El desierto de tu corazón. Capitulo 10

Estamos en una nueva semana y espero que esta les traiga muchas alegrías les mando un beso y les pongo un nuevo capitulo, espero que les guste. 

 Capitulo 10 

Ladrones 



 La lluvia arrasaba , Ana temblaba mientras se frotaba las manos para darse calor. Ambos se guarecían de la lluvia en un portón. Urian intentaba llamar a un taxi pero al parecer se le acabo el saldo y el teléfono de Ana ya no tenía batería. 

 ― Shit, ¿wat doen we nu? (Mierda, ¿ Qué hacemos ahora?) 

 ― No otra vez, odio cuando haces eso. 

 ― ¿ Qué? 

 ―Hablas en holandés, eres un mal educado. 

 ― Y tú una insoportable. 

 ― Prefiero mojarme antes que aguantarte.

 ― Afscheid ( Adiós)  ― Ana le hizo un gesto obsceno con el dedo y corrió a toda velocidad. Minutos después se resbalaba y caía al suelo. 

 Urian solo oyó un grito. Debía dejarla en la lluvia, mas no lo hizo. Camino hacia el lugar donde estaba ella con el pantalón roto llena de lodo y apunto de llorar. 

 ― ¿Por qué siempre me encuentras en los peores momentos? 

 ― Suerte. 

 Urian la levanto del piso. 

 ― No lo hagas. 

 ― Tarde. 

 ― ¿Por qué me rescataste?

 ― Ni idea. 

 Se quedaron un momento en silencio. 

 ― ¿Te puedo hacer una pregunta? 

 ― ¿Cómo si eso te detuviera? 

 ― ¿Por qué a vvveces me hablas en holllllandés? 

 ― No sé tal vez porque me vuelves loco. ─ Cuando Urian expreso esas palabras ella tembló de deseo. Él parecía como si fuera a besarla, pero en el último momento la puso en el piso. 

 ― ¿Quédate aquí? 

 ―¿ Qué vas hacer? 

 ― Buscar un mejor refugio. Lo vio, revisar puertas y ventanas. 

 ─ ¿Vas alienar esta casa? 

 Urian se volteó, y con sonrisa lobuna dijo. 

─ ¿Entras? Ana se quedó parada, sin saber que hacer . 

 ─¿Te vas a quedar parada? Después que me tome tantas molestias e hice algo que jure no volver hacer. Ana le miro ternura y pregunto. 

 ─ ¿Por qué tantas molestias? No soy tan importante. 

 ─ Claro que lo eres. Más de lo que te imaginas. ─ Tomo la mano de ella y la arrastro a sus brazos. Estaba tan cerca de Ana que podía sentir su aliento, ver sus largas pestañas. Era tan guapo que se sentía mareada. Sus labios eran tan tentadores, que se preguntó ¿cómo sería besarlos. Se estremeció cuando le toco sus mejillas, sus manos no eran delicadas pero esa caricia era tan dulce, como adictiva. 

 Se acercó la iba besar, pero no en la boca sus labios rozaron su frente. 

 ─ Niña, tonta eres como el sol que se adentra en tu piel y haces que te necesiten todo el tiempo. Ni entiendo el momento en que… 

 Ana se aproximó más a él quería sumergirse en su olor a cuero y tabaco. Necesitaba sentir su calor. Urian se quedó aterrado cuando le tomo cariño a la tartosa. Si seguía así iba a besarla, era mejor separarse porque si tomaba sus labios sabía que no pararía. 

 ─ Estás temblando, será mejor que entremos. 

 Ana asintió y para hacer algo pregunto. ¿Cómo empezaste a robar? Urian investigo la casa vieja, era enorme, no quería hablar de su pasado. Pero al ver la cara ansiosa de ella, era mejor que supiese lo terrible que era. 

 ─ No me acuerdo. Creo, que a los 15 años estaba en un internado en Inglaterra y tenía que conseguir plata para drogarme. A los 16 me expulsaron porque apenas podía pararme de lo mal que andaba. Así que salí de ahí y empecé a ver el mundo. Esperaba que ella sintiese lastima o asco, pero solo lo miraba. 

 ─ ¿Y tus padres? 

 ─ No los tengo, mi padre ni sabe que existo y para mi madre fui un error. Según sus propias palabras, fue criado hasta los doce por mi abuela, cuando ella murió la solución de mi madre fue mandarme a un internado.

 Cuando me expulsaron , me dio el ultimátum me enmendaba o me iba la calle. Así que desde los 16 me he mantenido. Dejo de explorar la casa para ver la expresión de sus ojos . Se imaginaba que sentiría lastima o algo, pero le sorprendió que ella lo miraba de la misma forma que siempre. 

─ Te entiendo, sé como te sientes y difiero con tu madre no eres un error. 

 ─ ¿Cómo lo sabes? 

 ─ Lo sé. Él se acercó a confrontarla. 

Ella lo miraba sonriente , tan bella que solo deseaba desnudarle y probar su piel hasta terminar saciado. Para disipar su deseo pregunto. 

 ─ ¿Cómo lo sabes? 

 ─ Lo sé. ─ Ella se puso de puntilla y tomo su mejilla. Urian apenas podía respirar, solo debía acercarse un poco más y la besaría. A pesar de sus deseos, se separó de ella y pregunto con la intención que Ana se enojara. 

 ─ ¿ Cuéntame algo de ti ? 

 Ana se horrorizó, que estaba a punto de hacer si él no se separaba de ella . Hubiera probado su labios. Trato de pensar en otra cosa, que disipara le deseo y se concentró en la pregunta que le hizo Urian. 

 ─ Mi padre nos abandono a mi madre y a mi cuando tenía 7 años. Yo también fui criada con mi abuela. Son fregadas, a veces creo que la mía me va sacar canas verdes. 

 ─ No tienes idea, la mía era una maniática del orden. Ella me enseño a cocinar. 

 Ana se quedo mirando los ojos verdes de Urian que brillaban cuando hablaba de su abuela y sintió que extrañaba a la suya en la noche la llamaría. 

 ─ ¿Por ella eres chef? 

 ─ No, tal vez, en parte. Para cambiar de tema el dijo 

― Este mausoleo es enorme.

 ― Es hermosa. Urian miro la casa y luego a Ana que estaba mojada llena de barro y con los ojos brillantes.

― Es hermosa, parece común hasta que la miras bien y es encantadora. 

 ― Tienes razón. Se quedaron callados hasta que Urian pregunto algo que le intrigaba. 

 ― ¿Qué relación tienes con el dueño del hotel? 

 ― ¿Cómo sabes de él? 

 ― Yo, pregunte primero ―dijo Urian entrando a la cocina de la casa. Era enorme con un toque antiguo pero muy cómoda. 

 ― Es mi padre ¿Cómo sabías que tenía algo con él? 

 ― Te vi hablar con él, también me amenazo si te hacía algo. 

 ― Que raro según mi padre no puedo formar parte de su vida. 

 ― Es un asno, no sabe lo que se pierde. Ana sonrió y estornudo. 

 ― Que estúpido, que soy entramos aquí para que entres en calor. Yo voy a buscar algo seco que podamos utilizar, tú haz lo mismo en la planta baja. 

 ― Sí, mi capitán. Ana entro a un gran salón que tenía una chimenea vieja y un piano lleno de polvo. Cuando lo vio se acordó del suyo con gran nostalgia. Lo que más extrañaba de Pumamarca era tocar. A punto de llorar toco unas de las teclas, luego como hipnotizada empezó a tocar la canción que tenía a medio acabar. Hasta que oyó a lo lejos la voz de Urian. 

 ― ¿Ana donde estas? Ana estornudo, estuvo a punto de alejarse del piano. 

 ― ¿Tocas? 

 Ana lo miro y parecía que hombre que estaba a su alrededor era muy diferente del gigante que le caía mal. Algo el rato que entraron en esa casa hizo que todo cambie. Tratando de ser sincera con él dijo. 

 ― Te acuerdas esa tarde en el parque cuando me decías que significa cocinar, lo mismo me pasa cuando toco el piano. Estaba tan molesta que te mentí. Espero que Urian le reclamara, pero él solo le dio una sonrisa, que hizo que le ella se derrita. 

 ― Vístete y aséate. ― Le dio unas sabanas viejas. Mientras lavo nuestras ropas. Encontré en la cocina una lavadora vieja luego calentaremos nuestras ropas en el horno. 

 ― Claro, ya voy. 

 ― Ana. 

 ― ¿Sí? 

 ― ¿Podrías tocar para mí? 

 Ana miro al suelo mientras le respondía muy colorada. 

 ― Nunca antes he tocado para nadie. Mi profesora Noelia me decía que me falta mucha técnica.  

― Lo veré cuando toques para mí. Ana no podía resistirse a esos ojos verdes. 

 ― Sssi, achuuuu. 

 Luego envuelta en una sabana se sentó en la banqueta junto al piano y toco las canciones que Noelia le enseño. Hubo muchas veces que se equivocó, más de lo acostumbrado porque sabía que él la miraba. Ana después de tocar unas 5 canciones, se volteó y dijo tímidamente. 

 ― Te lo advertí, no soy muy buena. Mejor me toco cuando compongo mis propias canciones. Urian se aproximó, a ella y estuvo a punto de rozarle la espalda. 

― A mí me gusto. ¿Por qué no me tocas una canción tuya? 

 ― Me da vergüenza.

 ― Hazlo, por favor. 

 Ana sonrió cuando le contesto. ― Con una condición . 

 ― ¿Cuál? 

 ― Anoche baile con todos menos contigo. 

 ― Lo sé, no me gusta bailar. 

─ Urian se alejó a la sombra, aun se sentía celoso Ana fue en su busca y le reto. 

 ― Gallina. 

 ― Toca, lo haré. Más nerviosa que de costumbre ni Noelia había oído sus canciones se dirigió nuevamente al piano y empezó tocar. 

 Nunca se sintió tan compenetrada con una canción. Estaba a punto de llorar, se volteo y vio que no era la única Urian también tenía los ojos llorosos. 

 ― Viste, no soy gran cosa. Él casi si voz le respondió. 

 ― Fue grandioso eres una tonta tocas como los Ángeles . 

 Ella se puso colorada y sonrió tontamente. Estuvieron en un silencio incomodo. 

 ― Parece que ya ha escampado, será mejor ver si la ropa esta seca para irnos. 

 ― Aún no, me debes un baile. 

 ― No hay música. 

 ― Yo me encargaré. 

 Él se le acerco la ayudo a levantar y la estrecho en sus brazos mientras ella silbaba. 

Al principio bailaban torpemente hasta que se quedaron mirando a los ojos. Urian no se pudo contener e hizo lo que había deseado toda la mañana. Tomo la barbilla de Ana y acerco sus labios contra los suyos en una caricia lenta.




3 comentarios:

Anna Soler dijo...

Que bonito, me encantó ese momento.

Un super beso mi niña.

mientrasleo dijo...

Y la besó!!!
Vaya, que ganas de ver como sigue..
Besos

MariCari dijo...

Anda, anda... que ya era hora, si es que la música amansa a las fieras, je, je... un besito suave por San Valentín también para ti...