Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

viernes, 5 de junio de 2015

Ilumina mi corazón. Capítulo 12 ( Primera parte)

Hola, ¿cómo están ?  Muchas gracias,  por  su preocupación. Ya estoy mejor  de la  jaqueca  que tuve.  Espero que este  capítulo les guste   es  muy romántico  Van a ser testigos  del encuentro entre  Sebastián  y  Amelia.  Espero que  este pequeño  relato sea  de su  agrado.

Capítulo 12



Para  Amelia  en ese  momento  no existían nada y nadie  más. Sebastián se sorprendió cuando ella puso sus labios encima de los suyos. Todo su cuerpo se estremeció de deseo. Hubiera podido esperar una explosión, que caigan del cielo ranas y culebras pero nunca que  su musa lo besara.
Se separó por  unos  minutos  de ella. Amelia sintió miedo no era tan experta dando besos solo había tenido un enamorado, después de unos cuantos besos y demasiadas discusiones terminaron.
Lo miró a los ojos temblando, llena de incertidumbre. Sebastián también la observó fijamente. Ambos por la expresión de su rostro  tenían dudas, deseo y algo que nuevo que ninguno de ellos podía explicar.  Se miraron nuevamente estremeciéndose aunque no por la ligera  llovizna;  ninguno de los dos hablaba, ya que no sabían que  decir  acerca de la situación que experimentaban en ese momento. Sebastián tomó su barbilla y acercó sus labios a los de ella tímidamente al principio saboreando , estudiando su forma, como si fueran una delicada flor. Luego si poder detenerse le besó con desesperación como un adicto, que encontró una droga muy especial.





Amelia no podía creerlo era diferente sensación a los besos aguados de su ex. Con Sebastián sentía que se quemaba, sus labios eran más ricos que el chocolate, le daban una emoción extraña que ni siquiera, leer, bailar, u otro hombre había logrado producir;  así se debía sentir el cielo.
Sebastián necesitaba más;  no solo sus labios, necesitaba estar a dentro suyo. Tímidamente con su lengua hizo abriera la boca Amelia lo hizo con reserva, pero luego se perdió en la sensación y dio tanto como tomó. Querían reducir los espacios. Se olvidaron, que estaban en media calle, que llovía. Lo único  que  ambos deseaban era estar lo más cerca posible el uno del otro se abrazaban y besaban con ansias como si en el momento que dejaran de besarse el mundo acabaría en  cualquier momento.
Amelia solo podía  sentir  el roce de  los  labios  de  Sebastián  con  los  de  ella.  Como   la  lengua  de  él jugaba  con la suya  y  a pesar  de  la  lluvia ella  sentía  un  calor  que le recorría  todo  el cuerpo. Hasta  podía oír campanas,  como decían en las películas  que le gustaban  a su difunta abuela.



Sebastián  con pesar  terminó  el beso. Amelia   se sonrojó, y con miedo pensó en lo que  ese  hombre estaría creyendo sobre ella.  Casi podía  oír las palabras    de  sor  Inés;  una  de las   monjas  que  le educó en el colegio — “ Una  señorita  decente  no  se  besa  con cualquiera en la calle  y mucho menos con un conocido por   muy atractivo que  este  sea”.  Por  un momento  pudo ver  a  sor Inés    mirándola de  forma  reprobatoria, cerró los ojos  asustada.  Cuando  los volvió  abrir en   lugar  de  los ojos   oscuros  de la monja.  Miró  a unos    hermosos  y grandes  ojos  azules  que  la devoraban  y convirtiéndola  en gelatina.
—Tu  celular  está  sonando.


Se  alejó  un  poco  de  él, para contestar  la llamada de su mejor  amiga.  Pensó que  nadie  podía  culparla  por   matarla.
—¿Cruzaste?
—¿Para eso  me  llamas?
—No,  me  respondiste  ¿cruzaste?
—Si,  y ahora  estoy  ocupada.
—Naida ( mierda en  finlandés )
—Me vas a contar   todo  con lujo  de detalles.
—Sí.
—Nos  vemos  en la cafetería  de  mi  facultad  a  las  2.  Tengo  que pedirte  un consejo  sobre  Pablo.
—Hablamos luego. Adiós,  cuídate
Sebastián   miraba  a  Amelia    caminar  y  estar   un  poco sonrojada  con los labios hinchados  después  de haber  sido  besada.  Él  que había  decidido alejarse  de ella.  Solo  tenía  que  verla  para  hacer  todo lo contrario.  Sintió miedo  que ella se  arrepienta  de  haberlo  besado.
Amelia  se acercó  a  Sebastián   no  sabía   qué  decir,  hace  unos  minutos  lo había  besado  y ahora    parte  de  ella  quería  salir  corriendo hasta  su casa.
—Deberíamos  ir  a escampar, tal  vez  tomar  un  café.
Amelia  asintió,  aunque ninguno  de los  dos  se movió del lugar. Empezó a granizar  Sebastián se sacó la chaqueta y se la dio a Amelia para que se cubriera, sin embargo, ella lo rechazó e hizo que los dos muy juntos se cubrieran con ella. Él sentía como palpitaba el corazón de ella. A pesar de que llovían ellos caminaron lento Hablando poco al principio;luego riendo, conociéndose y sintiéndose más  allá  que cualquier experiencia  que ambos  habían  tenido en su vida.



Cuando llegaron a  la  cafetería se sentaron  en   la última  mesa  desocupada. Sebastián  fue  a  ordenar  un par de  cafés  con  unos emparedados de  jamón con queso.  Estaba  muy nervioso,  temía  que  se le  cayera  el contenido.   Trabajaba como mesero  8  horas  al día  y le temblaban  las manos    al  ver  los ojos  negros de Amelia. Agradeció  que    entraron  a esa    pequeña cafetería .  Temía   y  al mismo tiempo  deseaba   besarla  de nuevo. Sabía  que  si lo hacía  no  se conformaría  solo  besarla; deseaba  sentir    la piel  de  Amelia,  su  sabor, oír  sus gemidos  de placer. Aún  podía  recordar cómo  se  sintió  cuando sus labios  tocaron   por  un leve momento los  de ella.    
Por fin  dejó  el contenido  en la mesa    ella    acercó sus dedos   a la taza  y  estos rozaron  con los  de  Sebastián.  Amelia  se sonrojó    por  imaginar    cómo serían las manos  del mesero   sobre  su piel.  Casi   se  tira  el café   encima  tuvo que    mirar  a la mesa  tranquilizarse  un poco.  
Al principio  se  quedaron callados    comiendo mirándose  de reojo  el  uno  al otro.
—Me  gusta  la lluvia.
Amelia  tomó  un poco de  café  antes  de  preguntar  —. La otra  vez  que hablamos  me dijiste  eso.
—Es  cierto,  parece  que  la lluvia   siempre  me trae  suerte. En  un día  como hoy pude hablar  contigo. Pensé  que nunca  más  te iba a volver a ver  y solo ibas  a  quedar  de musa   de mis  cuadros.
—¿Me  has pintado?
Sebastián  quiso darse una  patada,  en lugar  de eso  dijo —. Sí, lo he hecho,  pero no te los muestro son vergonzosos no captan  tu mirada.
—Nunca nadie me ha pintado, ni  he  sido  la musa  de nadie. Soy una chica  común  y sin gracia.
Los  ojos  de  él   se oscurecieron  como si se hubiera  enojado.
—Eso  es mentira,  tu no eres   ni  común,  ni sin  gracia —  Sebastián soltó  el emparedado   y lo dejó  en el plato.
—Mírame.
Amelia  lo hizo como hipnotizada y  sin  saber  qué  decir.
— No eres  un simple  rostro  bonito y  simétrico. Eres  más  que eso, por qué crees  que deseo tanto conocerte.
Amelia  lo miró confundida.  Sebastián quiso  golpear  su  cabeza  en la mesa ,  ella  tomó  su mano con  timidez.
—Yo  también deseo  conocerte,  siempre  me  hago lío  con las palabras.
— A mí me pasa, lo mismo es peor cuando estoy  contigo  me siento mareado como  si cualquier  cosa  podría  suceder solo   por  mirarte   a los ojos.
Eres  muy diferente  a cualquier  mujer   que  he visto  en mi vida;   hay una magia  en ti que no he podido  olvidar  desde la primera  vez  que te vi  en  ese  callejón.
Ese  día  estaba  muy  triste   y  cuando  te  vi  algo se encendió  en   mí no sólo deseo,  no puedo  decirlo  con  palabras...
Amelia  tembló  con  cada palabra  que él  dijo  para  fortuna  o para  mala  suerte   de Sebastián  que  su celular  sonó oportunamente.
—Me  disculpas,  un momento.
Era  el jefe  de  Sebastián  la  cañería   de la cocina  colapsó y lo necesitaba   de urgencia.  Con mala  gana el pintor  le dijo que iba  ahora mismo al  restaurante
—Parece  que me tengo  que ir  al restaurante.  Ahora  no solo soy mesero también hago de fontanero.
Amelia asintió.
—Me  das  tu celular  para comunicarme  por  WhatsApp y  ve cuando nos  reunimos.
Sebastián   ayudó  a levantarse — Te doy mi número , pero no tengo  WhatsApp mi celular  es  de  la edad  piedra.
Sebastián le garabateó  un número  y se  lo dio mientras  la  acompañaba    a  tomar  el colectivo  y despedían  con un simple  beso en la mejilla  a pesar  de que  ambos    deseaban algo más.
Amelia    cuando llegó    a  la  su facultad    dejó  que    la lluvia moje   su rostro sintiéndose  afortunada  por  haber  cruzado la  calle   el mundo  estaba  en sus  manos.
Sebastián  por  fin llegó al restaurante   no le importó  el regaño  del  chef  Henri  ni  que     tenía   que hacer  de   fontanero,  aunque  odiaba reparar  cosas.   Mientras   estaba  cerrando la llave  de paso   e intentando no golpearse  con el  pequeño   espacio  del desagüe.  Oyó  Marión la  esposa  de su jefe    tararear   una  canción   de  Francis  Cabrel

Podéis destrozar todo aquello que veis
Porque ella de un soplo lo vuelve a crear
Como si nada, como si nada
La quiero morir

Ella borra las horas de cada reloj
Me enseña a pintar transparente el dolor
Con su sonrisa
Y levanta una torre desde el cielo hasta aquí
Y me cose unas alas y me ayuda a subir
A toda prisa, a toda prisa
La quiero morir
Sebastián por primera  vez  entendió la canción; no importaba  que  el día  terrible que se avecinaba, hoy  hablo  con  Amelia y pronto la volvería a ver .

Espero que les haya gustado el nuevo capítulo , les deseo un buen fin de s emana y que se me cuiden




16 comentarios:

Mela dijo...

Hola JP... Me alegra mucho que estés mejor
Hoy has publicado un capítulo precioso... has transmitido muy bien lo que pueden sentir un hombre y una mujer cuando se besan
Los nervios y la valentía que tienen los dos, ese pensamiento de que nada ni nadie más existe, olvidar que te mojas porque llueve, oír campanas
Me ha gustado muchísimo... creo que a Sor Inés no le gustaría tanto ;-)
Y me he reído mucho con la palabra "Naida"
Y la canción es preciosa
Besos

Arual Gallardo dijo...

Hola!, paso de puntillas jeje, luego pasaré más tarde a leer tu capitulo que parece muy chulo :).
besos

Ana Meyling dijo...

Holaaa!
Buen capítulo, como siempre.
Un besito, nos leemos^^

Fantasía y realidad dijo...

Hola citu,hoy me ha encantado éste capitulo!! porque no he necesitado saber cómo va la historia para darme cuenta de la pasión y el Amor que hay entre Amelia y Sebastian.Me encanta como escribes y describes las escenas de Amor,creo que ahí,, posees un don especial niña.

Muchos besos y cuídate mucho y disfruta el fin de semana a tope:)

Ariel - El Vikingo Dark dijo...

Una adicción sin pena,
mmm mas ricos que el chocolate?
esos deben ser los besos perfectos =)
(que momento para citar a la difunta abuela eh!)

Pintor, mesero, fontanero...
si el de la foto estuviera un poco mas feo pensaría que estás narrando mis dias con ilustración y todo =)


linda canción!

Te deseo un maravilloso fin de semana
un abrazo grande Citu

Laura dijo...

Hola me alegro q estas mejor de la jaqueca cuidate mucho y me gusta el nuevo look del blog no me habia podido pasar antes y lo veo esta super lindo,
awww q bellos son este par hacen tan linda pareja muy tierno el capitulo ojala q se sigan viendo, gracias x el capitulo y q tengas un buen fin de semana!!!

sabores compartidos dijo...

Pues el capitulo ha sido muy bonito, ese beso casi se podía sentir mientras lo imaginabas.
besotesssssssssssssss cuidate

Violeta dijo...

Hola preciosa!
Me alegro mucho que este mejor. Genial este nuevo relato. Te deseo un feliz fin de semana. Cuídate mucho mi niña. Besotes

JUAN FUENTES dijo...

Amiga escritora,en tus sueños siempre apareceran la amalgama de personages por ti inventeda

Carolina G. Ticala dijo...

Felicidades por tu entrada!!!saludos!!!

Mirian Cartagena dijo...

Una entrada que conjuga el romanticismo y un erotismo, más una hermosa canción para complementar el sentido de la misma.
Saludos.

Cristian Redondo dijo...

¡Hola! Gracias por pasarte por mi blog. He leído este capitulo y me ha gustado, así que me leeré los anteriores ^^ Te sigo.

un abrazo!

Unknown dijo...

Hola!!

ooohh que genial mas capi muchas gracias ya lo empezare a leer

yessykan dijo...

Me parece encantador y muy romántico este capítulo. Me haces volar con esos diálogos de sensualidad y erotismo entre Amelia y Sebastián. Me gusta saber que ya están en proceso de una relación. Aaaww cuanto me encanta las escenas bajo la lluvia. Muy bien, J.P. Alexander.
Besos y cuídate mucho.

Sunako Chan dijo...

Hola Citu! Buen capítulo con ganas de más. Pobre Sebastían ahora también plomero, si te digo que al pobre le toca hacer de todo en está vida. Amelia siempre tan dulce, que linda. Bueno la parejita va encaminada espero que no haya nada que los moleste por un tiempo. Así que Uvátar castigado en la cueva. Ahora toca esperar al próximo viernes.

Roxana B. Rodriguez dijo...

¡Hola! Sebas y Amelia hacen una preciosa pareja, me encantan. Seguro van a aprender mucho el uno del otro con eel tiempo.

¡Un abrazo!