Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

viernes, 18 de octubre de 2019

Lágrimas de Luna. Capítulo 35 ( Segunda Parte)

Hola ¿cómo  están?  Hoy les traigo un fragmento  romántico con  toques  eróticos.  Esperó que les  guste.




Capítulo  35

Heli  tembló sin  saber qué hacer.  Se quitó  la  camiseta  y en lugar de sentirse sensual parecía desesperada. Metió la panza  para  que  Seirim no pudiera  ver sus rollitos  aunque  no era  posible sin  camiseta.  Además, a él le gustaba su físico.  Una pequeña parte de su alma estaba dejándose llevar por el pánico, pero ella se negaba a permitir que el miedo la dominase y no la  deje ser feliz. Estar con  Seirim  era  decisión.  Su madre siempre  le  dijo que el  amor era  una elección   que  se  da al principio con los ojos  cerrados  y  luego   con los  ojos  abiertos aceptando lo  bueno y lo   malo de tu  pareja.
Oyó   como otras  veces    una  canción en su  cabeza   pero  recién entendió las  palabras y  el sentimiento afloro en todo  su ser. Quitándole  un poco el miedo.  Porque deseaba pasar    con  Seirim el resto  de  su vida.  Con sus silencios y  sus raros  parientes,  sus  secretos, con su terquedad  y  lo que   jalaba  las cobijas.
Seirim  era  su  elección , su única elección.
El demonio híbrido se acercó a  ella y le  preguntó —.  ¿ Estás  segura?  Podemos esperar.  No  deseo  que hagamos  el amor  porque quieres consolarme por la pelea con  Khalid.
Heli   puso los  ojos  en blanco —. Para consolarte  te  di  el pastel.  Unir  mi cuerpo  con el tuyo es solo un acto  de  cariño.  Te deseo  Sei y  quiero  unir  mi vida con la tuya. ¿  Me deseas?
Seirim no dijo nada . Beso  a  Heli con fuerza.  Ella  notó  su corazón  acelerado y  su  gran erección.  Heli   descansó su  cabeza  en los  hombros   de  Seirim.
—Sé  que  cuando lo hagamos   ya no hay  vuelta  atrás.   Pero mi destino estaba sellado desde el primer  día  en que te conocí.
— ¡Qué  melodramática! — rio  Seirim  —  por eso  te  amo.
— Eres  un tonto.
Seirim   no dejo de sonreír.  Heli  se quedó sin aliento  era tan atractivo   «Mira bien a ese hombre», pensó. Aquel atractivo hombre  iba a ser  suyo. Eso parecía un cuento de hadas. Miró con descaro su alta silueta de anchos hombros mientras  Seirim  le  tocaba la mejilla.
—¿Tienes  miedo? —murmuró Seirim — Dejando entrever cierto nerviosismo  en su profunda voz.
Ella asintió—. Eso creo.
—Yo  también.
Heli lo miró con incredulidad  —Entonces estamos  en  graves problemas. Sabes que no tengo la experiencia que tú tienes, Seirim. —Sonrojándose ante su proximidad, mantuvo la mirada baja—. Temo no poder  complacerte de la  mejor  forma.
—¿Y?
—¿Y si no quedas  satisfecho ? Entonces, ¿qué?
Seirim rio indolente mientras le tomaba la mano.
—Considero que es muy improbable que eso suceda.
—¿Te molestaría?



—No lo creo. El  sexo  es  cuestión  de  práctica,  de lujuria  y de dejarse llevar.  Pero nosotros  vamos  a amarnos.  Ya  lo hacemos, cada vez  que nos acariciamos. Iremos  poco  a poco. Deja  de pensar  Heli  solo déjate llevar.  ¿Todo  lo que hemos  hecho  te ha gustado?  
Heli le miró fijamente.  Su  rostro  estaba  rojo.  Recordando la  forma  en  que la tocaba  Seirim por la noche.  —Sí  —aventuró con un hilo de voz—. Te amo. 
Seirim desvió la mirada hacia sus labios.
—Heli, mi dulce seductora. Me enamore  de ti, desde el preciso instante en que invadiste mis  sueños. —Se inclinó y la besó con una ternura que la sorprendió mientras él la estrechaba en sus brazos—. No estés nerviosa —susurró poniendo fin al beso—. Confía en mí.
Ella asintió alzando la cara para ofrecerle de nuevo sus labios, que Seirim  reclamó con un beso experto con el que aturdió sus sentidos. El corazón de Heli martilleaba contra su pecho cuando le rodeó el cuello con los brazos cruzando las muñecas sobre su nuca. Sentir el cuerpo de Seirim apretado contra el suyo avivó el fuego largamente reprimido en su sangre.
No serviría de nada pensar demasiado en eso. Pero mientras la acariciaba suave y diestramente, besándola una y otra vez, su capacidad de raciocinio se fue disolviendo para dar paso a un placer absoluto. Los  problemas que hacía un momento la amenazaban parecían ahora pertenecer a otra persona.
Sus sentidos despertaron invadidos por la sensualidad. Él lo era todo. Adoraba el sabor de su boca, sus labios suaves acariciando los suyos, su cuerpo duro bajo sus manos. El olor del invierno impregnaba su largo cabello plateado. La forma hipnótica como la tocaba hacía que se le encogieran los dedos de los pies.   Al tiempo que aquella mano, grande y caliente, se posaba en su nuca por debajo del cabello.
Seirim continuó besándola, lamiendo su lengua y dejándola sin aliento cuando las yemas de sus dedos abandonaron su nuca y descendieron sobre su clavícula hacia su agitado pecho.
Ella se encontraba  solo con un sujetador  blanco de algodón. Seirim no apartó la boca de la suya. Solo su contacto hizo que le subiera la temperatura cuando comenzó a desabrochar con paciencia el sujetador.
Justo entonces tomó conciencia de algo. Seirim  siempre  le  dejo decidir  cómo iban a llevar la relación Siempre  fue   sincero con respecto a sus intenciones dándole así la oportunidad de pensarlo bien y decidir por sí misma. Lo cierto era que Seirim tenía razón. Le deseaba con la misma desesperación que él la deseaba a ella.
—Ya está —susurró Seirim cuando de un tirón le quitó la prenda.
—Gracias —le elogió con timidez. Entonces contuvo el aliento cuando sus dedos tocaron ligeramente  sus pezones.  
Seirim sin mediar palabra alguna, hizo  que Heli  se sentara al  borde  la cama. Ella le sostuvo la mirada, y se le aceleró el corazón cuando se inclinó para quitarle los  zapatos  liberando sus pies. Seirim se detuvo y le envolvió los pies, tan solo cubiertos por las medias, con sus cálidas manos.
Entretanto, Heli  cerró los  ojos  disfrutando  de las  caricias. Mientras  le  quitaba  las  prendas Las manos de Seirim ascendieron por sus piernas, sus caderas, hasta llegar a la cintura, tras lo que se dedicó de manera considerada a desabrochar el botón  del  vaquero y luego el cierre. Heli abrió  los ojos   y se recostó  contra el respaldar de la  cama  observándole con ávida fascinación.
—Alza las caderas para mí —susurró.
Heli se mordió el labio inferior y levantó los brazos para agarrarse a la parte superior del respaldo; cuando arqueó el cuerpo elevándose de la cama Seirim le quitó  lentamente el  vaquero. 

Un calzón  de algodón  blanco de  abuelita  apareció.  Heli  se puso roja de  vergüenza por  no  tener  ropa interior  sexy.   
Heli  con timidez  susurró  —  Me  vestí  deprisa. 
Serim le  quitó las  bragas. Su piel estaba caliente a pesar de que se encontraba  desnuda. Inclinó la cabeza para depositar un beso en la rodilla desnuda. Seirim permaneció en aquella posición durante un prolongado momento, inclinado ante ella y los labios sobre su piel.
Heli le acarició de forma indecisa al principio, deslizando la palma por su  largo plateado  como la luna. Entonces amoldó los dedos sobre la mejilla y la mandíbula, ásperas por la barba incipiente. Seirim levantó la cabeza y la miró con una pasión rayaba en la adoración que la dejó sin aliento.
Sin previo aviso, Heli se incorporó le  beso con pasión  y sin miedos.  Se deleitó sintiendo los labios de Seirim sobre los suyos y la suave tibieza de sus manos acariciándole la espalda desnuda, los brazos, los costados. Le devolvió los besos con feroz y temerario abandono mientras ardía por él. Le tocaba por todas partes y disfrutaba de la tersa y la sólida dureza de sus hombros anchos y de sus enormes brazos.
No le importaba  la opinión de nadie y solo deseaba seguir a  su  corazón .  Su madre hizo lo mismo al unirse a un humano ¿Por qué no debería seguir sus pasos?
Un deseo voraz la impulsaba a unirse en un solo ser con él, esa noche mientras correspondía a sus besos con febril desesperación. Las manos le temblaban y la piel le ardía después del frío que había pasado cuando comenzó a desvestirle también a él. Primero le acarició el cuello, ahora descubierto, explorándola con avidez. Al igual que sucedía con la mandíbula, tenía la piel áspera por la barba incipiente tras un  largo día.
Sentada en la cama, le rodeó con los brazos cuando él se arrodilló entre sus piernas. Tenía su lengua en la boca, sus manos en los pechos. Desató con delicadeza el cordón que sujetaba su rebelde cabello para que cayera sobre los hombros. Enredó los dedos aquella melena plateada deleitándose con su virilidad.
Jamás había encontrado tan increíblemente excitante a ningún hombre, sobre todo en aquel estado; con cada momento que pasaba aumentaba la avidez, la lujuria que Seirim sentía por ella, y se mostraba menos civilizado. Le apremió para que siguiera, encantada con su fuerza feroz e indomable, la dura e implacable energía del demonio. Perdida en su deseo por él, deslizó los dedos dentro de la abertura en uve de su camisa negra anhelando la oportunidad de tocar por fin  al hombre que amaba desde hace tanto tiempo. 
Le recorrió explorándola con las palmas. Sus músculos parecían esculpidos en piedra, pero su suave piel tenía el seductor tacto de la seda. Gimió débilmente maravillada por aquel torso cincelado que se agitaba por su dificultosa respiración.
Seirim gruñó en respuesta.
—Me estás volviendo loco. Te deseo —jadeó contra sus labios. 
Heli le despojó de la camisa con impaciencia, pero cuando él se detuvo para sacársela por la cabeza, le miró sobrecogida al contemplar aquel abdomen esculpido. «Ay, Dios mío».
—Ven aquí —le susurró Seirim con voz grave y ronca.
La orden la excitó en grado sumo. En esos momentos no le molestaba lo más mínimo que él le dijese lo que tenía que hacer.
Abarcó el trasero femenino con las manos y la atrajo contra sí, en sus ojos ardía una pasión que no admitía negativas. Heli le rodeó con los brazos y las piernas, dándose un festín con sus besos mientras la llevaba hasta la cama y la tendía en ella.
Seirim se colocó encima. Seguro que él podía percibir el fuerte latido de su corazón en el pecho, pensó Heli cuando este le tomó el rostro entre las manos y se inclinó para besarla apasionadamente una vez más.
—Te amo,  Heli —susurró deteniéndose muy brevemente para desabrocharse los pantalones—. Eres mi tentación.
Seirim se moría por reclamarla. Arrebató sus sentidos hasta llevarla prácticamente a la locura.  
No podía soportar un solo momento sin tenerla y llegar  a unir no solo su  cuerpo  sino sus almas.    Su  vida siempre  fue  gris  hasta conocerla y  a pesar de que quiso  separar al principio de ella no pudo.  Heli puso un color,  música, risas  y  valor  a lo que fue  una existencia en la que imperaba  el honor, la soledad y  la lucha por  los más indefensos. 
Nunca   iba a dejar  a Heli.  Ella estaría  con él por  el resto de su vida. Deseaba estar dentro de ella. Derrumbar los últimos muros que se interponían entre los dos. Juró que no dejaría  que  Uvatar,  ni Naur  le  hicieran daño.  Le enseñaría a pelear. Ella siempre  sería  su compañera  tanto  en  la  lucha  como en la  intimidad.
Ambos oían  un  canción que enfatizaba  su unión . 
Tu lugar es a mi lado
Hasta que lo quiera Dios
Hoy sabrán cuánto te amo
Cuando por fin seamos dos
Y nunca estuve tan seguro
De amar así, sin condición
Mirándote mi amor te juro
Cuidar por siempre nuestra unión
Hoy te prometo
Amor eterno
Ser para siempre
Tuyo en el bien y en el mal
Hoy te demuestro
Cuánto te quiero
Amándote hasta mi final
En esos instantes lo único que deseaba darle era un placer como ninguno que hubiera conocido. No acertaba a comprender esa salvaje e irracional necesidad que Heli despertaba en él, que corría por sus venas. Un hambre que no se limitaba solo a saciar su lujuria, sino también a unirla de todas  las maneras posibles  a él. De cerrar el círculo de lo que había comenzado entre ellos aun antes de que ella naciera. 
En su fuero interno, supo desde el principio que ella le pertenecía. Que era suya para protegerla, sanarla, para consolarla después de cuánto había sufrido. Heli y  él no solo serían dos   seres  solitarios. Hoy  sus almas  y sus  vidas se unirían para siempre.  El destino de ambos era ser compañeros  y  amarse hasta el final. Se esforzó por encontrar una razón coherente a aquel brutal anhelo que le inspiraba, alguna explicación lógica de por qué sentía su dolor como propio, y por qué su presencia en una habitación podía disipar la oscuridad, al menos para él.
Las respuestas se le escapaban burlonas, disolviéndose en el placer de sus besos. Heli enmarcó su rostro entre las manos para beber de su boca mientras su belleza y su dulce y absoluta inocencia le envolvían en un halo de fuego casi sagrado.
El cuerpo de Heli movió en seductora invitación cuando las manos de Seirim comenzaron a vagar por todas aquellas curvas  y sus pechos se inflamaron bajo su contacto . Rozó los pezones con los pulgares, pero muy pronto fue incapaz de resistir su provocativo hechizo. Abandonó sus labios y descendió para rendirles reverencia.
Saboreó cada uno con hambre insaciable, pausada, exquisita. Ella tenía la respiración entrecortada cuando se apoyó en los codos para observarle y disfrutar de sus atenciones. Mientras reverenciaba su seno con la boca, la mano gozaba de libertad para descubrir y conquistar nuevos territorios.
Sabía muy bien dónde deseaba ir. Descendió poco a poco por su abdomen provocándola a medida que se aproximaba al monte de Venus. Trazó juguetones círculos con los dedos en la parte baja del vientre asegurándose de que ella ardiera en deseos de sentir su contacto antes de dignarse a dárselo. Cuando Heli gruñó con manifiesta frustración al tiempo que elevaba las caderas para salir al encuentro de su mano, Seirim se introdujo en su sexo con una diestra caricia.
Estuvo a punto de perder la cordura al adentrarse un poco más y encontrarla completamente mojada. Sus dedos se ungieron con la  crema de Heli. Ella exhaló un suspiro apremiante de placer y dejó caer la cabeza hacia atrás en el momento en que Seirim hundió un dedo en su interior. Sentía la sangre rugiendo por sus venas, pues ella estaba tan preparada para el amor como ninguna mujer con la que se hubiera acostado, instándole en sus exploraciones con jadeantes movimientos. «Tan mojada». Y así, en aquel preciso instante, Seirim quedó esclavizado por su inesperada lujuria, preso de corazón y de mente, en cuerpo y alma.
Se sintió arrastrado por sus dulces gemidos a una palpitante vorágine. Jamás en toda su vida había deseado a nadie con una necesidad tan profunda y primaria. Liberó su miembro, luego capturó los delicados dedos de Heli y los guió hasta su carne enfebrecida cerrándolos a su alrededor.
Un pequeño grito de asombro escapó de los labios de la joven. Seirim no sabía si reír o estremecerse de frustración, pero aquella mujer le llenaba de alegría. Se estremeció con gran violencia cuando aquellos delicados dedos le ciñeron demostrando un efusivo entusiasmo por su nueva tarea. Seirim fantaseó con su boca, pero había un momento y un lugar para cada cosa. Esa noche tenía ante sí el gran desafío de ocuparse de su iniciación sin causarle un excesivo dolor.
Se bajó los pantalones por las caderas, pero se quedó rígido mientras de sus labios escapaba un gruñido de placer cuando la mano de Heli le apretó y comenzó a acariciarle con mayor vigor y celeridad. Ella se había tumbado de lado para poder maniobrar mejor. Era una mujer asombrosa.
—¿Es agradable? —aventuró ansiosa por hacerle perder el control.
—Mucho. Pero... —susurró deteniéndola— sé de algo que es... aún mejor. —Impulsado por la creciente lujuria, la tendió de espaldas y se colocó encima cuidando de no aplastarla con su peso. Luego le pasó un brazo por debajo del cuello, ahuecó la mano sobre la parte posterior de su preciosa cabecita y la miró fijamente durante un segundo—. Ahora voy a poseerte.
—Mmm, sí, Seirim, por favor. —Se retorció debajo de él.

Seirim bajó la cabeza y devoró su boca a besos mientras la penetraba. Empujó centímetro a centímetro dándole aquello que los dos anhelaban con tanta desesperación. Heli le acogió gustosa aunque podía sentir su febril incertidumbre.
Se movió a ritmo lento mientras palpitaba dentro de ella. Solo se había introducido hasta la mitad, dándole placer con leves embates, acariciando sus apretadas paredes internas. Sus pechos se agitaban contra su torso mientras se acostumbraba y aceptaba la intrusión con cautela. Seirim sintió el momento en que ella necesitó más.
Se lo dio hundiéndose más profundamente resuelto a tomarla. Ella se humedeció los labios y se abrió a él, pero Seirim continuó conteniéndose. Siguió sin prisas hasta que la vio sacudir la cabeza sobre la almohada y su cuerpo se retorció debajo del suyo con trémula frustración.
Entonces entró en ella con brío y aceleró el ritmo. Heli arqueó la espalda clavándole las uñas en las temblorosas caderas y profiriendo una furiosa maldición en voz queda. Seirim no pudo seguir aguantando por más tiempo. Mientras Heli yacía estremecida debajo de él, apoyó las manos por encima a ambos lados, clavó la mirada en sus ojos, y embistió de nuevo tomándola por entero.
Esta vez se introdujo hasta la empuñadura en su interior, y ella profirió un débil grito de dolor. Seirim lo lamentó de inmediato, pero, cuando comenzó a retirarse, Heli se aferró con los brazos su cintura empapada en sudor.
Tras bajar rápidamente la vista hacia el lugar donde se unían sus cuerpos Seirim notó que se le formaba un nudo al ver una mancha escarlata de su sangre. «¡Santo Dios!» No había esperado sentir la intensa emoción que le embargó en ese instante, como si justo entonces se percatara realmente de que acababa de desflorarla. Era la criatura más hermosa e increíble de cuantas había conocido. Y le había entregado libremente su virginidad y su amor  como nadie  más  lo había hecho.
De repente Seirim no supo qué hacer; se sintió perdido, aunque solo por un breve segundo. ¿Debía detenerse? ¿Debía continuar? ¿Acababa de cometer un terrible pecado al tomar su inocencia cuando lo único que tenía para darle a cambio era oscuridad?
Heli tomó la decisión por él arqueando el cuerpo para besarle en el pecho una y otra vez, con tal dulzura que estuvo seguro de que iba a perder el juicio.
Apretó la cabeza de Heli contra él de forma reverencial y cerró los ojos. Sin necesidad de palabras aquella joven le dijo que era digno de ella. Aunque le dolió ella lo deseaba, dentro de ella por completo. Le dijo que era el elegido. Pero aquel ángel no tenía ni idea de en lo que se estaba metiendo. 
Seirim se estremeció acariciándole el cabello con la mano, que temblaba ligeramente por la violenta intensidad de su pasión. Jamás una amante le había conmovido hasta ese punto.
Al cabo de un momento se tendieron lentamente sobre el colchón. Acariciándose lentamente  Seirim se tumbó a su lado mientras se miraban el uno al otro, unidos aún sus cuerpos. Seirim por  un momento  miró  que la luna llena    vertió una lágrima.  Él sabía  que los milagros existían  y Heli era  el suyo.




14 comentarios:

Violeta dijo...

Hola preciosa!
Genial fragmento, me ha encantado.
Que tengas un bonito fin de semana.

❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋

Mi tarde junto a un libro dijo...

Hola! Que capítulo más interesante, me ha gustado mucho! Espero con ganas el siguiente.
Besos!

Mela dijo...

Hola, JP... Creo que la madre de Heli le dijo algo muy cierto... cuando amas a alguien aceptas, sin ninguna fisura, lo bueno y lo malo de esta persona
Bueno, lo bueno es muy fácil de aceptar
Es lógico que Heli sienta miedo, sienta inseguridades... Pero saber que Seirim también tenía miedo la ha podido ayudar a ser más valiente
Me ha encantado esa lágrima de la luna, y que Heli sea el milagro de Seirim
No puedo dejar de decirte que la canción, que acompaña a este magnífico capítulo, es preciosa
También tengo que felicitarte por un capítulo muy bien escrito, muy bien narrado... Un capítulo brillante... Felicidades
Besos

JUAN FUENTES dijo...

El erotismo es atracción y pensamientos

Sunako Chan dijo...

Hola Judith! Ha sido un capítulo muy erótico, donde se ve la pasión y las inseguridades de los protagonistas. Son tan tiernos juntos, que ya era hora de un poco paz. Buen capítulo! Te leo pronto!

Sandra Figueroa dijo...

Un capitulo maravilloso y que ya lo esperaba. De principio a fin me tienes atrapada en este capitulo. Me a encantado que sean el uno para el otro con todo lo que venga después. Un capitulo erótico y sensualmente bello y claro que imagine a Seirim........ Saludos amiga.

Evi Erlinda dijo...

I admire you how your words are flowing beautifully in detail. That's amazing!

Have a great weekend!
A kiss.

Kathy Leonia dijo...

very good post full of emotions:)

Kinga K. dijo...

Q bonito instante entre ellos ❣

Ramón Berenguer dijo...

Este capitulo esta muy bien,Seirim y Heli se aman y han hecho el amor muy bien.Seirim tedra que proteger a Heli de Uvatar,de Naur y de Chatel tambien.Besos.

José Ramón dijo...

Que tengan una hermoso semana Saludos

Ignacio Alfonso dijo...

¿Se han puesto de acuerdo Seirim y Heli para escribir este capítulo?:))
Bso

Lit - Pájaras Lectoras dijo...

Hola!
Qué capítulo más intenso! A ver qué ocurre en el siguiente :p
Un beso!

yessykan dijo...


Es un capítulo precioso, romántico, también me gusta que hay mucha sensualidad sin la necesidad de ser vulgar. El calzón de algodón blanco de abuelita me partio de risa, eres muy ocurrente.
Encantadora pareja, están hecho uno para el otro. Y he disfrutado leyendo sus momentos mas intimos, es una magnífica narración. La música es perfecta!