viernes, 12 de diciembre de 2025

Después de Todo. Capítulo 23 ( Cuarta Parte)

 Hola  ¿Cómo  están?  



Hoy  sabrán que  pasará  con  Anazareth y  Petunia. 

Capítulo  23 



Anazareth  con miedo  le preguntó —¿ Cómo sabes que  ellas  no son las flores malditas  que me persiguen?

— No lo sé,  presiento  que no son malas  y prefiero  ir por aquí  que  pelear  con  la reina  Tamar  y sus estatuas. 

— Ni muerta deja en paz a mi  familia.  Sabía que sería  peligroso  buscar  aquí  alguna pista sobre mi madre.



Petunia  solo gruñó como respuesta. Luego  apoyó su mano   en  una  pared  al mismo  tiempo que  evadía los ataques   de  las  enfurecidas  figuras de  mármol.

— ¿Por qué  ese  interés ahora?

Anazareth se sintió  culpable al no contar   a Petunia  ni  a sus hermanos   lo que le  ocurrió cuando  hizo el  hechizo  elemental. Aunque no era el lugar  Petunia    debía  saberlo  ella era su hermana  en todo menos   por  sangre. 

— Cuando  salve  a  Gilraren del  rapto de   Uvatar.  Vi  a  esas plantas  y a mi madre.  Quiero saber   lo ocurrido. 

Petunia   no  habló por  mucho  tiempo ya que esquivaban ataques para  ir  hacia la  puerta.  Cuando por  fin pudieron ir  a lo que parecía  un refugio de  las  estatuas. 

Petunia  dijo  — No te sientas  culpable, por  no contarlo. 

Anazareth no pudo decir nada  porque  las  estatuas  le jalaban la  pierna  derecha. Mientras  Petunia  intentaba  salvarla.  Por  un momento pensó que  iba a dividirse en dos. 

—  No me  siento  culpable. Te  lo iba  a decir, cuando esté lista.  Aunque ahora ya  no siento la pierna.

—  Aun la  tienes,  tengo  que liberarte. 

—  Si es posible en una sola  pieza,  te lo  agradecería. 

Petunia  se rio  y jaló más  fuerte  a Anazareth  liberándola pero torciendo su  pie. 

Petunia la arrastró hacia la puerta mientras  las  estatuas  y  los rayos   apenas  les  dejaban  respirar. Llegaron  a una  especie  de pasillo estrecho y mal  ventilado. 

En  voz  baja  Petunia dijo  — lo siento. 

— No te preocupes,  no podías hacer otra cosa para liberarme.

— No  es por  eso. 

La ceja  de  Anazareth se alzó y quiso  golpear a  su hermana. Pero la  curiosidad  pudo  más. 

—¿ Entonces por qué  fue?

— No quería venir.  Hace días  tuve un altercado con la abuela.  Ella  quería hablar  de mi pasado.  A  diferencia tuya  yo no deseo  descubrir nada sobre él.

Anazareth no supo qué  decir. Solo  se apoyó en las paredes. Apenas  podía  soportar  el dolor. 

— Aun así viniste. 

— Eres mi hermana, aunque  no de sangre  si de alma y  me lo pidió Dauroji. 

Petunia  ayudó a  caminar  a Anazareth  y  casi la tira al suelo cuando  preguntó

— ¿Hay algo entre tu Dauroji?

— Solo somos  amigos y punto.  No quiero  hablar  de eso. 

Anazareth   muy  adolorida  y sin ganas  de pelear — Bueno.

— Así no más. 

Anazareth  queriendo distraer  el dolor  preguntó.

—  ¿ Por qué  peleaste  con  la abuela?

— Ya  te dije. Ella quiere  hablar de mi pasado. Dice  que hay un hombre  que puede ayudarme  a conocer más de mi orígenes.  

— Hubo un tiempo  que querías  saberlos. 

Petunia   apresuró a  Anazareth hacia  una  puerta  en la que   parecía  haber   luz.

— Fue hace  tanto.  Además,  sé lo principal. —  Petunia   con  la  voz  muy  baja y llena  de miedo dijo — Descubrí  quien es  el  hombre de mis pesadillas.

— Oh.



— No deseo  hablar  sobre quién es él.  —  Antes que  Anazareth pudiera decir  algo. Ambas  se encuentran  en una  habitación   congelada en medio  del desierto llena  de flores malditas.  

— Te  dije  que no  era  una buena idea ir por aquí. 

Petunia  no contestó  porque se desmayó. 



 Espero que les haya  gustado el fragmento. Les deseo un buen fin de semana. 





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