Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

jueves, 25 de marzo de 2010

Capitulo 14



Pensando en ti


Sebastián tocaba la mano de Ana que por fin ser durmió, Eli acaba de irse. Mañana por fin se iría, del Ecuador.Miro nuevamente a su hermana recostada, había vuelto a recaer con fuerza tras la noticia de Ameli. Pensó en ella con un fuerte dolor en el pecho. Una angustia que le caromomia el alma. Se levanto y salio del cuarto dando un beso a su hermana.

Camino sintiéndose un fantasma, un extraño. Esa casa ya no era suya, este país tampoco, ni si quiera la vida que tenia era suya. Lo había pedido todo con la muerte de su amor.

Hasta respirar era una obligación. Lo único que lo mantenía en pie, era su hermana por ella no había seguido Ameli a la muerte. Aun no entendía que es lo que paso. Por que murió en sus brazos.

Cuando se le hizo la autopsia decía que murió de un paro al corazón. Cuando la vio sin vida algo le decía que no era posible que estuviera muerta. Un presentimiento algo en su corazón no lo aceptaba.

Una voz en su interior que le recordaba Ameli le decía.

- Sebastián búscame espérame este no es el final. Te encontrare.

******

Ameli caminaba por las calles desiertas. Con calor, sudor y muchas dudas. Siguió caminando. Encontró gente y se acerco a preguntar por su embajada pero nadie hablaba en español siguió recto como le dijo el extraño sujeto.

Solo pensaba Sebastián búscame espérame este no es el final. Te encontrare.

Aun pensaba en las palabras del sujeto con el que hablo. Quería dudar de él pero en parte vio su cadáver y recordó haberlo visto cuando era niña.


El día que murió su abuela. Se empezó a sofocar vio a una señora con su hijo y supo que iba morir tres días más tarde de una caída. Cada persona de la calle tenía un destino por el cual iba morir a algunos su destino cambiaba a otros no.

****
Sebastián miraba a la ventana la imponente cuidad. Se sirvió un vaso coñag, no era dado a beber pero hoy se quería olvidar de todo. Le dolía tanto la perdida de Ameli, no de su soledad a ella se había acostumbrado, desde niño pero Ameli vino a su vida como un soplo de aire fresco y lleno su mundo de cosas, que ni siquiera sabía que existía pero ahora ella se fue y hasta lo acusaban de su muerte. Los padres de ella no dijeron nada. Su primo hasta denuncia lo hizo y fue acallado por su abuelo.

Las únicas que creían en él eran Eli y su hermana. Pensó en la amiga de Ameli estaba muy extraña. Algo le ocultaba, tomo un sorbo del amargo licor y se sentó. Devastado a su sufrir por su perdida, otro día más sin ella, otra noche solo y sin esperanza.

Ameli caminaba por las calles. Extrañas con gente de otra cultura y otro idioma. Llego a un hotel muy grande. Entro, cuando iba pedir en recepción la dirección de la embajada o por lo menos el consulado de su país.

Percibió un horrible olor y miro a Vanesa llegar con dos hombres detrás. Ameli se quedo sorprendida y aterrorizada.

-Pensé que estabas muerta.

-Como tu querida. Tú tuviste la culpa de que me convertí en un monstruo.- Saco un perfume de su bolso y se lo puso encima. -Odio oler mal, es lo único que no disgusta de mi nueva condición. Pero dejara de importarme el momento que te mate y obtenga tu poder.

Un hombre con los ojos acuosos y el pelo rubio. Hablo.

-Querida mátala y no perdamos más tiempo.

-Lo vas hacer con tantas personas -dijo Ameli mirando alrededor en busca de ayuda.

-Eres una ignorante. Andrei y su pandilla no te ha enseñado nada. Si queremos somos invisibles para las personas a nuestro alrededor prepárate mosquita muerta vas a morir.


Dos hombres rodeaban Ameli. Vanesa iba por ella con una pistola cagada.


Ella hizo lo único que podía hacer para salvarse. Creyó en lo que dijo extraño hombre y apretó la piedra blanca que le dio suplicándole a Dios que no mintiera, ni estuviera loco.

1 comentario:

Ade dijo...

Muestras muy bien lo mal que lo está pasando Sebastian, pero si alguien tuvo alguna duda, con la frase de:
"Hasta respirar era una obligación"
lo dejaste asombrosamente claro.
Hay que ver el poder que tienen 5 simples palabras.
Pobrecito Sebastian, que ganas tengo de que vuelvan a estar juntos.

Menos mal que a Ameli se le ocurrió apretar la piedra