Hola ¿Cómo están?
Hoy
les traigo un nuevo fragmento de mi
novela. Esperó que sea de su agrado
Capítulo 15
Ux no se sentía
cómodo ni mostrando su rostro y peor
hablando a una
multitud. Todo era
culpa de ella y todo era
por causa de ella.
No le importaba sufrir mil
veces más con tal
de ver una sonrisa
en su rostro de nuevo y no esa
indiferencia con la que le trataba que
era peor que su odio.
Halrinach lo
descubrió cuando curaba a Anazareth y enfrente de todos le
quitó su máscara y exigió
explicaciones. Lo peor es que ella
ni siquiera va a estar cuando
las dé.
Con un suspiro
se fue a donde
se encontraba Adremelech. Él era
el primer ministro de inframundo, pero
muchos decían que él era el verdadero rey de los demonios.
Estaba transformado en forma
humana y aun así se ve imponente.
La fuerza que emanaba cubría toda
la habitación.
Adremelech se
encontraba acompañado por Dauroji
el rey del Inframundo que a su lado parecía muy
joven e inexperto.
— Es hora de dar explicaciones y empezar esto .
Ux sin ganas.
— Todos están
esperando en la
sala de reuniones.
Ux estuvo tentado
a desaparecer. En lugar de eso
expresó con enfado —. Esto
no es una
reunión con pocas personas. Parece una
fiesta. Solo falta que también la
reunión sea transmitida por
las redes sociales.
— Confió en cada uno
que está en esta sala.
— Pues yo no lo
hago. Deseo un hechizo de fidelidad mortal.
Aunque Ux habló
en voz baja
y en la puerta de la
sala. Fue escuchado por
todos los presentes. Se oyeron
varios murmullos y un
gruñido de Chatel.
— No estoy de
acuerdo. No confió en ese sujeto.
Ux no se inmutó por
la reacción del demonio.
— Yo tampoco
confié en ustedes.
En la sala al fondo del salón. Amelia y Sebastián estaban confundidos. En
voz baja preguntaron a
Seirim.
—¿De qué se
trata ese hechizo de fidelidad?
Antes que Seirim u otro
ser en el salón contestará lo hizo
Ux.
— Quiere decir que si alguno de ustedes habla sobre mí, las flores malditas y mi
raza con alguien
fuera de los presentes morirá
y caerá una maldición a
su sangre y toda
su familia morirá.
Amelia exclamó —
Ay, muy bajo.
Adremelech
temiendo que Ux se
marche sin aclarar
sus dudas dijo — La confianza es algo que se gana, pero también se
da libremente. Te pido que confíes en nosotros. Como nosotros
lo hicimos cuando Anazareth
estaba en peligro.
Ux gruñó. — Si ustedes
hacen el hechizo de fidelidad yo
también lo haré. Me comprometo a
ayudarlos siempre que pueda con las flores
o cuando sea necesario un curador.
Aunque contra Uvatar no moveré un
dedo esa es su
guerra.
Ux esperó que se
negaran de plano.
Adremelech lo miró con
esos ojos azules que
podían congelar a un
mundo. — Parece justo. Deja que hable con ellos.
Ux asintió. Solo esperó unos segundos.
— Todos hemos
aceptado. Tú te
arriesgaste al descubrir tu identidad y la de tu pueblo.
Ux asintió. Aunque
cuando le quitaron la máscara no
fue bajo su consentimiento. El
daño estaba hecho.
— Gracias.
Adremelech abrió la
puerta — Entramos y empezamos
esta reunión.
Les deseo un
genial fin de semana.