Hola, ¿como van? Hoy les traigo el primer capítulo de mi nueva historia. Conocerán a Carol y su mañana de pesadilla. Todos hemos tenido una mañana así. Espero que les guste esta historia les mando un abrazo.
Capítulo 1
Un ruido ensordecedor despertó a Carol. Parecía cumbia o algo así. Solo oía una trompeta y una voz destemplada cantando .
—Quiero tu cu, cu o algo así.
Carol bostezó, miró al reloj todavía podía dormir un poco más. Si tan solo el vecino dejará de oír la música tan alta. Eran las tres de la mañana y a los 8 ella tenía una presentación para lograr una cuenta. Si no la conseguía sería su último día como diseñadora en esa gran compañía. Trabajó tanto para lograrlo y las cosas no parecían funcionar. Por más que intentaba a los clientes parecía no gustarles ella o sus diseños. Tembló de miedo, siempre le gustó dibujar . Solo tenía que cerrar los ojos para ver formas y cosas nuevas.
Oyó gritar a un vecino gritar para que se calle el alborotador se calle, pero el bravucón del 3G se reía como si estuviese haciendo alguna gracia. Carol puso una almohada en la cabeza para poder dormir entre la música y el miedo por lo que iba a ocurrir mañana no lograba conciliar el sueño. Pasó moviéndose de un lado a otro como una hora. Por lo que decidió pararse de la cama e ir a su escritorio y repasar lo que iba a decir en su presentación. Se puso sus lentes , prendió la luz algo desorientada y bostezó una vez más. Fue a su pequeño escritorio, que estaba al fondo de su habitación. Reviso sus diseños una y otra vez esperando que hubiera errores. Corrigió unas pequeñas cosas. La cabeza le dolía y vecino seguía con la música todo volumen riendo cada vez que alguien le llamaba la atención. De nada valía maldecir, mejor era tener la mente ocupada aunque estuviera a punto de estallar.
Se puso a leer su presentación y se quedó dormida como arte de magia. Oyó un pitido de su celular y se cayó de la silla miró su reloj y gritó.
—¡ Por dios!
Eran las siete y cuarto. Debía estar arreglada y lista para presentación en su oficina a las 8 en punto. Las oficinas en donde trabajaba quedaban a media hora de su residencia tenía que correr para poder llegar a tiempo. Su cuerpo parecía no responder estaba inerte sin sentido en conmoción.
— ¡Mierda! ¡Mierda! — dijo como un mantra —. Pasaron unos minutos y se paró fue corriendo al baño para hacer sus necesidades y lavarse.
Se observó en el espejo parecía un oso panda con la cara hinchada y unas horribles ojeras. Fue a la ducha y abrió la manilla el agua era helada mientras esperaba a que caliente fue a buscar algo que ponerse planchó una falda negra y una chaqueta de lana del mismo color . Buscó una blusa de seda blanca que su madre le regaló.
— Maldición — gritó.
Fue a ver si el agua caía se quemó la mano. Maldiciendo de nuevo. Se desvistió puso agua fría y se metió en la bañera. Ahora el agua estaba helada. Tembló y cerró la manija de agua fría minutos más tarde se cocinaba como un pollo. Maldijo de nuevo hasta que por fin tenía la temperatura ideal . Había perdido mucho tiempo tomó el shampo y se enjabonó el cabello con prisa. Sintió algo en las manos.
— ¡ Oh, no ! — sollozó.
Una mata de hermoso cabello castaño estaba en su mano. Solo faltaba quedarse calva. El agua con jabón cayón en sus ojos dejándola ciega unos minutos. Le ardían los ojos que ahora se encontraban rojos como una película de terror. Se secó con una toalla se puso lo último de crema hidratante presionando bien porque apenas le quedaba. Todavía podía llegar a tiempo. Trató de tranquilizarse cuando percibió un olor ha quemado. Dejó la plancha prendida sobre su chaqueta negra. Maldijo de nuevo era su chaqueta favorita y de la suerte. Fue a su armario no había nada que ponerse aunque estaba repleto se puso a sacar un sinnúmero de ropas. Unas la hacían verse gorda otras no le gustaban para lo que tenía planeado. Miró un vestido blanco pero le gusto como lucía con él . La otra chaqueta no le gustaba su color blanco se sentía como si fuera una monja y siempre que utilizaba ese color se le manchaba la ropa. Miró la hora no quedaba de otra.
Encontró la blusa blanca que tanto buscaba y se puso la falda negra. Sin embargo, el cierre apenas le cerraba.
Hace dos días le queda bien. Se preguntó ¿ Cómo se pudo engordar en dos días?
Con dificultad y conteniendo la respiración pudo colocarse la falda. Se colocó medias nailon y como estaba deprisa se rompieron eran las únicas que le quedaban. Iría a la tienda de abajo y se las pondría en la oficina. Se puso sus lentes y en su cartera colocó su maquillaje para aplicarlo luego.
Fue a la cocina y tomó algo de jugo de naranja. Miró a la mesa había una hogaza de pan. Suspiró al sentir el contacto de la falda que apenas le dejaba respirar.
— Estoy gorda —dijo en voz baja y tomó lo que quedaba del jugo de naranja.
Su estómago protestaba por más , pero no tenía tiempo. Tomó su maletín su cartera y salió de su departamento. Mientras se peinaba en el pasillo con prisa temiendo que se le cayera más cabello. La vecina de 2G se le quedó viendo como si fuera un bicho raro. No le hizo caso y fue al ascensor. Por sorprendente que sea respondió de inmediato y no había nadie Se dio cuenta cuando salió del elevador que estaba en pantuflas de conejito. Corrió a su departamento agradeciendo no salir fuera del edificio. Volvió nuevamente al ascensor , pero este no llegaba. Con desesperación subió corriendo los 7 pisos hasta llegar a su departamento.
En el quinto estaba ya sin energía fue cuando vio al vecino del quinto e. Era su amor platónico con su cabello castaño y esos ojos grises siempre tristes. Era alto, de rostro alargado y fino como un ángel siempre vestía de negro. Las pocas que sonreía su mundo se queda paralizado y por un momento todo era diferente. Éric Brown apenas la miró estaba concentrado cerrando la puerta de su apartamento y hablando por su celular. Para alivio de Carol que estaba despeinada con pantuflas de conejito y sin maquillaje. Aunque adoraba ver a su vecino de lejos nunca tuvo el valor de hablar con él. Más allá de darle los buenos días.
Se escabulló por las escaleras deseando ser invisible o ser superrápida como en las películas de superhéroes. Cuando estaba a punto de lograr su cometido el estúpido vecino del 3G llegó cantando. Y casi le salta encima.
Carol no entendió ¿cómo le era posible estar de fiesta toda la noche? ¿ Y aún así tener ganas de celebrar al día siguiente? Hasta tenía fuerzas para salir a correr.
—Hazte a un lado.
—Buenos días.
—Hasta a un lado.
Carol avanzó por las gradas molesta por el grosero fiestero. Ni siquiera le saludo y si llegaba tarde a la oficina sería su culpa. Subió un peldaño cuando chocó con alguien. Carol cerró los ojos , tal vez cuando se desplomase doliera menos si no observaba la caída. Temió quedar desparramada por la escalera, pero una mano firme y algo callosa la sostuvo.
Carol abrió los ojos para ver a Éric tomar su mano. Por un momento quiso lanzarse por la escalera , pero no lo hizo. Solo pudo decir en voz baja —Gracias.
Él le sonrió. El corazón de Carol latió mil por hora y todo en ese instante perdió significado. No le importó que estuviera punto de atrasarse, ni hecha una facha. Solo la luz de su sonrisa y que él le salvará significaba algo. El vecino soltó su mano terminando con la magia.
— Me alegro de que estés bien ten un lindo día.
Carol balbució — Gracias igualmente.
Éric se marchó por el ascensor. Carol observó la hora en su reloj y maldijo corrió sin fuerzas por la escalera a su apartamento. Cuando llegó resoplaba por falta de aire, las piernas le pesaban y estaba sudando mucho. Ni siquiera se vio al espejo, casi arrastrándose fue a su habitación se puso unos zapatos con un taco alto que siempre le apretaban y con los que apenas podía caminar. Respiró profundamente para darse fuerza Salió de apartamento haciendo malabares buscando su celular en el bolso sin tirar al suelo la carpeta con su trabajo.
Su jefe le llamaba para saber dónde se encontraba y si ya iba para oficina. Carol respondió un escueto — ya llegó. Mientras suplicaba porque el ascensor llegase a su piso.
Entró apretujada con 5 inquilinos más. Mirando la hora e intentando no comerse las uñas de para calmar los nervios. Fue cuando oyó un ruido sordo y las luces del elevador se apagaron. Carol cerró los ojos para no gritar solo faltaba un piso para llegar a la entrada del edificio. Mientras las personas que le acompañaban murmuran algo y alguien llamaba a urgencias. Carol se preguntaba ¿Por qué señor? ¿ Qué hice?
Se quedó un rato esperando una respuesta divina, pero la única respuesta era el gimoteo de una vecina a la que no conocía. Con vergüenza y aprovechando que el ascensor se encontraba parado . Carol sacó su cepillo y se peinó tratando de dar forma a sus rebeldes rizos negros.
La mujer que gimoteaba la miró de forma reprobatoria. Dos hombres se rieron.
Sonrojada Carol dejó el cepillo en su cartera y volvió a tomar su celular. Para explicarle a su jefe la tardanza. Este le gritó y por la mirada de los ocupantes supo que oyeron todo. Pasaron 10 minutos hasta que el conserje fue a rescatarlos. El maldito elevador se quedó entre dos pisos y ella tenía que saltar.
El conserje y dos hombres más ayudaron a la señora que lloraba, luego fue el turno de una niña. Carol respiró cuando llegó la hora de saltar . Tomó la mano bronceada del conserje . Cuando observó que Éric, el vecino del 5e: su amor platónico le daba la mano.
— No tengas miedo. Siéntate si no puedes saltar. Nosotros te ayudaremos.
Carol no quería pasar con una debilucha inútil . Así que no se sentó con todas sus fuerzas saltó . Oyó una rasgadura su falda se rompió al saltar para colmos cuando lo hizo cayó al piso y se lastimó la rodilla.
Éric se acercó preocupado.
— Estas bien.
Carol sonrojada y con ganas de que la tierra le trague contestó.
— Si, gracias.
— ¿Quieres que te acompañe a tu apartamento?
— No, estoy bien.
Carol intentó no cojear aunque la pierna le dolía mucho. Volvió por las escaleras que le parecían el monte Everest y fue otra vez a su apartamento a cambiarse . Luego de 10 minutos en los que se puso lo primero que encontró decente salió de su apartamento.
Esperando tomar un taxi pronto, pero al parecer ninguno le hacía caso. Miró de nuevo su reloj con desesperación. Su jefe volvió a llamar y decidió no contestar.
Se puso a rezar para que un miserable taxi le hiciera caso.
Pero sus suplicas no fueron oídas, lo peor es que empezó a llover muy fuerte. Carol se preguntó ¿qué otra cosa peor podría pasar? cuando un charco le mojó entera hasta se tragó algo de agua sucia. Iba a insultar al de vehículo cuando observó que era un taxi.
Se dispuso a tomarlo.
El taxista un hombre gordo y calvo la miró en forma despectiva
— Está demasiado mojada va ensuciar mi taxi — Carol se quedó sin palabras mientras era mojada por agua sucia de nuevo.
Ya eran las 8 debía llegar a la presentación y solo pensar en cambiarse e ir a su apartamento le parecía una misión imposible.
Lo único que se le ocurría era llorar cuando un auto aparco junto a ella y le preguntaron
—¿Te llevo?
Carol no supo qué responder al ver el rostro del taxista. Iba a cambiarse otra vez cuando su celular sonó era un mensaje de su jefe.
— Si en diez minutos no estas. Date por despedida.
— Puede llegar al edificio Snow en 5 minutos.
El taxista le sonrió antes de responder — un taxista de New York puede hacer lo que quiera.
Carol se subió con la esperanza de que nada más la retrasara a su trabajo.
Espero que les gustará el fragmento. Les deseo una buena semana
Hola Citu,no sabes como me alegro de poder seguir de nuevo una de tus historias,Y bueno,esta parece que será algo más que interesante.Me encanta!!.
ResponderBorrarMuchos besos y cuidate mucho niña:)tqm
Hola guapa!
ResponderBorrarPinta genial la historia ya me encanta tanto Carol como Eric. Feliz inicio de semana. Besotes
Hola, JP... Me he carcajeado con la pobre Carol, le ha pasado de todo
ResponderBorrarMe temo que su jefe la va a despedir aunque, este otro taxista, la lleve en 10 minutos
Me ha encantado conocer a Carol y a Érric Bromn
Un capítulo divertido y estresante a más no poder
Me ha gustado mucho y ya deseo leer el segundo capítulo
Besos
Hola Citu, parece que va a ser una historia muy interesante. Gracias por compartir.
ResponderBorrarBesitos.
bien concebida, esta historia se las trae
ResponderBorrarbuenísimo!!
saludos
ejjeje la verdad es que he pasado un buen rato con la pobre Carol, desde luego que vaya mañana de pesadilla.
ResponderBorrarBesotessssssssssssscuidate
Hola! Que bien empieza esta historia... Tengo curiosidad por saber que nos
ResponderBorrardeparará.
Besos!
qué buen comienzo y qué rápido, Carol es genial!
ResponderBorrarDeseando seguir
Besos
Tus seguimientos a mis fantasias,me ayudan a continuar con ellas
ResponderBorrarAbrazos
Amiga escritorae,admiro tu capacidad para madejar todos los acontecimientos en tu novela
ResponderBorrarBueno Citu aquí estoy. Me he leído cuatro entradas a tu blog y lamento haber tardado. Te diré que con esta nueva novela estoy tan entusiasmada como con todo lo que escribes, lo sabes. Te sigo siempre y es un placer. A ver que tal Carol y Eric!!! Suerte y éxitos por supuesto. Besotes
ResponderBorrarMe ha fascinado la agilidad con que narras la trama. Pobre Carol, si la tenías a la pobre sin respiro. Déjame decirte que me ha encantado tu nueva historia, me late es comedia romántica, y este género también son mis preferidos. Has despertado mi curiosidad por saber más del vecino fiestero y del apuesto Eric. ¡He disfrutado tu historia, J.P!
ResponderBorrarAbrazo
Tantas cosas que le pasan a Carol, ¿seguirá en su trabajo?
ResponderBorrarSaludos.
HE TENIDO UNA MAÑANA MUY LINDA, AL LEER LOS CINCO CAPÍTULOS CREO QUE CAROL Y ERIC TENDRAN UNA VIDA FELIZ JUNTOS. TE FELICITO, TIENES UN DON MUY ESPECIAL,
ResponderBorrarFELICITACIONES, CON MUCHO CARIÑO TU TIA LILIAN