Hola, ¿Cómo están?
Hoy les traigo un nuevo fragmento. Sabrán si Úvatar escapará, Esperó que sea de su agrado.
Capítulo 13
Úvatar no podía creer que fue atrapado de nuevo. Cuando su hijo y esa dragona trabajan juntos,. Todo podía pasar. Debía ser por la edad o porque quiso olvidar su pasado que tantas penas le dio. Al ver como su hijo y la dragona le enfrentaron recordó que luchó con ellos antes. Cuando era un rey hermoso y temido, De eso ya nada le quedaba tan sólo su odio y codicia.
No se le ocurría la forma de liberarse del hechizo del espejo. Muy pronto se quedaría reducido a estar en ese portal por mucho tiempo. Intentó herir a Gilraen para que ella se distraiga y él pueda huir pero Khalid la cubría de forma brillante a pesar de haber perdido energía y sangre.
Si atacaba a Khalid ella le protegía los dos parecían una unidad. Como si hubieran trabajado juntos desde siempre y así por lo que recordaba cuando los conoció, ellos estaban juntos . Cuando se interesó en el raro poder que emanaba de la princesa dragón.
Cuando la iba a raptar su hijo le puso una trampa. Pero era hora de afrontar el presente y no recordar el pasado. Iba a lanzar un nuevo hechizo cuando un dragón atacó Gilraen haciendo que esta pierda la concentración y libere a Úvatar.
Úvatar no podría creer su suerte. Chyssas lo salvó. Pudo olvidar a la sosa Gilraen pero a esa hembra bella y esquiva no. Era una de las pocas mujeres que lo rechazó en la cima de su poder.
Sabía que Chyssas odiaba a Gilraen y que ella deseaba ser reina dragón, pero porque atacaría a Gilraen era algo que debía tratar de averiguar luego de lidiar con Azidahaka.
A Azidahaka no le importaba estar sucio ni que su cuerpo apestaba y se caía en pedazos cual zombi de una película barata. La ropa que tenía puesta se pudría. Y su olor era tan fuerte que las plantas o los animales alrededor morían.
Era el hechizo viush que era un conjuro que se lanzaba a cualquier ser que huya del inframundo sin que pagará su pena. Por lo que hacía que los cazadores de demonios lo encontrarán en cuestión de horas. Pero eso no había pasado.
Al principio pensó que Úvatar puso un contra hechizo para protegerlo. Sin embargo, se dio cuenta de que ese no era el caso. Ya que el demonio elfo ni siquiera sabía lo que le pasaba a Azidahaka. Luego de torturarlo hasta casi matarlo lo dejó en Argentina y se marchó con la promesa de que regresaría pronto.
Azidahaka se quedó sin comida y mortalmente aburrido . Su único consuelo era ir a su cueva y permanecer junto a sus flores. Ahí se dio cuenta de que ellas eran las lo protegían.
Recordó que cuando era niño iba a jugar con ellas y su madre lo castigaba. Luego quemaba las flores sin dar una explicación. Fueron las flores quienes le empezaron a dar poder. Como pudo ser tan ingrato y olvidarse de eso. Fueron ellas las que trataron de hacer posible su amor con Anazareth.
Fue por culpa de su hermana que se alejó de las flores, sus únicas amigas. No valía pensar en el incidente. Ahora estaba con sus amadas flores. Con ellas lograrían que pudiera tener a Anazareth y volver a poseer sus poderes.
Ellas solo le pedían almas. En eso eran muy parecidas a Úvatar sin el mal genio y el ego. Por eso fue al mall no estaba tan lleno como desearía. Solo eran las 10 de la mañana, pero obtendría todo lo que sus flores deseaban.
Ni bien entro ellas se diseminaron por el lugar solo necesita tocar a las personas para que estas estén en su control. Todo el inmenso lugar y los compradores fueron tomados.
Él decidió que era hora de divertirse tomó a una mujer no dejó que las flores le quitaran su voluntad deseaba oírla suplicar para que no la violara. La cara de asco cuando lamió su cuello no tenía precio. No tenía tiempo para las caricias previas.
La mujer era una mujer mulata de cabellos negros y rostro parecido al de Anazareth. La mujer lloraba mientras la violaba a lo lejos su hijo pequeño era comido por las flores.
Azidahaka ni bien terminó dejó que las flores la comieran sin ni siquiera mirar a la mujer nuevamente. Tenía otras preocupaciones. Debían marcharse rápido antes de ser encontrados.
Las flores en sueños le susurraron que tenían un enemigo que las localizaban cuando comían por lo que debían ser rápidos. Y marcharse lo más pronto posible. Una parte de Azidahaka no deseaba irse hasta que Anazareth sea suya.
Triste porque eso no sería posible miró al mall desierto. Ya las flores habían comido y era hora de marcharse lo más pronto posible. Suspiró con los sentimientos entremezclados.
Era hora de ponerse en camino. Fue cuando sintió un chillido lastimero. Aunque eran las 10 de la mañana de un día soleado. Empezó a nevar y una niebla de color azul impregnó el ambiente.
Él enemigo de las flores estaba cerca y no solo él.
Les deseo un genial fin de semana.
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