Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

viernes, 3 de octubre de 2025

Después de Todo. Capítulo 22. ( Primera Parte)

 Hola  ¿Cómo  están? 



Hoy  les  traigo  un nuevo  fragmento  de mi novela. Es  un poco  corto 


Capítulo 22 



Anazareth a medio camino se arrepintió de  buscar  a  Dauroji.  Y si él pensaba que solo lo buscaba cuando necesitaba ayuda.  Era en parte cierto, pero no del todo. 

A ella  le  daba  vergüenza sentir que su amistad  ya no era la misma  que antes. Cuando  casi muere en manos  de ella.   Lo mejor  era  irse.  A pesar de que una voz  en su interior le dijo — cobarde. 

Estaba  tan distraída entre  decidir  si  iba  o no  al castillo  de  Dauroji que chocó con alguien.  No tuvo que alzar la vista para  saber  qué se trataba  de él. 

Dauroji  miró cruzar   a Anazareth hacia su hogar y  como tantas  veces   antes de entrar se iba a marchar. En lugar  de dejarle hacer  eso. Decidió  ir a  hablar  con ella.  Prometió  a su  amigo  Agni y  ha sí mismo  que siempre  velaría por  Anazareth. 

Aunque  de su  vieja  amistad  con  Anazareth no quedará nada él seguía queriéndola. No como mujer pero sí como amiga.  Tal  vez,  porque   él  casi nunca se abría  y  podía contar  con los  dedos  de su mano  a sus amigos. 

— Hola.

Anazareth tembló sin  casi  saber qué  responder.  Luego de  varios minutos  dijo — Hola. 

Dauroji un poco  preocupado preguntó — ¿ cómo estás?

Anazareth solo  se le ocurrió  decirle  — bien.

— Somos amigos hace mucho  tiempo y sé que algo  te  preocupa. 

Anazareth resopló como respuesta. Ella se sentía  tan culpable   de  alejarse  de  Dauroji y ahora  tenía  que  pedirle  ayuda. 

— Ven es  mejor que  vayamos  a hablar  en un sitio privado. 

Anazareth se quedó viendo  sin  saber qué  decir. Dauroji  molesto preguntó —  ¿ Quieres ir  a  un sitio  privado  o  volver a  huir de mí?

Anazareth  se  abrió y  cerró la boca como un pez  para luego  — Yo, yyyo...



A Dauoroji le  dio pena  verla tartamudear. Recordó que empezó  luego  que  Anazareth   casi  se volvió loca  y él la encontró en el desierto haciendo  un  hechizo prohibido y muy  difícil que  se le  fue  de las  manos  y  casi  terminó el mundo  de los humanos. 

Después de ese incidente  Anazareth se  retrajo y no volvió  a ser la misma.  Aunque  Anazareth  lucía  más  tranquila y feliz. No quiso pensar  que se debía  a ese  odioso  vampiro. 

Se  forzó a  mirarla —¿ Vienes  o no?

Anazareth asintió que era  ahora  o nunca. Estaba segura de que  si  no se iba  con Dauroji iba a herirlo  y su amistad  no soportaría  otro golpe más.  Ella lo extrañaba y necesitaba. Alejarse de todos  no fue  una solución solo cobardía. 

Esperaba  que la llevara   al palacio de su padre, pero en lugar  de eso.  Dauroji  golpeó el piso  y   la tierra se abrió  mostrando una escalera. 

— ¿ Aún vives  ahí? 

— Si,  es mi  hogar.  Me  acuerdo cuando  me  ayudaste  a  decorarlo.  ¡Qué tiempos!

Anazareth se sintió  aún más  culpable y  bajó la  cabeza. 

— Me  gusta  estar  aquí.  No tengo que rendir  cuentas a nadie.  Y es  mejor  vivir  con sencillez  sino el poder y la riqueza  se  te vienen  a la cabeza.

—  Que profundo.  Lo sé. Tú me dijiste eso  cuando podía mudarme, luego que  dejé  de ser  cazador. 

Anazareth  sorprendida  — Pensé  que no me  escuchabas.

—  Claro que lo hago. A veces me toma tiempo porque soy lento, pero siempre te trato  de escuchar.

Anazareth  — Aunque  yo no diga nada. 

— Los  silencios  también cuentan. A veces  son   más ensordecedores  que un grito.



Anazareth no tuvo que contestar  porque llegaron a una  pequeña cueva impropia para el rey del inframundo.  Era  casi un huevo oculto en la piedra  que  pasaba  desapercibido  para  todo el mundo. 

La  casa  de  Dauroji  era pequeña, tenía una pequeña sala comedor, un baño   y una habitación  al fondo.  La  sala  estaba llena de libros muchos de los  cuales  se los regalo  Anazareth.

— Sssigue  como lo recordaba.    

  Dauroji hizo ademán para que ella entrara.  

— Siéntate.

Anazareth  se sentó  en un  sillón  grande  y cómodo  de color  negro. Era  como retroceder en el pasado. Aunque había pequeños  cambios.   En  medio de un pequeño jarrón había  flores  lilas.  Y un  tazón de  galletas. 

Algo cohibido Dauroji  dijo — Petunia las  trajo. Ella siempre me  cuida. 

—  Ella  es  genial.  Sssiempre me agrado. Mis  hermanos la consideran como una hermana  pequeña.  Al igggual que  yo

Dauroji se sentó — No estamos  aquí para  hablar de  Petunia.

Anazareth apretó la boca. no  sabía qué decir. Parte de ella quería pedir el favor  e irse  y parte  de ella  quería quedarse.

—¿ Por qué viniste?

— Tte  exxxtrañabay  ttte  necesitaba.  Hicce  este  cccamino....

Dauroji algo exasperado  le  interrumpió — Viniste a  buscarme un montón de  veces  y  te  fuiste.  Lo sé, te  vi y no hice nada. Estaba  molesto  por la  forma qué te alejaste  de mí.  Eras  mi mejor  amiga y de un día a otro  dejaste  de hablarme  no querías  ni  verme. 

Anazareth se sentía avergonzada porque todo lo que  dijo su amigo era  verdad. Su  cabello se volvió  azul.    

—  Hui  de todos, incluso de mi abuela. Vi  el miedo en tus ojos y luego supe que  casi te mate  y que   casi  aniquiló al mundo.  Tenía miedo de lastimar  a alguien en especial a ti. Eres mi mejor  amigo. 

Dauroji  solo toco  su mano y no dijo nada. Ella  le sonrió.

Anazareth se  forzó  a  seguir  hablando — Hubiera seguido así, sino fuera por la muerte de mi padre  y sobre todo  por lo que le  pasó  a  Gilraren cuando Úvatar  la  raptó con esa  flor y  estuve  a  punto de desmayarme. 

 Dauroji miro a lo  los ojos  de  Anazareth   — Ese  día  estuve  a punto de matarte si no fuera por  ese  odioso  vampiro. 

— Lo sé  y esperaba  que me mmmataras solo en ti confiaba  para ello. — Dijo Anazareth sosteniendo  la mano de  Dauroji. 

Anazareth  siguió  su  relato  sin soltar  la mano de su amigo.  — Cuando  casi me  desmayé   vi  imágenes  del día que  casi destruí  el mundo.   Vi a mi madre.

—  Eso no puede ser posible si tu madre murió   años  antes. 

— Lo sé.  Y eso no es todo. Kappa  cree  que yo hice el hechizo  por   los efectos que tuve  después. Solo  Luke , tu y mi abuela  saben eso.  Estoy  investigando   sobre mi madre. 

— Lo sé,  siempre estoy pendiente de ti ya cuando  Adremelech  solicitó esos papeles hice todo lo posible para  que te llegarán. 

— Gracias. ¿ Quiero pedirte  un favor?

—¿ Deseas  ir  al  castillo de  mi tía?

Anazareth  frunció el ceño —  Odio cuando haces  eso. 

—  ¿ Qué?

— Leerme  con un libro abierto.  

— Para eso eres mi amiga. 



Esperó  que  les  haya  agradado  este  capítulo.   Les deseo un genial  fin de semana. 






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