Hola ¿Cómo están?
Hoy les traigo un nuevo fragmento de mi novela. Es un poco corto
Capítulo 22
Anazareth a medio camino se arrepintió de buscar a Dauroji. Y si él pensaba que solo lo buscaba cuando necesitaba ayuda. Era en parte cierto, pero no del todo.
A ella le daba vergüenza sentir que su amistad ya no era la misma que antes. Cuando casi muere en manos de ella. Lo mejor era irse. A pesar de que una voz en su interior le dijo — cobarde.
Estaba tan distraída entre decidir si iba o no al castillo de Dauroji que chocó con alguien. No tuvo que alzar la vista para saber qué se trataba de él.
Dauroji miró cruzar a Anazareth hacia su hogar y como tantas veces antes de entrar se iba a marchar. En lugar de dejarle hacer eso. Decidió ir a hablar con ella. Prometió a su amigo Agni y ha sí mismo que siempre velaría por Anazareth.
Aunque de su vieja amistad con Anazareth no quedará nada él seguía queriéndola. No como mujer pero sí como amiga. Tal vez, porque él casi nunca se abría y podía contar con los dedos de su mano a sus amigos.
— Hola.
Anazareth tembló sin casi saber qué responder. Luego de varios minutos dijo — Hola.
Dauroji un poco preocupado preguntó — ¿ cómo estás?
Anazareth solo se le ocurrió decirle — bien.
— Somos amigos hace mucho tiempo y sé que algo te preocupa.
Anazareth resopló como respuesta. Ella se sentía tan culpable de alejarse de Dauroji y ahora tenía que pedirle ayuda.
— Ven es mejor que vayamos a hablar en un sitio privado.
Anazareth se quedó viendo sin saber qué decir. Dauroji molesto preguntó — ¿ Quieres ir a un sitio privado o volver a huir de mí?
Anazareth se abrió y cerró la boca como un pez para luego — Yo, yyyo...
A Dauoroji le dio pena verla tartamudear. Recordó que empezó luego que Anazareth casi se volvió loca y él la encontró en el desierto haciendo un hechizo prohibido y muy difícil que se le fue de las manos y casi terminó el mundo de los humanos.
Después de ese incidente Anazareth se retrajo y no volvió a ser la misma. Aunque Anazareth lucía más tranquila y feliz. No quiso pensar que se debía a ese odioso vampiro.
Se forzó a mirarla —¿ Vienes o no?
Anazareth asintió que era ahora o nunca. Estaba segura de que si no se iba con Dauroji iba a herirlo y su amistad no soportaría otro golpe más. Ella lo extrañaba y necesitaba. Alejarse de todos no fue una solución solo cobardía.
Esperaba que la llevara al palacio de su padre, pero en lugar de eso. Dauroji golpeó el piso y la tierra se abrió mostrando una escalera.
— ¿ Aún vives ahí?
— Si, es mi hogar. Me acuerdo cuando me ayudaste a decorarlo. ¡Qué tiempos!
Anazareth se sintió aún más culpable y bajó la cabeza.
— Me gusta estar aquí. No tengo que rendir cuentas a nadie. Y es mejor vivir con sencillez sino el poder y la riqueza se te vienen a la cabeza.
— Que profundo. Lo sé. Tú me dijiste eso cuando podía mudarme, luego que dejé de ser cazador.
Anazareth sorprendida — Pensé que no me escuchabas.
— Claro que lo hago. A veces me toma tiempo porque soy lento, pero siempre te trato de escuchar.
Anazareth — Aunque yo no diga nada.
— Los silencios también cuentan. A veces son más ensordecedores que un grito.
Anazareth no tuvo que contestar porque llegaron a una pequeña cueva impropia para el rey del inframundo. Era casi un huevo oculto en la piedra que pasaba desapercibido para todo el mundo.
La casa de Dauroji era pequeña, tenía una pequeña sala comedor, un baño y una habitación al fondo. La sala estaba llena de libros muchos de los cuales se los regalo Anazareth.
— Sssigue como lo recordaba.
Dauroji hizo ademán para que ella entrara.
— Siéntate.
Anazareth se sentó en un sillón grande y cómodo de color negro. Era como retroceder en el pasado. Aunque había pequeños cambios. En medio de un pequeño jarrón había flores lilas. Y un tazón de galletas.
Algo cohibido Dauroji dijo — Petunia las trajo. Ella siempre me cuida.
— Ella es genial. Sssiempre me agrado. Mis hermanos la consideran como una hermana pequeña. Al igggual que yo
Dauroji se sentó — No estamos aquí para hablar de Petunia.
Anazareth apretó la boca. no sabía qué decir. Parte de ella quería pedir el favor e irse y parte de ella quería quedarse.
—¿ Por qué viniste?
— Tte exxxtrañabay ttte necesitaba. Hicce este cccamino....
Dauroji algo exasperado le interrumpió — Viniste a buscarme un montón de veces y te fuiste. Lo sé, te vi y no hice nada. Estaba molesto por la forma qué te alejaste de mí. Eras mi mejor amiga y de un día a otro dejaste de hablarme no querías ni verme.
Anazareth se sentía avergonzada porque todo lo que dijo su amigo era verdad. Su cabello se volvió azul.
— Hui de todos, incluso de mi abuela. Vi el miedo en tus ojos y luego supe que casi te mate y que casi aniquiló al mundo. Tenía miedo de lastimar a alguien en especial a ti. Eres mi mejor amigo.
Dauroji solo toco su mano y no dijo nada. Ella le sonrió.
Anazareth se forzó a seguir hablando — Hubiera seguido así, sino fuera por la muerte de mi padre y sobre todo por lo que le pasó a Gilraren cuando Úvatar la raptó con esa flor y estuve a punto de desmayarme.
Dauroji miro a lo los ojos de Anazareth — Ese día estuve a punto de matarte si no fuera por ese odioso vampiro.
— Lo sé y esperaba que me mmmataras solo en ti confiaba para ello. — Dijo Anazareth sosteniendo la mano de Dauroji.
Anazareth siguió su relato sin soltar la mano de su amigo. — Cuando casi me desmayé vi imágenes del día que casi destruí el mundo. Vi a mi madre.
— Eso no puede ser posible si tu madre murió años antes.
— Lo sé. Y eso no es todo. Kappa cree que yo hice el hechizo por los efectos que tuve después. Solo Luke , tu y mi abuela saben eso. Estoy investigando sobre mi madre.
— Lo sé, siempre estoy pendiente de ti ya cuando Adremelech solicitó esos papeles hice todo lo posible para que te llegarán.
— Gracias. ¿ Quiero pedirte un favor?
—¿ Deseas ir al castillo de mi tía?
Anazareth frunció el ceño — Odio cuando haces eso.
— ¿ Qué?
— Leerme con un libro abierto.
— Para eso eres mi amiga.
Esperó que les haya agradado este capítulo. Les deseo un genial fin de semana.
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