Hola ¿Cómo están?
Hoy les traigo un nuevo fragmento de mi novela. Es un poco corto
Capítulo 22
Al otro día
Anazareth se encontraba muy nerviosa. Nunca había entrado en los dominios de Tamar y su hijo Azidahaka. Siempre Tamar la llamaba bastarda porque nació de una aventura que su padre tuvo cuando estaba comprometido con ella.
Tamar hizo la vida imposible tanto a su madre y a su abuela como a ella misma. Siempre las trataba con desprecio y hacía todo lo posible para humillarlas.
Lo peor era que Azidahaka se obsesionó con ella y siempre la perseguía. Al principio Anazareth pensó que era un juego y que la quería como hermana. Pero luego se dio cuenta de que deseaba tomarla de otras formas, no tan sanas para una niña de seis años.
Dejó de pensar en su medio hermano y las horribles formas de torturarla. Respiro hondo no debía enfocarse en el pasado sino ver el futuro. Ella deseaba saber que paso con su madre y si había una posibilidad ínfima de que esté viva.
Debía marcharse, Luke la esperaba en el pasillo. Había dormido junto a ella tratando de dar ánimo. Cansada para cambiarse tronó los dedos y estuvo lista al instante.
No solo Luke se encontraba en el pasillo. Su abuela y sus hermanos con sus parejas se hallaban esperando para darle suerte . En un rincón alejado de todo estaba Dauroji.
Anazareth solo pudo decir gracias y respirar hondo para no ponerse a llorar. Minutos más tarde fueron al castillo de Tamar Luke, Dauroji y ella.
Dauroji se acercó a Anazareth antes de entrar en el territorio que fue de Tamar y le preguntó.
— ¿ Estás segura?
Anazareth no se encontraba segura, pero igual asintió. Sintiendo que su vida nunca sería igual.
Ni bien entraron una enorme estatua de Tamar los recibió ella aplastaba la cabeza de Baal, el padre de Anazareth. A lo lejos se veía un jardín de rosas y otras flores que rodeaban la horrible figura de mármol.
Luke dijo en voz alta lo que Anazareth pensaba — ¡Santo Dios!
A diferencia del castillo de Halrinach donde aún vivía Anazareth el castillo de Tamar era enorme decorado con oro y piedras preciosas en especial rubíes.
Una enorme efigie de Tarmar se hallaba en la cúpula y Anazareth le recordaba a la película de King Kong. Había figuras de Tamar a lo largo del castillo.
— No pensé que Tamar era tan egocéntrica — dijo Anazareth algo asqueada y mareada por tanta estatua.
Ni bien entraron los recibió otra estatua en cada habitación.
— Era su legado ella me pidió en su lecho de muerte que si yo no quiero gobernar su clan que lo hagan quien deje el castillo como esta. Ha sido muy duro cumplir esa promesa. Casi todos los clanes demoníacos desean esta tierra y estas almas, pero odian la decoración.
Anazareth se quedó mirando un cuadro y se estremeció por un momento pensó que la observaba acechando para atacar.
Horas más tarde esa sensación no se iba. Sin embargo, otras preocupaciones rodaban el corazón de la demonia. Anazareth se frotaba la cabeza al mismo tiempo que deseaba congelar a Luke y Dauroji y olvidarlos un par de siglos. Salió a uno de los 5 jardines del ostentoso y enorme palacio de Tamar.
Se encontró en el jardín más alejado en el que llovía siempre. Pensó que la lluvia la calmaría un poco. No entró en él solo se quedó por unos de los pasillos. A Anazareth ese lugar le estremecía y se sentía a punto de ahogarse. Las continuas peleas de Dauroji con Luke no mejoraban su humor. Se sentía tan agobiada que cerró los ojos. Y no se dio cuenta de que una enredadera se acercaba a sus piernas.
Un trueno se oyó y ella se marchó. Caminó por largos pasillos en los que había una pintura de Tamar. Suspiró odiaba estar en ese lugar. Se alegró al ver llegar a su abuela.
Anazareth sabía que para su abuela era una prueba estar en ese lugar. Halrinach y Tamar fueron enemigas. Su abuela estaba convencida de que Tamar mató a Nahama, la madre de Anazareth.
Halrinach trataba de lucir fuerte y estoica pero al igual que Anazareth mostraba sus emociones cambiando el color de su cabello . Este por lo general era negro pero en ese momento se encontraba en un azul verdoso al igual que sus ojos.
Halrinach se acercó a su nieta y la abrazo. Luego preguntó
— ¿Cómo va todo?
— Aún no hemos encontrado nada.
Halrinach hizo una mueca al ver la pintura de Tamar.
— Esa demonia, tenía tanto ego. Pensé que al rato que entráramos íbamos a salir heridas.
— Dauroji quitó todos los hechizos que hizo su tía.
Luke y Dauroji llegaron unos minutos después. Muy enojados y preocupados.
— ¿ Dónde estabas?
Anazareth los miró como si estuviera a punto de lanzarlos contra las estatuas. Su cabello era rojo al igual que sus ojos.
— Necesita respirar. No pensé que les preocupara o se dieran cuenta.
Luke se acercó — Siempre estoy pendiente de ti...
Dauroji bufo.
Anazareth pensó que iban a discutir de nuevo.
Pero les sorprendió que Luke se tragó las ganas de responder a Dauroji.
—Perdóname a veces, es difícil comportarse como un caballero.
Anazareth le sonrió y su cabello volvió a la normalidad.
Dauroji no dijo nada. El odioso vampiro era más maduro que él. Fue Halrinach la que habló — Será mejor, volver a casa. Todos parecen cansados.
Esperó que les haya agradado este capítulo. Les deseo un genial fin de semana.










9 comentarios:
Bom fim de Semana, boas leituras
bom dia e sexta feira agradável
que seja um belo dia pra vocês, beijinhos ´,~`)
https://anjodaesquina.blogs.sapo.pt
gracias
What an intriguing capitulo!
Hello! I read it with pleasure :)
How many moods on Anazareth: nervous, uncertain, trembling...
Judit, este fragmento es un descenso valiente al corazón del trauma y la memoria. Anazareth camina entre estatuas que no solo decoran, sino que vigilan, juzgan, perpetúan el ego de Tamar como una arquitectura del dolor. La imagen de la estatua aplastando la cabeza de Baal es brutal y reveladora: el pasado no solo pesa, sino que se exhibe como trofeo.
Me conmueve cómo la lluvia en el jardín más alejado se convierte en metáfora de purificación y asfixia a la vez. Ese rincón donde Anazareth no entra, pero se queda cerca, parece un umbral entre lo que fue y lo que aún duele. Y el gesto de Halrinach, con su cabello azul verdoso, es un poema silencioso de resistencia: incluso en territorio enemigo, la ternura puede ser un acto de guerra.
Gracias por seguir hilando esta historia con tanta valentía y sensibilidad. Que cada capítulo sea también una forma de sanar.
Un abrazo fuerte, escritora.
Qué capítulo tan intenso 📖 me gustó cómo transmites los sentimientos de los personajes, con tanta emoción y profundidad. Engancha desde la primera línea 💫❤️
Con cariño,
Daniela Silva 💗
alma-leveblog.blogspot.com – espero tu visita en mi blog 🌸
no traduction !!
bon vendredi JP chez nous il fait pas chaud brrr.... gros bisous
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