Capitulo 19

Petro Paz miño

Confesando secretos


Rebeca estaba siendo perseguida por Petro y su madre, que lo había convertido en muerto viviente. De su cabeza le salían los sesos. Tenía bichos carcomiéndole su carne putrefacta.

A Rebeca, solo de verlo le daba asco.

Había entrando en el castillo matado Arik, Diana, y a sus perras. A Annia la tenía atada.

Ella huía con Darius pero se cayó. El momento que él se paró ayudarle. Petro, lo mato con un rayo negro. Se le acerco, podía sentir su respiración y su olor nauseabundo. La tenía agarrada lastimando su piel, ella le dio una patada.

Darius intento calmar a Rebeca Cuando le dieron una patada, gimió de dolor y cayó de la cama.

-¡Ayyyyyy!.

Rebeca oyó el grito y abrió los ojos.

-¿Cristian estás vivo? - Dijo ella lanzándose al piso donde se encontraba él.

-Si amor. Solo un poco adolorido.

-Se paró y fue a la cama junto a la hechicera.

Cuando estuvieron sentados en la cama ella le pregunto.

-¿Cómo te puedo ayudar?

-Bésame aquí dijo señalando al mejilla y luego aquí señalando su boca

Se besaron un buen rato.

-¿Cuéntame que paso?

-Tuve una pesadilla con Petro.

-Te afecto lo de esta noche. Aún sientes algo por él

-Además de desprecio, asco y odio feroz.

Darius, suspiro tranquilo.

-Cristian ese hombre desde que llegue con su madre, me torturo. Aún recuerdo las veces que me ponía ratas muertas o cadáveres de animales en la cama.

Cuantas veces me golpeo solo por el placer de hacerlo. Odiaba que fuera mejor hechicera y más inteligente que él.

Darius le abrazo.

-Ya no te hará daño. Solo pensar lo que te hizo sufrir. Me hace tener ganas de torturarlo y matarlo nuevamente .

Rebeca le beso.

-Lo sé. Doy gracias a la diosa por haberte encontrado. Sabes hasta que te conocí, nunca pensé en sentirme mujer. Los hombres o me eran indiferentes o me asqueaban

Cuando era niña y mi abuelo me dejo. Siempre quise huir. Pero Inés Victoria siempre me encontró. Sus castigos iban desde pegarme, dejarme sin comer o dejarme colgada de una rama alta de un árbol por horas aprovechando que le temo a las alturas.

Rebeca se quedo abraza al hechicero mirando a la ventana, como si Petro pudiera entrar y lastimarla. Temblaba y el miedo en su interior le hacia rememorar cosas de su pasado.

-¿Estás bien amor?

-Los recuerdos a veces no me dejan respirar.

-Cuéntamelo, tal vez así tus miedos cesen.

-Esto ni Annia sabe totalmente.

-¿Estás segura de querer contármelo ahora? Podemos esperar otro día.

-Al único que al quiero decírselo es a ti. La una persona al que confió mi corazón mi alma y mis secretos eres tu amor.

Luego lo beso en la mejilla y acomodo nuevamente su cuerpo contra el suyo.

-Cuéntame entonces, tal vez eso. Destruya tus demonio. Sabes que siempre puedes confiar en mí. Por ti haría todo.

-Veraz a los 15 años tenía que casarme con Petro. Mi prima y yo planeamos mi escape. No iba a convertirme en su mujer. Annia estaba aterrada de ayudarme porque siempre que me visitaba o cuando yo lo hacía Petro la acosaba.

Pero igual lo hizo me consiguió transporte a Yasumir con un ex contrabandista. Y un trabajo ahí con un científico como su ayudante.

-¿Así conociste a Garnier?

Rebeca asintió.

-Cuando me fugue no sé cómo se dio cuenta. Me siguió por el bosque y me cazo como un animal. Al poco tiempo me pudo capturar. Me golpeo un buen rato me dijo que era una bola de grasa que siempre había odiado.

Que como no quería macharse conmigo como mujer. Pero quería que sepa lo que es serlo antes de morir. Tomo un palo y me violo con él. Luego me hundió un cuchillo en el vientre y me dejo media muerta en el bosque diciéndome que pronto se casaría con Annia que esa era una mujer de verdad.

Y que ese mi castigo por abandonarlo.

Pensé que morirá pero Annia y su perra Lulu, me encontraron. Mi prima me escondió de sus padres y de nuestro abuelo.

Luego, con todos sus ahorros me mando a Yasumir. Y para que no me sintiera sola me dejo a su perra.

Pensé que siempre estaría sola y con miedo hasta que choque contigo. Te amo Cristian Darius. Y te necesito. .Dijo poniéndose a horcadas de él, mientras le acariciaba el pecho.

Para amarlo nuevamente.