Feliz Navidad

Bueno aunque faltan días para la navidad quise de una vez desearlo a todas las personas que siempre frecuentan mi blog y dar muchas gracias por siempre estar ahí.

Quisiera darles este pequeño obsequio a todas las personas que frecuentan el blog. Tanto las que comentan como las que no. Espero que les guste hice ese relato como mucho cariño. Ojala que todo lo que deseen se les cumpla.

También les aviso que voy a volver a publicar en Enero ya que salgo unos días de vacaciones y una vez más les mando mi cariño y amor.

Deseo a las estrellas

Esta historia sucedió hace 5 años.

Miraba la televisión sin ganas. Era 24 de diciembre en casa de mi abuela ni árbol había puesto y la cena de navidad consistía en un sanduche de jamón con queso, que yo misma me había preparado. Jim Carrey hacia una nueva mueca en televisión y las pocas ganas de comer que tenía se fueron con su gracia.
Me sentía como el grinch, claro si tener la cara peluda y los ojos saltones. Mi abuela estaba ya durmiendo y mi hermanita jugaba con el ordenador. Decidí ir a quitarle el ordenador, era mejor que ver una película absurda. Podía bajar alguna novela de vampiros o el último capitulo de Glee.

Me dispuse a ir al cuarto que compartíamos desde que nos mudamos hace 5 semanas. Ella tenía la notebook que nos dieron la navidad pasada. La mire ella estaba acostada en cama utilizando la almohada como mesa.

-Dame la maquina. –Le grite.

-Tú la utilizaste, ayer de noche y no te dije nada.

-Estoy aburrida, dámela.

-Que pena, respondió sacándome la lengua.

Yo me enoje y le tire la almohada encima ella por defenderse medio una patada, sin tirar el ordenador. Caí al piso como un saco de papas, con tal mala suerte que mi abuela se despertó. Furiosa entro en el cuarto de las dos.

-¿Qué pasa? ¿Por que no están dormidas? Como siempre mi hermanita chismeo.

-Yo estaba tranquila leyendo un libro para la tarea de literatura. Cuando ella vino y trato de quitarme la compu.

Yo le saque la lengua mientras le hacía muecas. Fui descubierta por mi abuela que se puso furiosa. Nos castigo a las dos quitándonos la computadora y la televisión en plena navidad. Era terrible, la primera navidad sin nuestros padres, ni regalos, ni siquiera cena navideña y castigadas.

Cerró la habitación y no apago la luz amenazándonos con que si hacíamos ruido iba a irnos peor. Nos quedamos en silencio. Eran las nueve de la noche y me sentía una gallina al intentar dormir. Mi hermana fue la primera que hablo.

-No tengo sueño. Cuenta una historia.

-No.

-Dale sino hago ruido y te culpo.

-No lo harías.

-¿Quieres probar?

-Quiero dormir.

-Dale que pierdes. Algún cuento debes saberte.

Me quede callada tratando algo que recordar mejor que la cenicienta o shrek y lo único que vi fue una estrella.

Como tenía pereza invente una historia que empezó así:

Hace mucho tiempo en un reino muy lejano, existía un príncipe muy grande, feo y sobretodo muy solitario. Todo el mundo le temía hasta su propia madre. Sus únicos amigos eran un caballo negro y perro viejo.

Su madre estaba desesperada, ninguna princesa deseaba conocer a su hijo y él era demasiado ermitaño para casarse. Ella deseaba nietos y el reino necesitaba heredero. En busca de una solución fue haber a las hadas. La recibió la reina de las hadas: Tenanye.

La audiencia marchaba bien hasta que entro el creído rey Augusto, que era el rey del país vecino. Llevaba una gran barba, que cubría todo el piso de mármol y seguía por las escaleras. Crecía cada vez más rápido.

La reina de las hadas se puso furiosa y llamo al hada responsable: Meideiley, una bella y pequeña hada rubia con los ojos verde, azulados. Su cara parecía siempre tener una mueca de desagrado en especial, cuando estaba rodeada de humanos.

La pequeña hada apareció junto a la reina y sus invitados. Se arrodillo y trato de no reírse al ver su obra. El pelo del rey antipático seguía creciendo y creciendo. Tenanye la miro furiosa antes de preguntarle.

-¿Meideiley tenías que conceder un deseo al rey Augusto?

-Lo hice, su majestad.- Respondió el hada mirando al suelo cubierto de pelo.
La habitación se quedo en silencio la reina tamborileo los dedos.

-¡Mira lo que hiciste Meideley!

-Le di pelo como el rey me pidió.

-Lo quería en la cabeza no en la barba deshaz el hechizo.

Mei sin ganas lo hizo. El rey se fue luego que la reina de la hadas le diera un gran cabellera. Luego del incidente Tenanye se quedo con la reina humana tratando algunas cosas.

Horas más tarde Mei tenía una nueva misión ir al reino humano y dar un deseo aun príncipe creído. La reina de las hadas fue muy clara solo tenía tres deseos. Si fallaba o malgastaba sus deseos se convertiría en una estrella, que era el final de su vida como hada.

Lo primero que hizo fue presentarse en lugar donde se encontraba el príncipe. Ella esperaba verlo paseando con ropas lujosas y pavoneándose como el rey Augusto, pero lo sorprendió cabalgando en un caballo negro con una camisa blanca y pantalones de cuero.

Era un hombre enorme de cabellos negros y cara gruñona que si se acercaba uno a mirarle se le paralizaba el corazón. Mei tuvo que tragar saliva para atreverse a hablarle.

-Príncipe Darío.

Al principio, el joven no le hizo caso y siguió con su caminata. Iba ver a unos campesinos y ayudarles con unos canales de riego. Pensó que era su imaginación que le llamaran. Así que siguió con su camino.

Algo encabrito su cabello y miro por primera vez a Mei. Ella era una hada de cabellos rubios y alas las rosas parecía muy bella si no fuera por esa cara de desden y su mirada fría.

-¿Por que me tiraste del caballo?

-¿Quería hablar contigo? Soy un hada y he venido a concederte un deseo.

-No quiero nada-Dijo quitándose el polvo el príncipe y luego fue haber si su caballo estaba bien.

Mei no se dio por vencida e hizo un hechizo, convirtió al príncipe en un galán.

-Ya esta.

Darío sintió electricidad por todo el cuerpo. Furioso fue haber al hada.

-¿Qué hiciste?

-Te hice hermoso.

-Quítalo.

-¿No deseas ser guapo? Así enamoras a todas las mujeres y ya no estarás solo.

-No, si alguien me ama será, por lo que soy.

Mei hizo lo que le pidió. Pasaron los días y ella perseguía al príncipe por todo lado. Al principio solo discutían. Poco a poco el hada aprendió a conocerlo. Los días solitarios de Darío terminaron siempre estaba a su lado un hada parlanchina y malcriada, que se convirtió en su compañera y amiga.

Una tarde cuando llovía el hada como siempre salio a bailar bajo la lluvia y el príncipe se lleno de un deseo que no conocía, al verla así de feliz.

Cuando el hada lo hizo salir a bailar con ella por primera vez se sintió aceptado por alguien además de sus mascotas. Mei estaba rendida y con frió como algo natural busco protección de Darío era la primera vez que le pasaba y eso hizo que se llenara de miedo. Él la seco y compartió su té con ella.

Esa noche entro a su habitación del príncipe lo examino y por más que sus rasgos eran duros le hacían latir su corazón. Un hada no podía amar a un humano debía marcharse mañana. Lo forzaría pedir un deseo y se iría. -Era lo mejor -se dijo.

Su plan era simple. Atacaría al perro del príncipe el pediría salvarlo y se iría. Sin embargo, como siempre Darío la sorprendió y cuando vio que su perro iba ha ser atacado se interpuso. Mei lo hirió a él.

Llena de temor corrió a ver como estaba él. Sin ni siquiera que se lo pidiera, quito el hechizo.

Darío estaba furioso- ¿Por qué lo hiciste?- Reclamo.

Mei lo miro con lágrimas en los ojos y le dijo.

-Tengo miedo, nunca he tenido tanto miedo como cuando estoy contigo.
Los ojos del príncipe se ensombrecieron aún más. Iba a marcharse cuando el hada lo desarmo.

-Toda mi vida he odiado a los humanos, me parecen vanos y tontos. Pero a ti no puedo odiarte cada vez que estoy contigo soy tan feliz, que tengo miedo que eso termine.

Darío se acerco, con sus grandes manos y acaricio al hada. Con ternura insospechada para su aspecto.

-No lo vuelvas hacer, amiga mía – Ven vamos a comer.

-¿Por qué me perdonas así de fácil?

El príncipe, la miro y dijo secamente. Porque te quiero y eso se hace cuando se ama alguien.

Desde ese día Mei no utilizo su poderes. Era feliz de estar junto a su príncipe. Y él era diferente al ermitaño de antes, ahora reía y no estaba solo.

Pasaron tres años y Tenabye se preocupo, al ver que Mei no regresaba fue a buscarla y le pidió explicaciones. El hada solo le dijo que el príncipe no tenía ningún deseo.

La reina hadas le grito -Que entonces, lo forzara o si no lo lograra lo maldijera. Si hasta las 6 de esa noche no cumplía su misión sería convertida en una estrella.

Mei ese día lo vivió como siempre junto a su príncipe. Recorrió los alrededores ayudo a los campesino sonrió y a veces lo miraba despidiéndose de él. Atesorando cada segundo junto a él.

Esa noche ella fue ver a Tenanye y sin decir palabra acepto su destino. Se convirtió en una estrella, alegrándose de que podía ver a su príncipe desde lejos.
Darío se paso días buscando a su hada. Le faltaba ella como el aire, sol, o la lluvia. Sus días ahora eran más tristes porque conoció la felicidad y ahora solo tenía la soledad y la incertidumbre de que hizo mal para ella se fuera.

Una noche en la que sentía muy triste miro a una estrella por un momento pensó que era su hada, con el corazón desecho pidió un deseo a esa estrella. Que su hada en donde estuviera fuera feliz.

Una luz ilumino la noche y Mei apareció convertida en humana a su lado.

-Pediste un deseo.

-Si, ¿Qué seas feliz?

-Por eso estoy aquí,- dijo Mei con una gran sonrisa en su rostro. Mi felicidad se encuentra donde estas tú diciendo eso. El hada beso al príncipe.

Escondida Tenanye, sonreía por fin había cumplido el deseo de la reina humana que su hijo encontrara el amor y se casara. Días más tarde se celebraba la boda del príncipe y el hada que fueron felices para siempre.

Colorin colorado este cuento se acabo.

Mi hermana se durmió luego que termine mi historia, yo me quede viendo a una estrella y pensé que esa navidad si tuve un regalo, encontré que gracias a mi imaginación nunca estoy sola y puedo hacer feliz a los demás aunque sea por un
momento.


Fin