Sabor a ti: Capitulo 4

Bueno aquí les dejo otro capitulo y feliz Sábado ya van a ver que pasa. Con Maximilien y Sophie.
Maximilien

Capítulo 4

El reto

Maximilian llegó a la casa, vio al ama de llaves: Laura, y le indicó que quería hablar con su madre.

Como no estaba, fue a su cuarto y se duchó. Aún no podía dejar de pensar cuando Sophie cayó en sus brazos. Tenía sensaciones tan contradictorias, estaba tan contento de verla, que solo pensaba en besarla y no dejarla ir, pero al mismo tiempo quería herirla, hacerle todo el daño que ella le había hecho.

Fue a la ventana y vio a Sophie caminar con su abuela. Era tan bella que solo mirarla le hacía sentir vivo, tener una sensación de paz, que perdió hace 5 años.
Sophie se estremeció cuando vio a Maximilian mirándole desde la ventana solo con una toalla, no pudo dejar de recordar la única noche que fue suya. Ahora lamentaba en parte su decisión, aunque sabía que era la correcta.

Él dejó de verla y ella sintió todo el frió del invierno en su corazón.

Momentos más tarde Maximilian estaba en el estudio reunido junto a su madre. Al principio de la reunión fue tranquila poco a poco toda la casa sabia de los problemas financieros

La señora Rounsbourne gritaba y lloraba a pleno pulmón. Hasta Sophie y su abuela que miraban el jardín, donde la anciana tenía sus hierbas frescas para cocinar, la oyeron. A ella se le congeló el corazón oír que el hombre que amaba estaba en problemas, rindiéndose sin luchar.

La voz vencida y sin vida de él, la hería más que cualquier cosa. Estaba tomando una taza de té, o mas bien jugando con ella, cuando le llamaron del restauran Mare y Terre había una vacante, pero que tenía que ocupar hoy mismo la plaza.

Frotó la cabeza con desesperación cuando termino la llamada, se dio cuenta, que debía elegir: Entre vivir sin él y realizar sus sueños o ayudarlo a levantarse.
Los gritos cesaron y la mayoría de empleados solo hablaban en murmullos Sophie decidió volver a la cuidad y seguir con su vida.

Caminó a la estación de trenes, recordó como hace 5 años, por esas mismas fechas, él la había perseguido y suplicado que se quedara con él.

Estuvo a apunto de subir al tren, pero no pudo, estuvo a punto de ahogarse, aún podía oírle gritar a su madre.

—Todo está acabado, madre. No hay nada por lo qué luchar. Estoy muerto y vencido.
Caminó buscándolo como una zombi, guiada por los recuerdos fue al invernadero. ¿Podría estar ahí, aún pensaba en ella?

Él estaba borracho en medio del suelo, con ayuda de uno de los sirvientes lo llevó a su cuarto.

18 de diciembre.

Los dos siguientes días pasaron como una pesadilla, Maximilian se la pasaba ebrio, su madre un mar de nervios intentando evadir la realidad iba de compras y reuniones. Los empleados se la pasaban murmurando.
Sophie, entró con una taza de café hirviendo, él estaba semi desnudo en medio del suelo, con una botella de whisky a medio terminar.

—Párate, ya es hora que dejes de llorar.

—¿Por qué sigues aquí?

—Ten.

—Contesta —gritó mientras tiraba la taza de café.

—Por ti. No puedo verte así.

—Pues, estuve peor cuando decidiste irte. Cuando oíste a todo el mundo menos a mí.

—Ahora no me marcharé, no huiré.

—Lo dudo.

—Pues te reto —dijo Sophie decidida.

—¿Qué ganaría yo?

—Lo que desees y pueda concederte

—Deseo tu cuerpo, desnúdate.

Sophie se quedó fría. No sabía qué hacer.

Él tomó de nuevo la botella.

—Lo haré si dejas de beber.

Puso la botella en la mesa.

Empezó a quitarse el saco de lana, luego la camiseta, mostraba parte de su cuerpo.
Temblaba más que por frío, por la necesidad de él.

Él respiró sobre su cuerpo y tocó uno de sus senos.

—¿Harás todo lo que desee?

Ella asintió.

—Quítate el pantalón lentamente.