Sabor a ti: Capitulo 6

Aquí les dejo otro capitulo más y les deseo una linda semana ya falta poco para terminar esta pequeña novela solo dos capítulos más:

La huida

Maximilien salió y fue a beber agua para intentar aplacar el calor que le poseía, sabía que si entraba en su cuarto y la veía de nuevo, le haría el amor salvajemente hasta consumirse.

Con el vaso de agua fría se dirigió a su estudio. Tenía miles de llamadas de Abigail Trash y descubrió para su sorpresa, que no estaba tan arruinado como pensaba, había una oportunidad de recuperar todo.

Tras varias horas hablando por teléfono fue de nuevo hacia su habitación, agradeció que Sophie no estuviese allí. Una vez duchado y arreglado, se fue a las empresas Trash.

Eran las tres de la mañana, Sophie no estaba dispuesta a marcharse a dormir sin verle, ya que desde que abandonó el dormitorio, no supo nada de él.Entró en la cocina cansado, la vio vestida con jean y un saco negro grande, con la cara contrariada y los rizos revueltos, lucía espectacular, tragó saliva ruidosamente y se sentó indicándola que hiciese lo mismo.

Estuvieron en silencio un buen rato,hasta que con voz seca le preguntó.

-¿Por qué?

-¿Cómo?

-Te preocupaste por mí, te desnudaste.

-¿Acaso no lo sabes? -Sophie se paró y contempló como caían los copos de nieve.

-Si lo supiera no te interrogaría. ¡Maldición!, siempre logras lo que quieres -exclamó dando una palmada a la mesa-. Bien, te lo preguntaré, ¿por qué te desnudaste hoy?

-Tú me lo pediste -musitó.

Se acercó y apretó su cuerpo contra el de ella.

-Si supieras cuanto te odio... Mi primer pensamiento al levantarme eres tú y ha sido desde que recuerdo, he intentado olvidarte con miles mujeres, pero sólo tu piel y tu dulce sabor son lo único que necesito y anhelo-. Le atrajo más hacia él, su mano pellizcó su pecho con fuerza-. ¿Qué voy hacer contigo, Sophie? Ahora respóndeme, ¿por qué te desnudaste? ¿Dime el motivo por el que no aceptaste el puesto en el Mare y Terre que tanto me costó conseguirte? sólo tenías que irte.

-¿Tú hiciste eso? -preguntó sorprendida.

-Era lo que querías, con lo que soñabas. Habla de una vez -exigió con voz temblorosa mientras le quitaba el saco y acercaba su boca mordiendo su cuello.

-Porque no pude verte así, porque desde que me fui esa navidad, mi vida quedó vacía. Fue tan estúpida.

Deslizó los dedos por sus costillas, sus caderas y cuando llegó a su centro, lo tocó levemente.

-Me enloqueces, Sophie. Pero esta vez si eres mía lo serás para siempre, no te dejaré huir. ¿Te marcharás o te quedarás? Ella tembló visiblemente cuando se separó.

-Te esperaré en mi cuarto -avisó con la mano en el manillar de la puerta-. En el momento que entres ahí, no habrá vuelta atrás, no habrá dudas, ni miedos, sólo tu cuerpo y el mío. Nada, ni nadie más importará.

Sophie se quedó mirando la nieve recordando el pasado, tenía tanto miedo que apenas podía respirar.

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Su mente fue cuando tenía 17 años, era navidad y picaba cebolla, la cocina estaba desierta, aún faltaba horas para que los sirvientes entrasen a preparar la comida.
Maximilien se acercó y le mordisqueó la oreja, sus traviesos dedos tocaron sus pechos.

-No deberías hacer eso, nos van descubrir.

-Entonces no te gustará que haga esto -susurró poniendo sus manos en su cadera y bajándolas cada vez más.

Sophie gimió, dejando el cuchillo se volteó y lo besó, en ese instante para mala suerte de los muchachos entró el ama de llaves, con su abuela. Ambos jóvenes se separaron rápidamente, pero Laura los vio y no tardó en ir a contar a la madre de Maximilien lo que ocurría.

Al hablar con ellos, la abuela de Sophie no le soltó en ningún momento las manos. Cuando Maximilien fue llamado por sus padres, su abuela la regañó furiosa.

-Maldita desconsiderada, eres una niña tonta. ¿Crees que se va quedar contigo?, para él esto es juego -sus ojos llamearon-. Esta tarde vendrás conmigo y te mostraré tu futuro.

Todos los que estaban en la cocina la miraron como si fuera una apestada. Su abuela no le dirigió la palabra mientras pasaban por calles estrechas y sucias. Cuando llegaron a un bar de mala muerta, por fin le habló.

-Entra.

Una vez en su interior, vieron a una mujer vestida como una joven, pero con la cara llena de maquillaje y más borracha que sobria.
A pesar de los años transcurridos reconoció a su madre, tenía su mismo color de pelo y ojos.

-Esto es lo que te espera. Te lo advierto Sophie, no cuidaré de tu hijo, si sigues con Maximilien renegaré de ti.

Su abuela se marchó y Sophie quedó llorando en el bar, ella era el único familiar que de verdad tenía, ya que a su padre apenas lo veía en el verano y durante unos pocos días.

Laura apareció inmediatamente nada más regresar a la mansión.

-La señora te espera en el estudio.

Los padres de Maximilien se encontraban en él y a pesar de que le hablaron fuerte y groseramente, ella se mantuvo serena, no suplicó, ni se humilló.
Tenía que marchase y aceptar la beca que le daban, ya que de lo contrario Maximilien sería desheredado y despedirían a su abuela.

Estuvo a punto de no marcharse cuando lo vio correr tras ella en la estación, pero con el corazón desgarrado subió al tren. Por un año le devolvió las cartas que recibía semana tras semana. Cuando fue a buscarla desapareció sin decir a nadie su paradero. Pensó que hizo lo mejor por los dos, aunque se equivocó, por más que quiso odiarlo, olvidarlo, no pudo. Ahí estaba temblando de deseo por él.

Caminó sabiendo que sería rechazada, le tildaría de todo, pero no le importó si lo de ellos duraba una noche o toda la vida, aceptaría lo que sea.