Melodía prohibidas. Capitulo 5

Hola , ¿como les va?  Espero que tengan  un buen fin de semana y aquí les pongo un nuevo capitulo de mi historia,  ojala  les  agrade, como a mi escribirlo. Espero que no les moleste que es un poco  corto.

Capítulo 5

Richard estaba fastidiado   con todo y más consigo mismo. Necesitaba pensar  un rato, así que  salió a fumar al balcón. Desde  que conoció los  problemas  de su abuela y volvió  a verla; el pasado lo acosaba  como un  fantasma dispuesto  atacar  en los peores momentos.

 En especial desde que  volvió   a oír tocar  a Annemarie Caine. Se puso a recordar la primera vez  oyó  la canción que  interpretó  está noche. Tenía como 5 o  6 años, el hambre  carcomía sus entrañas y el miedo apenas lo dejaba moverse.   Su madre había  muerto hace algunos días. Vagaba por las  calles como otros  tantos mendigos de  milagro  su tía lo encontró.  Lo había buscado por  más de dos  años, por una promesa  que hizo  a su padre. Cuando por fin lo  halló, él era  un niño rebelde que no confiaba en nadie. No sé acordaba la forma su  tía  ideó calmarlo con música. Lo único que recordaba el efecto que ella tenía en su  vida  y la forma que  lo invadía todo.

Se  apoyó contra la pared, inhalo  el  humo de su cigarro. Cerró los  ojos  y  la imagen  de Annemarie volvió  a su mente. La expresión  apasionada de  su rostro  y la manera   en que sus ojos brillaban cuando tocaba  el piano;  tuvo el mismo efecto que  la  música  lleno algo en su interior, que pensó que  no existía.

 Se  volvió a preguntar ¿quién era realmente  ella? Cuando alguien abrió la puerta del balcón al principio creyó que era  Louise, nunca se hubiera imaginado que  se  trataba  de ella.

 Annemarie se sorbió la nariz. Estuvo a punto de  salir corriendo, pero Richard Ledger se lo impidió. 

—¿Qué hace  aquí?

—No le importa, puede  abrir la puerta señor Ledger.

—Richard.

—¿Qué?

—Dirígete  a mí, por mi nombre y puedes tutearme también.

—No, lo conozco para esa informalidad.

—Cierto, otra  regla estúpida. ¿ No te aburres  de ellas?

Annemarie nerviosa  se mordió los labios, antes responder —. Las  reglas , se hicieron por algo.Sino aun estaríamos  en taparrabos  refugiados en cavernas.

—Las reglas se hicieron para ser desafiadas. Aunque  no niego  la  ventaja  de  que estés  vestida  con un ligero taparrabo

La  señorita Caine, se sonrojó. Richard sonrió, de forma  lobuna. El duque estaba tan cerca  de ella que podía  percibir su aroma  tabaco , sándalo y algo más.

—¿Por qué estabas llorando?

Richard estuvo a punto  de tocar  una  lágrima  de la mejilla de la muchacha, mas no lo hizo. Se concentró en mirar  sus  grandes ojos negros, que expresaban temor y algo más.

Annemarie no sabía qué contestar.  Se alejó de  él y se puso a contemplar el jardín. Era una noche templada ,  las estrellas  y la luna iluminaban el cielo.

—¿Me vas a responder?

—Para, que. Es lo mismo , que yo le pregunté ¿qué hacía aquí ?

Richard sin poderse  contener  tocó la lágrima  que aún seguía en la mejilla de Annemarie.

—Hagamos un trato un secreto, por otro.

Ella no respondió, él  se  acercó a su oído y le susurró :

—Beee,  te vas a comportar como una buena ovejita  y salir corriendo lo más  rápido posible,  para  no dañar tu intachable reputación. El solo hecho  de hablar con el duque  bastardo a solas mancha la virtud  de cualquier mujer.

Annemarie frunció el ceño y fue a  la puerta .Richard  con desdén abrió la  puerta —. Será, mejor que se vaya Deñotia  Caine.

Annemarie volvió a mirar  la luna y luego se quedó petrificada hipnotizada  por la atormentada mirada del Duque de Blackpool.  Resopló  de nuevo e  hizo algo que ni sé  siquiera  en sueños se  atrevería; cerró la puerta.

—No, soy una oveja.

—Eso, veo.

—¿Por qué estuviste llorando?

 Annemarie volvió a resoplar y se sintió como un  caballo  luego de  una  gran carrera. Tocó su  pulsera  y luego en voz baja  contesto:

— Por mi madre.

—¿Por qué?

—Una  confesión por  otra  ahora es su turno.

Richard se acercó   de  nuevo Annemarie,  que tembló  al sentir  la  respiración de él sobre su cuello, casi como si deseara besar esa  parte  de su cuerpo.

—Pregunta.

—Aunque suene repetitiva ¿por qué estaba  aquí?

—Estaba molesto y decidí  que necesitaba  paz. Por eso, me fue al fumar  en el balcón.

Annemarie se volteó bruscamente y su rostro casi chocó con él. Ella se alejó lo más que pudo del duque.

—¿Por qué?

—Es mi turno. ¿Por qué se molestó tu madre?

Annemarie estuvo a punto decir —. Solo por  el simple hecho de  existir, pero dijo en su lugar :

—Odia, que  toque  el piano.

—Es una idiota.

Annemarie sin darse  cuenta lo tuteo —. A ti tampoco, te gustó  mi  actuación. Te fuiste, a  un rincón lo más apartado posible.  La  verdad,  es que no tocó muy bien.

Richard,  se acercó a  Annemarie y  le tocó la barbilla e hizo que le  mirará.

—Annemarie,  me  fui  a un rincón para oírte mejor.   La canción que interpretaste,  me  recordó cosas  que deseaba  olvidar. Cuando tocas  iluminas  hasta  el lugar más oscuro.

—¿En serio?

Aunque  era  una pésima idea  se  aproximó más  a ella y rozó sus  labios con los  de ella.

Annemarie pensó que estaba soñando  , esperaba  que de un momento a  otro Mary u otras  de las criadas la despertará, mas  no paso eso.   Los  labios  de Richard siguieron presionando los  suyos,  ella sintió un cosquilleo en el vientre, que se volvió más intenso cuando  él  mordió ligeramente  sus labios  para que ella los abriera y  su lengua   penetró la  boca de ella.   

Ella gimió, no podía creer  lo que estaba pasando sintió   como  el duque la estrechaba  y acariciaba  suavemente. Richard dejó  de  besarla  y tocó su  mejilla  con suavidad. No sabía lo que le estaba  pasando,  la deseaba  tanto que no le importaba nada más,  pero  ella se merecía algo mejor  que  tomarla  en un balcón.

Annemarie  se  estremeció ante la suave  caricia y deseo que  la volviera  a  besar.  Con  una  actitud, que no sabía que tenía    se  puso  de puntillas  y volvió a besarlo  fuera  sueño o no  debía aprovechar. Cuando lo hizo  él  le devolvió el beso  con fuerza la  empujó a la puerta. Mientras   sus bocas  se besaban, Las manos  de  él recorrían  las  voluptuosas  curvas  de Annemarie. Pasaron  unos minutos y se  separaron para   respirar . Richard  besó su mejilla,  recorrió mandíbula de Annemarie,   para luego morder su lóbulo y susurrarle

—Debemos parar. Pronto van  a notar nuestra ausencia. Te des...

Annemarie  no le dejó  terminar la  frase salió corriendo y ni se dio cuenta de que perdió la pulsera  que su padre le dio  en su primera  temporada.

Con eso  me  despido y  les  deseo  un  genial fin de semana