Ilumina mi corazón. Capítulo 13. ( Primera parte)

Hola  ,  ¿cómo les  va?  En  Quito estamos  en pleno  verano  con mucho  calor,  que hasta  los perros  del presidente  Correa  buscan  forma  de  aliviarse  de  alguna  forma .  

 El   capítulo que les  traigo  es   corto y romántico  espero que les  guste  ver  como   se  va  desarrollando   la  relación  de  Sebastián  con  Amelia,

 Capítulo  13  

Sebastián   estaba  cansado,  el día  había  sido terrible .  Aún le  faltaba   una  hora para  poder  irse  a su  casa   , por  lo menos  ya  casi no había  clientes en el restaurante . Miró  su reloj era más  de  las   diez  de la noche,  pensó  en llamar  a Amelia.   Luego de meditarlo se dio cuenta que no  podía llamarla   a  esa hora. Tampoco  debía  contactar  a  su musa   tan pronto o  ella  pensaría  que estaba  desesperado por  verla.  No  quiso oír  la  vez  en su interior  que  le  aseguraba  que era  así.

Tocó  su  celular  y lo guardo  sin ni  siquiera   mirar  si  tenía mensajes.  Salió  de la cocina  para  ver  si los  clientes  necesitaban  alguna  cosa.

Una mujer  hermosa   de  cabellos negros, con  rostro  de  ángel y grandes ojos azules    lo  encontró  en la puerta.  Era Marión  la  esposa  del  chef  Henri, que recién llegaba al local. Sebastián siempre que la miraba se preguntaba que le vio al gruñón  de su jefe.

—Ve  a descansar Sebastián  hoy  has  trabajado mucho. No  sé  qué hubiera  hecho  sin  tu  ayuda y  la  de Roberto.

Sebastián  asintió  y fue    a   cambiarse  en los  casilleros. Se había  quitado la camisa  del uniforme.   Bostezo,  cansado,  el estómago  le sonaba  del hambre. Agotado  se  sentó recordando  su día. Después  que  dejó  a Amelia,   se  puso   a revisar  lo  que  tenía  el grifo de la  cocina .  Medio lo reparo ,  pero le   contó  al  chef que  deberían  cambiar  las  cañerías.  Eso puso  de  mal humor  a su jefe.  Entre gritos acusándolo que lo quería estafar  se puso morado  y le  dio un pre infarto. Entre  llevar   a su jefe  e histérica esposa  al  hospital.  

Como  jefe  de meseros   tuvo   que  ponerse  a cargo del personal de servicio y organizar a los camareros para que realicen su labor. Además el chef Roberto se puso muy nervioso y le tocó tranquilizarlo a lo largo del día. Apenas pudo comer mucho menos descansar .   Gimió al pensar, que mañana  tenía otro  día igual de pesado .

Iba a  quitarse  los pantalones   cuando  miró   a su  celular  y  reviso  sus  mensajes.  Se sorprendió  al ver   que  Amelia  le había mandado  un  mensaje.   Con atención leyó

Hola, ¿cómo  estás? solo quería  desearte una linda noche.

El mensaje  hizo  que sonría  ;   y  que el  cansancio se  le fuera  solo por  saber  que Amelia pensó  en  él. Con  prisa  respondió  el mensaje,  que  ni se dio cuenta de que  tenía  faltas.

Hpla,  yo  también  pense  en  ti.

Amelia  estaba  en  su  cama mirando  su  celular.  Se  había  debatido    en mandar  o no  un  mensaje  a  Sebastián .  Luego de  pasar  chateando con Heli,  por  más  de una  hora.  Decidió  adoptar   su consejo  y  esperar  que  Sebastián  la  buscará y  diera  el primer  paso. Sin  embargo,   estuvo a  punto  de  escribirle  un saludo; iba a eliminarlo  cuando  oyó  gritar   a su  hermana. Asustada  de  que  el  monstruo  que  la  acechaba   hiciera  daño  a  Ana  fue  corriendo  y no  se dio cuenta de que  accidentalmente   apretó   el  botón  de  enviar    en  lugar  de eliminar.

Cuando  fue al cuarto  de  Ana  ella  chillaba   porque  se  metió  un gran mariposa negra  en  la  habitación.  Las  dos  chicas  con  cuidado lograron  sacarla  por la ventana.

Luego de  unos  diez  minutos Amelia  fue   a  su  habitación  ya  se iba  a dormir , por lo que  se  iba  a despedir  de  Heli  y miró  que  Sebastián  le  mandó  un  mensaje. Nerviosa  lo leyó

Hpla,  yo  también  pense  en  ti.

Luego  escribió

¿Qué tal tu día?

Sebastián  casi   se  muere  de vergüenza  al  darse  cuenta  que le escribió  un mensaje   con  faltas  de  ortografía .  Con miedo  esperó  que  Amelia  no  piense  que era  un burro.  Pero,  a  ella  no  le importó,  ya que no  dijo nada.  Al poco tiempo  él le contaba   sobre  su ajetreado día  y  ella   sobre   el suyo.

Sebastián  se dio cuenta de que  hablar  con Amelia era  mejor y más  reconfortante  que  un  café .   Por  más  duro que  fuera  el día  estar  junto a  ella o por lo menos  hablar  con Amelia   lo  calmaba  y hacia  feliz.

Amelia  sonreía  sin  saber  que  en las  sombras  Úvatar  la  acechaba   esperando  el momento  justo  para  destruir sus  esperanzas.

Les deseo un buen fin de semana y se me cuidan mucho.