En las Sombras de tu corazón. Capítulo 4 ( Primera Parte)

 Hola  ¿cómo están? Hoy les traigo un nuevo  fragmento de mi novela.  como  recuerdan en el episodio anterior  descubren  que  Billy el  malvado demonio escapo.  Hacen un plan para atraparlo  y realizan  un ejercicio entre  todos para  fortalecerse. Ahora descubrirán  cual  sera el compañero  del ejercicio que  acompañara  a Vanora. 

Capítulo 4

Cuando Vanora   volvió a  entrar  en  el  salón se sorprendió al  ver a  Luke,  Blake  y  Anazareth. 

—  Pensé que  se  iban a quedar  con  Leviatán preparando un plan  para  atrapar a  Billy. 

 — Leviatán  ya nos instruyó en  nuestras funciones. Y dijo  textual que ejercicio  nos  ayudará a aclarar  nuestra mente —  Dijo  Blake  de mal humor.  

Luke  miró una muestra de  desagrado  en  Sebastián. 

— ¿De qué se trata  todo este  ejercicio?

Vanora   explicó lo que  unos minutos antes lo   dijo Adremelech . Esperando que  no le tocara  con Zahra   para  realizar  ese  ejercicio.  Ya que  ella y  la  antigua  recolectora apenas  se  aguantaban.

Anazareth suspiró   resignada  a que  le toque  un  compañero  indeseable.  Miró a Luke  con  fastidio — ¿ QQue  hablaron  mi abuelo y  tú?

— No te importa. 

Chatel  y  Seirim   se acercaron a  Anazareth y los otros. 

— A nosotros  sí nos importa, lo dices  por las  buenas   por las malas —  gruñó Chatel mientras  Seirim solo  le  sonrió  como si esperara  a  golpearlo. 

Luke puso los ojos  en  blanco —  Me dijo que  cuide  a Anazareth.

Esta  vez  fue  Seirim  el que  gruñó ofendido —.  Ella tiene  hermanos   que la  cuiden.

Anazareth puso los ojos  en  blanco. Mientras  cambiaba su  imagen. Su  cabello se volvía  blanco y sus  ojos  rojos.  Furiosa dijo sin tartamudear—  No necesito  de nadie  para cuidarme ni mis  hermanos y menos  de  un vampiro creído. Yo puedo  pelear mis propias  batallas —.  Luego de decir eso  se  fue corriendo, pero fue seguida por   sus  hermanos.

Como Anazareth no  quería  pelear  y utilizar  todo su poder en sus hermanos  se metió   en un pasadizo  que  dio  hacia un hermoso  jardín. Oyó a alguien entrar  le lanzo una  bola de fuego  que  Luke  esquivo.   

— ¿ Cómo me encontraste?

— Por  casualidad, este  es  mi sitio  favorito  en el castillo y  cuando  deseo pensar  voy  aquí. 

Anazareth iba  a  irse  y  Luke  tomó su  brazo. 

— Déjame ir  o lo pagarás muy  caro.

—  No  te tengo miedo.

— Eres  un tonto  vampirito. 

Luke  tocó la mejilla   de  Anazareth —  Me  gustas   cuando  te enfureces,  te vuelves  interesante. 

Anazaret se quedó  tan sorprendida  por la acción como el comentario .  Por  lo que no supo qué  decir y se quedó parada como una tonta. 

—  Tienes  razón, tú puedes  luchar, sola. Pero es  mejor  hacerlo  con amigos. Es  algo que descubrí de mala manera. Cuando uno lucha solo es  más fácil perderse  en la amargura  y  darse  por vencido.  Por  eso tu  abuelo me  pidió que  te proteja.  La  soledad  puede  ser muy  dura. Demonita, será mejor que  te marches  si no quieres   que  tus  hermanos  te encuentren en este lugar. 

— Gracias, por  el consejo. Sin embargo,  aún me  caes mal  vampirito. — Dijo  Anazareth mientras Luke se reía de la situación. Por lo menos  esta  vez la demonia  no le pego o lo transformó en  gallina.

Miró a la esfera de  cristal que  Adremelch  le dio. Sería interesante   ver  su reacción cuando se dé cuenta de que  eran pareja en  el  ejercicio  de mañana. 

Anazareth más  calmada  llegó nuevamente  a la cola . Vanora  le sonrió esperaba  que no le  tocara  Anazareth parecía  tener  mal  carácter.  La  demonia  sólo gruñó. Vanora se preguntó ¿con quién le tocaría? Ella no  era  alguien  muy apreciada  por  todos.  Casi siempre   cuando  alguien la conocía  ella   caía  mal desde el principio. 

A  veces prefería ser odiada  que  la  gente  le  creyera patética, aunque  por su experiencia  a veces las personas sentían  las dos  cosas por ella.  No podía  ser  desagradecida  ahora  tenía más   amigos que  antes. A pesar  de  que  casi siempre prefería estar  sola. 

Era más  seguro, como había  hecho a lo largo  de la noche   rememoró el beso  de  Adremelech. Sin  desearlo lo miró  mientras  él seguía  repartiendo  las  bolas  de  cristal. 

Entonces tuvo miedo de  que él fuera su pareja  en ese ejercicio. Estar   todo el fin de semana  junto a  él. Era   lo que menos  deseaba porque podía  ser  débil y decirle que  le gustaba  desde  hace años. Que no podía dejar de pensar  en él.  Lo peor  es que  estaba segura de que él no sentía lo mismo. Solo la  veía  como  una  copa  de su hermana. Pero una voz  en su interior  repetía entonces ¿ Por qué  te beso? 

Vanora  avanzó a la  fila y  tomo la última  esfera  para descubrir  que su peor miedo y  su deseo  más  oscuro se hacían realidad al mismo tiempo.

Vanora   recibió  la  esfera  y  solo pudo decir — merde ( mierda,  en  francés) y  salir corriendo  como  quien  es  perseguido por  un demonio. 

 Vanora  salió  del  castillo   y  caminó  sin rumbo  fijo   por la  ciudad  de  París.

Adremelech  la encontró  caminando por  el puente Saint Michel.

—¿Cómo  me encontraste?

Adremelech levanto  una  ceja  y suspiró de forma exagerada. 

— Te  conozco  princesa Senona  y sé  que  siempre  que estás preocupada por algo caminas  por  tu adorado río. 

Vanora miró  al río tratando  de  calmarse. Adremelch  siempre le llamaba  así cuando estaba  molesto. 

—Debemos  hablar.

Eso  temía  Vanora, no quería  hablar  sobre los  besos que se dieron  antes, ni  tampoco  sobre  el motivo porque  salió corriendo. 

—Hablar  es sobre valorado. 

Adremelech  se  acercó  a  ella  y  le acarició la mejilla — ¿Entonces que deseas  hacer?

Vanora  se imaginó a  Adremelech  besándola  con pasión.  Ni  se percató que el demonio  volvió  a preguntarle  lo que deseaba. 

—  Contesta  Vanora.

Ella estaba segura de que  se encontraba sonrojada  y  que deseaba   reír  de una forma  absurda  como  una  quinceañera  psicópata. Miró al río por  mucho  tiempo  mientras  pensaba  si era una buena  opción lanzarse  en sus  aguas. Sentía como los ojos  azules  de  Adremelech  no  dejaban  de mirarla y  temía  que  él leyera  sus pensamientos. Luego de  un incómodo silencio dijo con  voz  cansada  —  No lo sé. Tengo tantas cosas en mente. Todo parece tan complicado.

— Nada  es complicado.  Nosotros somos lo que lo hacemos complicado. 

—¿ Por qué huyes de mí? 

— ¿Por qué me  besaste? —  Preguntó  Vanora, mientras  temblaba  de miedo y deseo. 

— Acaso no es obvio. Me gustas  Vanora.  Te he deseado por mucho tiempo. 

— Por  eso alteraste  el ejercicio.

—  No hice  eso. 

Vanora  lo miró incrédula. Lo que hizo  que  Adremelech  se enojara. Nunca le importo  lo que pensaran  los  demás. Pero  que ella  considerara que manipulo el ejercicio  para estar  junto a  ella le dolió.  Casi  todos lo miraban  como un monstruo  o  un embustero, hasta que lo necesitaban. Porque  era  capaz  de hacer  imposibles  por lo que  creía. Aunque   fuera  doblando un poco  las  reglas. 

Vanora   observó el rostro  de  Adremelech  que  siempre intentaba no tener  expresión a mostrar  por  un minuto  algo  de  dolor  y desilusión. 

Ella  quiso  borrar sus palabras, pero  ya no era posible. 

— Yo...

— Piensa  lo que  quieras  si no  deseas  realizar el ejercicio. No lo hagas .  Nadie  te  presionara hacer lo que no deseas  —.   Adremelech iba  a teletransportarse, pero  Vanora  tocó  su hombro. 

— Espera.    

Adremelech gruñó, pero siguió en el puente  junto a  Vanora. 

— ¿ Qué  deseas?

—  No lo sé. De lo único  que  tengo  certeza  es  que  no  quiero que  te  vayas de mi lado . Eres mi  amigo  más  querido . 

—  ¿Y  aun  así  crees que  manipulara  un ejercicio. que nos puede  salvar la  vida si nos  enfrentamos a  Billy  o   Úvatar?

Vanora  se le  quedó mirando y luego  —   No lo sé. Soy una tonta. Solo  quiero... —   casi se puso  a llorar 

Él  tocó  —   Maldita sea.   

Adremelech  se acercó a  ella. — Lo quería  más que a nada  en el mundo. Si se me presentase  una  ocasión tal vez lo hubiera hecho. Porque  me  gustas  te deseo.  Cuando estoy  contigo solo pienso  en  tenerte en mis  brazos  y  devorarte  toda. Me importa un carajo mis  obligaciones. Estuve  a  punto de perderte  y me di cuenta de que ya no puedo  a callar  lo  que  siento. 

Antes que  Vanora  dijera algo. Adremelech   se inclinó, sus labios se rozaron con los  de la  recolectora.  Vanora dejó de pensar. Tembló y llevó las manos al pecho de él como para apartarlo, pero acabó por rodearle el cuello con los brazos. Los labios de él eran suaves y exploradores y aumentaban la presión a medida que la pasión se apoderaba de él. La abrazó con fuerza y la atrajo hacia sí. 

Vanora  soltó un gemido de placer y se aferró a él con la cabeza dándole vueltas.  El deseo la invadió con  fuerza  como  si los minutos  transcurridos  por su primer  beso hubieran incrementado de deseo. Quería que el mundo desapareciera, que el beso no cesara. 

Él subió y bajó las manos por la espalda de ella, acariciándole los hombros y las caderas. Levantó un instante la boca para cambiar el ángulo del beso.  Vanora  se estremeció, una ola de calor bajó por su abdomen y explotó en su vientre. Nadie la había acariciado y besado de ese modo. 

Adremelech le besó la mejilla hasta la oreja y tocó el lóbulo con los dientes y la lengua. Su mano apretó el pecho de ella y el pulgar acarició el pezón, que respondió endureciéndose a través de la tela. 

— Vanora, Vanora ... —él  susurraba su nombre mientras sus labios le besaban y mordisqueaban el cuello hasta llegar a la suavidad del pecho. 

Ella dio un respingo y la misma intensidad del placer la sacó al fin de la niebla en la que flotaba. Se enderezó, se apartó de él y se llevó una mano a la boca. Durante un momento largo, simplemente se miraron. Demasiado atónitos para hablar ni moverse. Después ella se volvió y se alejó.  Aunque  Vanora no quería  más  que  explorar la pasión que los consumía a los  dos.  Dejó que el miedo  gobierne sus  acciones y palabras. 

—  Debemos parar. Adremelech,  yo solo te  veo como un amigo.  Puede  que  tú  me confundas  con mi hermana  y quieras   explorar  una  relación  que murió hace mucho  tiempo. 

— Eres una mentirosa y una cobarde. Sabes lo que más  me  gustaba  de  ti  era  ese  valor  con lo que enfrentabas  el mundo. Puedes huir  de mí, pero no de lo que sientes. 

Tú decides que hacer, si solo quieres  mi amistad solo eso tendrás. Tengo cosas que hacer antes  del ejercicio, si  te sientes incomoda  no participes. —  Luego de decir  eso   se marchó dejando  sola a Vanora dejándola  desolada. Él  hizo lo que  quería  y no dejaba de preguntarse  ¿por qué  se sentía  tan mal?  

Esperó que les  haya agradado el  fragmento . Les  deseo un genial fin de semana