En las Sombras de tu corazón. Capitulo 21 ( Segunda Parte)

 Hola, ¿cómo están? Hoy  les traigo un nuevo  fragmento. Algo romántico y sensual  esperó que sea  de su agrado. 

Capítulo 21

Por  fin  la  reunión terminó a  Vanora se  le hizo eterna.  Podía sentir  la mirada de  Adremelech  al  otro lado  del salón. La  recolectora  de almas  deseaba  salir corriendo podía  enfrentar   a una horda de  almas  perdidas.  No tenía miedo de hablar en público y defender al hombre que amaba, pero tenía mucho miedo  de  la  cita romántica.  

Tenía  ganas de volver a arreglarme un poco en el  baño.  Aprovechando que ni bien  acabó la junta.  Adremelech  se quedó  hablando  con  Luke  y Seirim.  

Vanora   fue  al baño   encontró  su rostro  sonrojado con sudor   y  su  cabello despeinado.

Temió  que  Adremelech ya no la desee  por  lo desarreglada que se  encontraba.  Respiró  hondo tratando  de  controlar  su inseguridad y buscando  aceptarse  tal como era. Solo hace  algún tiempo   se dio cuenta   de  lo importante  era quererse. Ella siempre  fue  su peor  crítica  y su peor  enemiga. 

Se lavó la  cara y peino. Se  miró al espejo  y  se dijo que  era  bonita  porque  así  los sentía. Salió del  baño prometiéndose  no sabotear su  relación  con Adremelech.  Se  sorprendió  al encontrarse  con  él.

Adremelech se hallaba  muy  nervioso y si  Vanora  ya no quería  salir  con él.  La  reunión de hoy fue  un desastre  y  si se dio cuenta   el mal  líder  que era.  Movió la  cabeza  tratando de desechar  esos  pensamientos  Vanora lo defendió. Nunca antes   nadie   hizo eso por  él.   Los  demonios  esperaban que fuera  él más  fuerte  e inteligente.  No  creían   que  tenía miedo  o que podía  fallar. Él siempre   fingía  no  tener miedo o  que no importaba  lo que piense  de él. Solo Vanora  pudo  ver  detrás  de  sombras  su  corazón. 

Hoy  cuando  todo estuvo  mal  la  mujer que amaba  y  sus   amigos  lo apoyaron. Era  algo que siempre  recordaría y que lo llenaba  de emoción.  Mientras esperaba a  Vanora  ya  arregló  una  reunión  con Halrinach  y los  dragones. En esa misma  sesión  hablaría  con  Heli  y Seirim. Estaba organizando su  mañana.  Cuando la  recolectora  de almas  salió  y le  sonrió.

Todo lo  que tenía  en mente  se  fue  al  caño.  Tenía mil  frases por  decir  y solo pudo  articular  un  tímido  —  Hola.

—  Hola,  ¿cómo ...? En ese  momento  Luke  y  Heli los interrumpieron.

—   Chicos  vengan a  comer. 

Adremelech  deseó decir que tenía otros  planes pero  Luke  era  un amigo  y fue  muy gentil  en ayudar  a planear  esa  junta.  Mientras estuviera  junto a   Vanora  no importaba   en  qué lugar  se encuentren. La  jefa  de recolectores de  almas, tímidamente le  tomó de la mano  y  fueron al enorme  comedor que  tenía toda  clase de refrigerios.

Luke  les indicó  que se sienten  y se sirvan lo que  desearan. Ambos al llegar a la mesa se soltaron las manos.  Vanora  se  sentó y descubrió que tenía  hambre.  Entre los nervios  por la  cita y su trabajo  apenas  comió.

Cuando miró  a  Adremelech  su  corazón comenzó a latir  fuerte  y estuvo a punto de tirar  la comida    en su  ropa. Él  le  tocó su mano  y extrañamente se  calmó. 

Por primera  vez  en el  día  Adremelech  se  sintió en paz  y  feliz    tenía todo lo que pudiese desear. 

Luego de la comida  Adremelech  y  Vanora se  excusaron  y se marcharon . Decidieron  caminar por la  playa. Al principio  ninguno  sabía qué decir  y cuando se miraron  ambos  se sonrojaron.  La noche  era  oscura  solo iluminada con estrellas . A lo lejos se podía oro  el mar   que era  iluminado intermitentemente por  el  faro.

A Adremelch siempre le  gusto la oscuridad parecía que  a  Vanora  también   

— La noche está muy hermosa —  Dijo  Vanora  de forma tímida. 

Dejaron  de  caminar. La mirada del  demonio   parecía devorar a  Vanora. Su expresión oscura la dejó sin respiración  que no sabía  qué  más  decir. Siempre   le había gustado  el  silencio cómodo  de su amistad.  Pero ahora no eran  amigos  y  se sentía un poco intranquila.

Él  no dijo  nada solo  le  acarició su  mejilla. Vanora no podía hablar. Lo miró con asombro en silencio. Ese toque se sentía muy bien. Cálido y seguro. Su mano le ordenó mantener  la cabeza firme. Estaba segura de que le iba a  besar. La cabeza de él bajó y presionó  la boca de  ella

Adremelech comenzó  a besarle  el cuello .  Adoraba  cada parte  del cuerpo  de  Vanora.   Presionaba  sus senos, y comprendió que ella estaba tan excitada  como  él. Los senos de Vanora crecieron fuertes, llenos y sensibles.  La humedad se comenzó a pegar sus apretados muslos. Ella apenas notó que sus pasos retrocedían hacia  arena seca arena en la base de la pared del  faro.

— Deberíamos irnos. 

— Podemos  quedarnos  un poco  más. La noche esta tan hermosa  y fresca. 

De  la  nada  Adremelch creó varias  mantas. Él desplegó las cobijas en la arena y se sacó su chaqueta.  Ella abrazó su calor durante el siguiente beso.  Los besos la calmaron. Eran dulces, lentos, y muy tiernos. Su cuerpo estaba disfrutando tanto de ese gozo lento y se arqueaba  en busca de  más placer. 

Adremelech se apoyó sobre un brazo y la miró,  esa imagen de  Vanora  permanecería en su memoria hasta su último día.  El viento despeinaba su dorado  cabello y su rostro  estaba  resplandeciente y  calmado.  Sus ojos  azules   se encontraban  oscurecidos por  el deseo.  Su mirada seguía las caricias de su mano sobre su rostro y cuello.

Vanora no pudo resistirse a tocarlo también. Le acarició el rostro que la miraba y los labios que la habían besado. Le encantaba la sensación de su piel bajo sus dedos.  Sus caricias bajaron por su cuello. Ella sentía destellos de calor en su piel.

Las caricias de su boca la estremecían  por todo su cuerpo. Ella  estaba impaciente por más cercanía.

Sus caricias fueron bajando de lado y sintió su mano claramente. Su mano se movió de nuevo, sobre la  plenitud de sus senos,  Su cuerpo se movió instintivamente para animarlo. Incluso su respiración sonaba a un ritmo que suplicaba por más. Lo que su mano le hacía ahora la estaba matando, sus dedos encontraron su pezón a través de la tela y lo acarició enviando corrientes de excitación por todo su  cuerpo. 

Vanora cerró los ojos. Ella le devolvió el beso, con  pasión. La mano de él se movió hacia su hombro, gentilmente la hizo rodar de lado. Su decepción solo duró un momento antes de sentir como él  desprendía su blusa.

Adremelech acomodó nuevamente su espalda sobre la manta, entonces lentamente fue bajando su blusa azul y su  sostén . Deslizó la tela hacia abajo revelando su cuerpo. Ella echó un vistazo a lo que él estaba viendo.  Sus senos subían desnudos encima de las revueltas prendas.  Su cuerpo estaba completamente desnudo hasta la cintura.  Él se apoyó en un codo dejándola totalmente vulnerable a su mirada.  La sensación de estar desnuda y expuesta era increíblemente erótica. Su mano descansaba sobre el estómago de ella y su oscura mirada hacia su blanca piel.

— Eres muy hermosa,  Vanora—. La recolectora bajó los párpados y vio la mano de él sobre ella.  Sus pezones estaban  sensibles  debido a su cercanía.  Incluso el viento parecía despertarlos.

Él acarició donde debería estar la  blusa —.   Te ves hermosa con esa prenda  y más hermosa sin ella... —

Lánguidamente, Adremelech trazó un camino con sus dedos entre sus pechos y alrededor de sus pezones.  Ellos se endurecieron en respuesta

Adremeleh la acariciaba como si tuviera todo el tiempo del mundo. Vanora  debía  estar escandalizada por  lo que hacían en la playa  donde cualquiera podría descubrirlos.  Ella apretó los dientes y trató de contener lo que estaba sucediendo en su interior.

Sus dedos rozaron gentilmente un pezón.  Ella tuvo que tragarse un sollozo. Él lo rodeó suave y efectivamente hasta que ella pensó que iba a ponerse a gritar.

Él estaba absorto en sus pensamientos mientras continuaba lentamente despertando su cuerpo.  Su cabeza se inclinó sobre su otro pecho. Esta vez sobre la punta. Su lengua la sacudió haciéndola gritar.

Usaba su boca y su mano para derribar cualquier control que ella tuviera todavía. Sus pechos se hacían cada vez más sensibles y él probaba cada uno con su lengua y sus dientes.  

Una nueva caricia más  baja en sus caderas y sus muslos, presionando sus bragas. Su cuerpo respondió por ella, levantándose para recibir su toque, haciendo caso omiso de los riesgos, olvidándose del peligro.

Él presionó su clítoris entre sus piernas y ella casi se desmayó de alivio. Nada más  importaba ahora excepto que estaba siendo tocada ahí. Cada sensación, le hacía estremecerse  más. Vanora   gimió por más  placer. Ella abrió sus ojos para ver  el saliente de su falda arrugada y sus  bragas  en  la arena.

Adremelech se levantó de su abrazo y miró más  allá de donde ella podía ver. Acariciaba sus muslos más  lentamente que como lo había hecho con sus pechos. Él se volvió hacia ella y ella lo acercó para besarlo con locura, dándole rienda suelta a todo su deseo. 

Él continuó su caricia hacia arriba hasta que sus dedos tocaron el único lugar donde se enfocaba toda su esencia. Un trazo, un toque suave y lento hizo que sus sollozos se quedaran atrapados en su garganta. La intensidad del placer que sintió la impactaron. Él besaba sus mejillas suavemente.

— Te amo —. La tocó de nuevo, más  profundo. Ella se agarró a él más  fuertemente, apretando su espalda para contener esas pequeñas sensaciones que la abandonaban ahora.

— Abre las piernas, Vanora. —

Su cuerpo obedeció. Él la  beso lánguidamente  en su rostro y senos mientras su mano creaba escalofríos que la recorrían hacia arriba a través de su sangre y luego hacia abajo otra vez hacia el mismo punto. La carne que él acariciaba latía tan fuertemente que parecía el ritmo de su propia vida. Ella oyó las olas , mezcladas con las lágrimas que ya no podía contener. Lloraba de placer y frustración.  Su cuerpo gritaba por algo. La intensidad era cada vez más  profunda y su locura más  envolvente.

Él la besó con  fuerza mientras  penetraba  y  los  dos  se perdían  en el placer  y  en su amor. La playa parecía un lugar místico, separado del mundo normal, un punto colgando entre los sueños y la realidad, entre el cielo y la tierra.

Adremelch recorrió con sus dedos la superficie de su rostro, disfrutando la sensación de su suave piel.  Él  la miró como siempre había deseado, lenta y cuidadosamente, sus ojos memorizaron cada detalle para no olvidarse de nada.  La tocó como tantas veces imaginó hacerlo. Representaban las veces que la había deseado. En  las  reuniones de trabajo, las fiestas y las cenas, la soledad de sus habitaciones. Deseándola como una parte de su propia existencia,  era algo de lo que él no se lamentaba o arrepentía. Ahora finalmente ambos  estaban  juntos  y nadie los separaría o eso esperaba. Tenía  el presentimiento que  Billy  y la  guerra que se aproximaba los pondrá  a prueba.

Les deseo un genial fin de semana.