Entre las Sombras de tu Corazón. Capítulo 27. (Primera Parte)

 Hola, ¿cómo están?  Volvemos la acción  a  Moñái   que esta a  punto de lograr  su  venganza. Esperó que este  fragmento sea de su agrado. 

Capítulo  27

Billy  volvió a su  cuerpo frustrado.  Su   estúpida  idea  de poseer a  Zahra  y tomar  la  esfera de energía,  solo le  hizo perder  fuerzas  y tiempo.  Ni  bien llegó  se  vio sorprendido por lo que  ocurría  en  ese lugar. 

Por fin Moñái peleaba  con  su hermano. Por  la  energía que irradiaba  Amras y sobre todo  sus  ojos  rojos.  Su hermano  había logrado  enloquecerlo casi completamente.  Le  daba  furia  que  Moñái  se saliera con la suya  ya que arruinó sus planes. 

Moñái que  había  raptado  y luego  encarcelado en una  burbuja   a  Gilraren  la  hija de  Amras  y  sobrina de  dragón.  

En  ese momento   Moñái  se  encontraba  torturando  a  Gilraren   ahogándola para  luego  darle un respiro y  humillarla.  La  dragona de  rostro  alargado  y  cabellos morados. Deseaba  más  que nada  huir  y  detener  a su padre. 

Moñaí  se  reía  muy pronto  realizaría  su  venganza.

Billy  gritó  interrumpiendo  al   dragón.

— Moñaí libérame o pagarás  muy  caro tu  venganza. 

Moñai  hizo  una  mueca   y  dejó  por  un momento  respirar  a  Gilraren.  Y  se  volteó  a ver   Billy  que  todavía  seguía atrapado en una  especie  de  enredadera.   

—   Deja  de  molestar.

— Moñái

—¿ Qué deseas?

—  Libérame. Es  la última  vez que te lo pido.

Moñái  rio  antes  de contestar.  —   No  te  tengo miedo.  Además,  tengo  cosas  más  importantes   que  ocuparme   de  ti vieja momia. —   Lanzó  una  especie de polen   negro   a  su hermano  que estaba  a punto de  liberar a  Gilraren. Y  le gritó eufórico. 

— Tendrás que matarme  Amras  para que  tu pequeña  no  muera.

—   No lo hagas, papá —.   Gritó  Gilraren. 

A su lado se encontraba  Dauroji  intentando  destruir  la baba  que  tenía presa  a la dragona  sin ningún  éxito.  El polen que  lanzó al  demonio hizo que se convirtiera en piedra. 

—   Nadie ayudará a tu hija. —  Moñaí  rasgó la  burbuja   haciendo  que  unas  cuchillas  gigantes   atravesarán el cuerpo de  Gilraren. La  dragona cuando  fue  atrapada  no  pudo cambiar  de  forma  ni  conservar sus poderes.  A  este  paso  iba a morir.

Billy oyó  un estruendo  no podía liberarse  de ese maldito agarre y pronto  Lilith  la  elfa vendría   a  vengarse de  él. Temía  que  este  fuera su fin.  Estaba seguro de que moriría  al igual que  Naur  si  no  hacía nada  para  impedirlo. 

Amras  desesperado  empezó a  quemar  Moñái que  reía  complacido.  No  le importaba  morir con tal de  volver  loco  a su  hermano. 

Los  dragones se  volvían locos  si  se mataban  entre sí.  En especial  cuando  el otro  dragón no  atacaba.  

Los signos  de  locura  empezaron   a  ser  visibles  en el  dragón  blanco. Sus  ojos  azules  se  volvieron  rojos  y su piel  blanca  comenzó a  sangrar.  Por la  expresión de  Amras  ya no reconocía  a  nadie  muy pronto enloquecería  mataría   a toda  forma  de  vida  antes de morir   desangrado a  causa  de  su  locura.  

En  un ser  tan poderoso  con  Amras  podía tardar  meses   en morir.  Moñái  esperaba  que  su  hermano  mate  y enloquezca  a toda la población de  dragones  y  de  esa manera  obtener  su  venganza.  

Presa en la  burbuja y  con mucho miedo que su padre  muera  de esa  forma.  Gilraren  no  dejaba  de  gritar. 

— Papá, no lo hagas. 

Pero  Amras  ni siquiera la  escuchaba. 

Billy miraba  la escena   sabiendo  lo que  tenía que hacer.  Odiaba  ayudar  en especial  a  una hembra. Pero  estaba  apenas  tenía  energía para liberarse y  no  tenía  tiempo que  perder.

Miró al  hada  estaba  a punto  de restaurar el  volcán.  La  reencarnación  de  Lilith  pronto entraría  a la prisión y si no quería ser  destruido  debía  hacer  esto  a pesar de que  le  daba  náuseas.    

Con un suspiro  y  utilizando  toda su  energía  quemó la burbuja  que  tenía presa a la  dragona.  

 Moñái  aún  celebraba  que  su  hermano  estaba  a punto  de  matarlo. Ya había  sido  quemado  y  golpeado  por  Amras.  Solo  faltaba   un poco  más   para  morir  y  enloquecerlo  por  completo. 

— Mátame   hermano.  Haz  algo  bueno una  vez  en tu vida.

Amras   iba  a   disparar  una  bocanada  de  fuego  cuando   Gilraren   algo  herida  y  con mucho dolor  se  atravesó para que  su padre  no ataque  a  Moñai. 

— Papa  no lo hagas. 

Amras  se quedó mirando  a la mujer    sin  reconocerla.   Deseaba atacarla, pero  algo se  lo impedía. Ella  volvió  a llamarlo.

— Papa. 

Moñái  furioso  golpeó  a  Gilraren  en  el  rostro  esperando  enloquecer al dragón. Ella cayó  al  suelo  cubierto de  baba y  pronto  volvería  a ser  prisionera.

Amras  por  instinto  sabía que  tenía que  salvar a  esa  mujer.  En lugar de  atacar   a la  babosa  gigante    escupió  fuego al  piso para  eliminar.  La baba  que  haría  daño a la mujer.

Moñái  gritó  de  dolor  y  quiso atacar  nuevamente  a  Gilraren. Seirim  que  hasta  ese momento  estaba  ocupado neutralizando a  los otros  prisioneros  y ayudando   a  Belowen  a restablecer  el volcán. Envolvió  a los  dos  en un tornado de  fuego.  Moñái  gimió  y  quiso  apagar  el  tornado  con  su baba. Sin poder lograrlo, ya que  Seirim  se alejó del  dragón. Llevó  a  Amras  y  Gilraren  a  una  cueva  para que estén  a  salvo. 

Moñái  miró  a Naltucien que  todavía estaba  atrapada en  una  de  sus  babas. Podía atraer la atención  de  Amras  torturando a la  dragona que  crio a  Gilraren. 

Tomó   a  Naltucien y la  golpeó mientras  gritaba. 

 — Amras  no quieres que  mate  a  Natulcien.  Ven   enfrentarme. 

Glraren  abrazo  a su padre  para  disuadirlo de que vaya a pelear  con  Moñái. 

 — Papá no lo hagas. 

Amras  apenas  podía controlarse. Todo su   cuerpo  temblaba,  de sus  ojos  y  boca salía  sangre. Solo el amor   a su  hija  lo  mantenía  cuerdo. Iba  a decir  algo cuando observó  como  la nieve  negra era  erradicada.    

Moñái  gritó  de  furia pero  ahora  solo  era  un pequeño  dragón.  Naltucien libre  de la  cárcel que la oprimía  huyó. 

Belowen  por  fin  reactivó el  volcán, haciendo  que  los poderes  de  Moñái y  el resto de  presos  disminuyeron  totalmente.  La  habitación donde  estaban  se llenó de luz   las  sombras  se  disolvieron.

Esperó que  este  fragmento sea de su agrado.  Les  deseo un genial  fin  de semana.