Después de Todo. Prologo ( Primera Parte)

 Hola ¿Cómo  están? Les dejo en compañía de mi bella  Lizie  y  esperó que disfruten de  este  fragmento. 

Prologo

Úvatar miraba  con  nerviosismo la eterna oscuridad que lo rodeaba, en su  prisión de hielo.   Una parte  de  él, lo que  más  deseaba   era  dormir  y estar inconsciente para apartarse de  su dolor y  soledad.  Estar  encerrado de  nuevo y  sobre todo su derrota era lo  que  atormentaba. Su  tan añorada  venganza  como sus planes  de   conquista   a  los  5 mundos   fracasaron de nuevo. 

Se encontraba  muy  débil para huir  y  aunque  lo deseara con toda  el alma  ni siquiera podía  vengarse. 

Él  a quien  así mismo  se  llamó  Úvatar  que en idioma  elfo  significa  el  destructor era  un fiasco.  Los  miles de seres   temían pronunciar  su nombre   ahora  solo eran  un recuerdo de mejores  días. 

Cerró los ojos   sabiendo que no descansaría  ni  por  un segundo.  Los pensamientos  se  le  agolpaban sin descanso. Una parte de  su castigo era   ver  una y otra  vez  como   destruyó a quien  más  quería.  La  culpa    era  un mal de los  débiles  y él  nunca  lo fue. Aun así  sufría  el silencio y la oscuridad que  le recordaban  todo lo que  fue y  todo lo que  perdió. 

Quiso dormir aunque  sea  un  segundo. Eso no  era posible  desde  que  fue despertado por  Moñái el  dragón. 

Moñái  al igual que estaba  preso  en el inframundo en la  cárcel   de  máxima  seguridad.   Cuando lo oyó por primera  vez pensó que era una alucinación. Luego  él  le dijo  que lo ayudaría  a escapar. 

Úvatar  no confiaba   en  Moñái  aunque  deseaba  escapar. Sin  embargo,  no  quería  ayudar   a  esa   pequeña  lombriz. Nadie    te hace un favor  solo  porque  sí. Moñái  tenía planes  y  deseaba  utilizar  a Úvatar para lograrlos. El demonio elfo no quería  seguir  en la  oscuridad, ni  rodeado únicamente  de sus pensamientos.

Al final parecía que no  tendría  que  decidir   qué  hacer.  Moñái  no llegaba  como lo hizo las últimas noches.  Por un momento  quiso  llamarlo, pero  el gran Úvatar aunque  vencido no  suplicaba  a nada  ni a  nadie. 

Cerró los ojos  y  se perdió  en sus  recuerdos  y  la zozobra de sus pensamientos. No supo  cuánto tiempo paso  pero  al final oyó la  voz  sinuosa  de  Moñái  

—   Úvatar. ¿ Estás listo para escapar?

Úvatar no respondió porque no se sentía listo para  hacerlo,  pero  no estaba listo para  seguir de esa forma. Hay seres que se pasan  toda la  vida  esperando un milagro sin  saber que en ellos  mismos  está  la posibilidad  de lograr  lo que  desean.

— Te ayudaré.

Moñái  río  —  Sabía que  vendrías  conmigo. 

—  Ven unete a la  fiesta. 

El rato que Moñái  entró  en  su  celda  pudo ver algo  de luz .  Úvatar  hubiera  preferido seguir  en  la oscuridad   a  ver  el  asqueroso  aspecto  del  dragón. 

Moñái  medía  como un perro  salchicha .  Estaba   cubierto de  una  baba  negra de su  cuerpo  salían miles de lombrices. Partes  de su cuerpo ya no tenían escamas y  un olor a putrefacción  dominaba  el ambiente. 

Úvatar descubrió que  fue esa  baba  negra la que  destruyó la seguridad  de  su  celda.  Aunque era  utilizar  su poca  energía  se  volvió  incorpóreo para  no  topar  la  baba  negra  ni la pus que  cubría el suelo de  su  celda.

Cuando  salieron  al pasillo Uvatar observó  a un  enorme   volcán  cubierto  de  baba  negra  y lleno  de parásitos.  

Las  prisiones  de  máxima  seguridad  en el inframundo estaban  custodiadas  por    demonios  de  fuego  y  un volcán mágico en constante   erupción     que  mantenía   la  temperatura   a  niveles  extremos y el calor de las paredes. Estos no  dejaban  que nadie   que no sea   un  guardia pudiera  topar las paredes   o las puertas. 

La  expulsión de ceniza  tenía   el  deber de suprimir  el poder    de cualquier  criatura con poderes  sobrenaturales. 

Las  celdas   eran  unas  cuevas  cubiertas  por  hiedras  de  fuego  que  no  dejaban moverse   a  los   reclusos y  les absorbía los  poderes  y parte  de su energía  vital. Tenía el conjuro de que todo el que saliera   de  las  celdas   se   quemaría  vivo.   

La  cárcel de  inframundo   solo  tenía  100 seres  vivos.  Entre  demonios   que  ofendieron de  la  peor  forma  a sus  clanes.  Como también   dragones, elfos  y humanos que eran muy peligrosos  en  cualquier  otro lugar.

La  zona  de  máxima  seguridad  tenía   6  seres  considerados   muy peligrosos  entre ellos  se encontraban  Úvatar y  Matut. 

La  seguridad falló   al infectar   al  volcán  y matar a  los  guardias  de  seguridad.

Úvatar  se sorprendió al  no ser  el único preso   que  se  encontraba   en el pasillo.   Una mujer  con serpientes  en la  cabeza  trataba    de  destruir  la puerta   principal. 

La mujer  desesperada  les  gritó 

— La alarma  principal  ha sonado  .  Muy pronto  tendremos  compañía. Moñái debemos escapar. 

El dragón solo ríe  y  a  Úvatar  se le  crisparon los  nervios. Moñaí  fue  a  otra  de las  celdas  mientras  la mujer   gritaba   y trataba  de  forzar la puerta  principal. 

Úvatar  estaba  convencido  que lo  menos deseaba  Moñái  era  huir.  Luego  de  verlo por unos  segundos se  encontraba  seguro  que al  dragón  iba  a morir  y que solo buscaba  la  venganza antes  de  dar su último  aliento. 

Úvatar  se puso  a inspeccionar  si podía  salir  sin la ayuda  de Moñaí  cuando  se le  acercó la mujer.

— Es  imposible  salir de  aquí. 

— Lo sé.

 La mujer   se puso  a ver en dirección de  las otras  celdas.

—No entiendo  a  Moñái.  Debe ser  cierto  los  rumores que  dicen sobre él. 

Úvatar intrigado preguntó  — ¿Qué es lo que  dicen  sobre  él?

— Se le conoce  como el dragón loco  o  el dragón  sin corazón.  Quiso  tomar  el control  de la magia casi exterminó  las  hadas  de la luna  y a su propio pueblo. 

En ese instante llegó  Moñái junto  a  varios  presos y  Billy.

— Te  falta  decir que trate de raptar   a la esposa  de mi hermano. Y  que  mate   a todos  sus huevos  menos  a  uno  porque  se  resbaló del nido  y que no  descubrí. Me  prometí  matar  ese... 

La  mujer solo  resopló interrumpiendo a  Moñai.   Úvatar  no supo   si  fue  por lo que dijo  Moñái  o por la llegada de  tropas.

El  dragón  observó  con una sonrisa  la  llegada  de los intrusos.

Uno  de los presos  que  acompañaba  Moñái  gritó —.  Vamos  a morir. 

Moñái  en tono conciliador  — Podemos  ganar  si  actuamos  todos  juntos. 

Billy  se rio  estruendosamente  y  fue  abofeteado  por  el dragón   que  lo encerró en una  burbuja  de baba  negra para luego convertirlo en piedra. 

— ¿Alguien desea acompañarlo?

Úvatar estuvo tentado a pelear con Moñái algo, pero se calló. Deseaba  escapar  y  por  lo menos   debía fingir   estar de acuerdo.  

Los presos   vitorearon a  Moñai  que  volvió  a reír  de  forma estrepitosa . Haciendo  que Úvatar  apriete  los dientes. Para  callar ese sonido preguntó  a la mujer  y a sus  compañeros  sus nombres

— ¿Cómo se llaman?

La mujer   fue  la  primera en contestar — Me dicen  Medusa — señaló a  una  ogresa — Ella  es  Ugna  y  luego señalo  a  un  enorme demonio   con  cara  de lagarto  es   Hallulaya ¿ y  tú cómo  te llamas?

Antes de que conteste  Úvatar  un  demonio  con el pelo dorado rojizo  seguido por otros  dos  hombres entró al pasillo.

Les deseo un  genial fin de semana.