Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

jueves, 4 de marzo de 2010

Capitulo 33


Miedos

Una segunda explosión se oyó. Casi sepulta a Gregory pero con su magia hizo un campo de fuerza mientras se deslizaba con Ariel en sus manos.

Garnier, los esperaba en la salida con un hombre alto calvo. Que tenía gran barba blanca.


-Lo hiciste. Pensé que era imposible.

-Otto que alegría verte.

-Es hora de irnos dijo Garnier.

Subieron a su gran nave.

Gregory estaba cansado aunque no quería separarse de Ariel la dejo en la enfermería para que Otto la examinara.

Uno minutos después entro.

-Príncipe. Es un gusto volver a verlo. Una mujer rubia y bajita lo saludo.

-Magda. ¿Como has estado? Otto ya examino Ariel.

-Si su alteza. Ya inyecto a Ariel con una dosis alta de arquic.

-La bañamos en agua con orquídeas azules. Es solo cuestión de tiempo que despierte. No es como la otra vez apenas se alimento de ella.

-¿Cuando despertara?

-No lo sé.

-Gracias, me quedare con ella.

Gregory temblaba y si esta vez no sé recupera.

-Como estas monstruo. Estas a salvo. Nadie te separara de mi. Es hora que despiertes para que te regañe.

Acaricio su pelo.

-Como extraño, tu cabello era tan grueso y largo recuerdo que olía fresas. Una vez lo mordí para ver si sabía igual.

Te acuerdas como me golpeaste. Me he preguntado cientos de veces si tu piel sabría igual a la nata. Dijo besándola suavemente en la mejilla.

Ariel no le respondía. Seguía callada como muerta.

Se sentó junto a ella y la abrazo.

-Sabes cuanto he deseado tenerte así. Daría todo mi reino, tomo mi dinero y poder por tenerte así todos lo días. Por que, tú me quisieras un poco.

Monstruo, vamos. Tú puedes. Estoy junto a ti nadie va llevarte a ese mundo vació que del que me contaste.

Despierta dijo besando su frente. A punto de llorar.

No me dejes no puedo perderte. Tengo tanto miedo de no volver a ver tus ojos. De no sentir tu piel aunque sea levemente, de no oír tu voz, de no verte luchar o
reír.

Un toque en la puerta. Le volvió a la realidad.

-Ya llegamos.


Gregory se seco una lágrima y en tono frió dijo.


Acomoden mi habitación de la orden. Cuando este todo listo avísame para llevarla. Y quiero que…

-Señor.

-Nada más.

No sabía que decir. Se sentía tan desorientado si ella no despertaba nada de su vida tendría sentido.

Cuando bajo nadie se les acerco y apenas les miro. La llevo a una habitación subterránea que estaba oculta debajo del jardín de su despacho.

-Siempre soñé en tenerte aquí le dijo suavemente.

Ariel seguía dormida.

Recogió una rara orquídea azul Y se la paso por el rostro. -Te acuerdas la otra vez eso fue lo que te despertó.

La puerta soñó de nuevo.

-Pase

-Señor.

-¿Qué deseas? Si quiere puede descansar yo me haré cargo. Aun no le he revisado las heridas.

-Estoy bien. Te llamare cuando te necesite. Márchate.

Con una reverencia Otto se fue.

No dijo nada por un tiempo tomo su mano que ahora tenia más calor. La medicina estaba haciendo efecto. Hasta su piel tenía mejor color.

-Ten. Dijo pasándole un poco de hielo en los labios.

Miro la venda que tenia en el cuello aún sangrante.

-Por que te tuve que fallar esta vez. Me prometiste no iras. Debía haberte advertido pero tenía tanto miedo de perderte. Que fueras ahí para vengarte.

La puerta se abrió y entro Arik medio borracho y preocupado.

-Ariel ….

Gregory soltó la mano de Ariel.

-Maldito dijo Gregory.

Tomándolo por la camisa y sacándole de la habitación. Ya en el jardín lo lanzo a la pared.

Arik sintió como si se le rompiera la espalda. Aún el piso recobrándose vio como Gregory le dio una patada.

Cuando lo iba golpear otra vez tiro a Gregory al piso. Sintió un dolor en la cicatriz que tenia en su hombro izquierdo que casi lo hace gritar como soportaba Gregory el dolor. Cada vez que se golpeaban, el uno contra el otro. Recibían el doble de dolor, por el pacto de lealtad.

Gregory se paro Arik tambaleante le dio en el estomago. Gregory respondió golpeándole en la quijada.

Arik salio del jardín fue al estudio cogió la espada que abría la puerta.

Se lanzo atacarle a Gregory con ella. Pero él le arrebato con fácilmente. Y cuando estaba a punto de clavársela oyó una voz.

-Basta Gregory.

Ariel oyó la pelea. Para decir verdad en la oscuridad escucho todo la voz de Gregory. La manera como decía que la necesitaba. Ella no quería regresar solo deseaba perderse en la inconsciencia. Sin embargo no podía dejarlo por más que quisiera huir no podía.

El tiro Arik al piso sin el menor cuidado.

-¿Estas bien?

-Si. Dijo un poco mareada.

-Vamos necesitas descansar dijo cargándola. A pesar de que le dolía todo el cuerpo.

Ariel iba protestar pero vio la mirada alegría Gregory y se rindió. Deseaba tanto tenerlo cerca sentir su calor y por un momento pensar que pudiera pertenecerle.

Arik aun descasaba en su cuarto vio un motón de botella tiradas en el piso. Que había estado haciendo su hombres estaba herido y Ariel podía haber muerto. Estaba tan avergonzado que ni podía mirarse el espejo recogió las botellas. Había una sin tomar la miro con ansia casi a punto de sucumbir, pero con un suspiro la boto a la basura.

Fue cuando Garnier lo interrumpió.

-Ni se te ocurra Gregory quiere verte. Ve a su despacho.

Gregory estaba sentado esperándolo.

No parecía que hace rato se hubiera pelado con nadie. Mientras que Arik parecía como si una aplanadora lo hubiera pisado.

-Veo que estas sobrio. Te mande a llamar por Ariel.

Ariel estaba escondida en un rincón del jardín. No confiaba que Gregory no matara Arik. Así que decidió intervenir si era necesario. Cuando oyó una pasos. Volvió al cuarto de Gregory pendiente de la conversación.

Pasaron uno minutos y nadie hablaba. Gregory miraba a sus rosas.

-¿De que quería hablarme su alteza?

-Te mande a llamar por Ariel. Si sigues vivo es por ella. Te juro, que quería matarte con mis propias manos. Solo que ella esta bien lo impidió. Solo por eso. Aun no estas expulsado de la orden.

-Lo lamento no volverá a ocurrir.

-Eso espero ¿Por qué estas bebiendo?

-Es mi problema.

-Se convierte en mió cuando haces daño alguien que quiero. Contesta

Arik no contesto.

Gregory suspiro y arqueando una ceja dijo. -Me imagino que es por la mujer por la que pasaste el campo de fuerza el día de las pruebas.

Arik, miro al horizonte.

-Me traiciono.

-Por lo menos te dio una explicación.

-Solo la vi y me fui.

-Y desde ahí has estado ahogándote en alcohol.

Arik no respondió.

-Eres un idiota.

-No lo entiende. La amo tanto que duele y ella se porto así.

Gregory frunció el ceño. Con su ojos lleno de pasión. Era diferente al príncipe que Arik conocía.


-Tú no sabes de amor. Si, no estuvieras aquí como un bebe llorando. Hubieras peleado por ella. Aunque sepas que es imposible. Que todo esta en su contra. Aunque ella te rechace tu estarías cerca. Por que eso se hace cuando se ama .No importa si ella no te ama de la misma forma. Te conformas con una sonrisa con una mirada, con velar la luchar y ayudarla. Te conformas en soñar que algún día será tu tuya.

Pero no importa si vuelves o no con ella. No estamos aquí para hablar de tu vida amorosa. Quiero que resuelvas tu problema te doy esta noche libre. Termina con ella o vuelve, lo que tú quieras.

Pero no vuelvas a beber, si te veo haciéndolo. Sales de la orden enseguida a pesar que seas uno de mis mejores hombres entendido.

-Si señor.

Escondida Ariel oyó todo y lloro.

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