Capitulo 21

La princesa Catalina.

Suplicando

A Darius, se le salían algunas lágrimas de los ojos. Annia y Diana llamaron a la puerta.

No les hizo caso. Primero, depósito con cuidado a Rebeca en la cama mientras espantaba a las perras, para que no le molesten. La llevo al dormitorio, le acaricio con cariño y le beso prometiéndole salvarla. Luego fue abrir la puerta.

Cuando, Diana y Annia se enteraron pesar de que no se llevan bien se abrazaron y lloraron.

Darius antes de irse le pidió a Diana avisara Gregory y a Garnier. Más tarde se fue para ver a la princesa Catalina. Ni siquiera lo dejaron entrar. Un funcionario salio a recibirlo, para sorpresa del hechicero, fue el padre de Diana. Recibiéndole como si fuera un perro insignificante.

-La princesa Catalina, no desea verlo. Marchase por donde vino.

-Señor Arauz, un placer verlo. No se olvide, que me debe la vida.

El padre de Diana no se inmutó.

-No, le debo nada. Márchese o será escoltado por los soldados.

Darius le lanzo un rayo y entro al palacio.

Los guardias lo seguían pero no le importaba

Les disparo unos rayos siguiendo el poder de la piedra, fue hasta un patio con piscina donde la princesa Catalina daba una fiesta a pesar de que su padre estaba moribundo y era todavía de mañana.

La egoísta mujer, bailaba rodeada de hombres, mientras gritaba.


-Estoy aburrida, más licor.

Un hombre musculoso vestido sólo con un pequeño bañador la baño con champaña. Ella rió mientras se restregaba contra él. Mientras con una de sus manos tocaban a otro hombre moreno que bailaba intentado pegarse al cuerpo de la mujer.

-¿Se acabó? Quiero, más licor. Ay que celebrar, que el viejo asqueroso de mi padre pronto morirá.

Luego de un momento apareció una sirvienta junto a Darius.

Cuando la princesa Catalina vio a Darius dejo de bailar.

Y fue hacia él, no sin antes tomar una copa. El bikini rojo con negro apenas cubría su cuerpo. Como estaba mojado transparentaba sus sexys formas. En su cuello tenia una cadena con una piedra grande, gruesa y sin tallar: La piedra exxis

Riendo. Toco la mejilla de Darius. –Te lo dije Cristian tarde o temprano te arrastrarías como un perro.

Como vez no te necesito tengo toda la diversión y el apoyo que un día te suplique. Dentro de unas horas tal vez sea reina. La basura de mi padre está agonizando.


¿Quieres una copa para celebrar?

-No su alteza. Pero si necesito su ayuda.

-Solo por eso me vienes a buscar ingrato. - Chillo la princesa botando la copa de cristal a la sirvienta, que la esquivo.

-Lo sé. Su alteza tiene todo el derecho de enojarse. Puede hacer lo que quiera conmigo pero le pido humildemente como el perro soy que me ayude.

-¿Qué deseas?

-Un momento la piedra exxis. Solo quiero sacar un poco de polvo de ella.

-¿Si te pediría que te humilles que te portes como un perro lo haría ? ¿que renuncies a servir a Gregory lo harías.? ¿Si te pediría que renuncies a la simplona por la que me rechazaste lo harías?

-Sí.

-No, te creo. Ladra como perro que eres Darius.

Humillado y avergonzado ladro como perro.

Lo haces mal estúpido.- Dijo la princesa mientras alrededor de ellos todos se reían

-Vuelve hacerlo, ponte de cuatro patas y ladra más fuerte.

Darius lo hizo. Todos se reían.

-No bestia inmunda -Chillo lanzándole una copa. Él se movió para esquivarla.

-Sí, lo haces de nuevo no recibirás nada. -Se burlo, Catalina sin dejar de reírse.

Luego estuvo lanzando cosas a Darius. Una media hora después aburrida. Grito.

-Ven, agradéceme todo lo que te hago. Besa mis pies.


Asqueado, el hechicero, lo hizo.

-Ahora ya me humillo. Por que la rechace, ya creo, que es suficiente. ¿Me a dar o no la piedra? -Dijo parándose y limpiándose la boca.

-Nunca. Ni mil años humillándote compensarían el dar unos segundos mi piedra. No te daré la piedra es solamente mía.- La princesa luego de pronunciar esas palabras tomo otra copa y volvió a bailar.

-Ahora ladra para que pueda divertirme más y tal vez lo considere.
Darius la miro con desprecio y algo de lastima.Antes de decir.

-Sabe su alteza, Rafael Santinni, tenía razón sobre usted, no es más que una perra en celo sin cabeza o corazón.


Catalina se puso roja, cuando oyó hablar de su ex amante. Grito llena de furia y tambaleándose por el licor.

-Arrestenlo.

Sus soldados quisieron apresar a Darius pero este no se dejo. Salio del palacio
herido y siendo perseguidos por numerosos guardias.

Mientras la princesa chillaba de furia.

El hechicero, camino hasta lo que fue su hogar cuando vivió en Dumar. La casa de Lili. Una pensión limpia pro sencilla. Aun se acordaba el colapso que le dio, cuando Gregory prefirió vivir ahí, que en lugar donde su madre lo mando.

Garnier aun no llegaba maldición esperaba que toda esa humillación sirviera para algo.

Con una pequeña piedra había fotografiado todo el lugar mostrando los mejores ángulos para que pueda entrar su amigo. Él era mejor ladrón de toda Nuis el único capaz de robar a la princesa Catalina en pleno día, su más grande tesoro: La piedra exxis


Pía


Mientras esperaba a que llegue en la calle una mujer hermosa se le acerco.

Darius, se dio cuenta que era un demonio.


-Buenos días Cristian Darius. -¿Esperas alguien ? Tu amigo, no llegara algo le pasara su nave. Va explotar en algunos minutos.


¿Pero si quieres salvar a tu mujercita? Tengo una propuesta por hacerte. Deberás ir a las ruinas umix. Un lugar donde no podrás utilizar ni magia ni armas, por su campo magnético.

Pero para estar más seguros llevaras puesto esto. -Le dio un brazalete suix que quitaba los poderes mágicos. Si a pesar de tenerlo un mago se empeñaba en utilizarlos podría morir o perder sus poderes.

En las ruinas te daré la sangre de Inés Victoria

Darius, lo tomo.

¿A cambio de que. Me darás la sangre de Inés Victoria ?

-Que impaciente A cambio de que me traigas Gregory Rovstost. y a Diana Pasha. Cuando estemos en la ruinas los matas. Luego te daré lo que tanto deseas.

-Te espero en una hora. Y con eso Pía se fue riendo.