Desde las Sombras. Capitulo 10

Un nuevo capitulo. Tenga Paciencia a Yuri pronto dará sorpresas . Les mando un beso.

Capitulo 10

Días tristes.

Vane

La lluvia empezó a caer más fuerte Selene se quedó parada sin saber que hacer o donde ir. La gente que corría a refugiarse de la tormenta se le quedaba mirando como si fuera un bicho raro. En ese instante se dio cuenta que estaba llorando. Con ganas de pasar desapercibida, camino entre la gente intentando calmarse.

Iba ver a su prima necesitaba hablar con alguien, cuando llego a la mansión de Esmeralda. Amaya estaba caminando junto a Yanus ambos hablaban, sin atreverse a tomar de las manos.

Selene al verlos recordó que su prima iba por fin a salir con él. No podía interrumpirlos sin poder contenerse se quedo mirándolos. Yanus siempre gruñón y amargado. Sonreía como nunca, su semblante era lleno de paz y algo más. Amaya estaba nerviosa, no acostumbraba a ponerse tacos por lo que piso mal. Estuvo a punto de caerse y él la sostuvo. La manera como no la dejo caer y la formaban en como confiaba su prima en él. Solo la hirió más, quería algo así deseaba una pareja que la conozca, instintivamente busco algo de su bolsillo.

—Mierda— Se dijo.

Había olvidado que devolvió la cruz a su dueño.

Yanus y Amaya aún estaban sonrojados, cada vez más cerca. A punto de besarse.

Suspiro, anhelaba tanto lo que tenía su prima pero con alguien en particular: Yuri Orloff. No podía engañarse más aunque había intentado negárselo a sí misma le gustaba ese hombre quería conocerlo mejor. Sin embargo, no sabía cómo acercarse a él ahora que estaba tan disgustado con ella.

Ni siquiera se dio cuenta cuando un hombre por atrás se le acercó.

—Los interrumpimos.

Selene miró a Luke con extrañeza.

—Ni se te ocurra — Susurro arrastrándolo a los matorrales que rodeaban la casa.

—Amo cuando una mujer me lleva a la oscuridad.

Selene estuvo tentada a darle un golpe, pero se quedó callada examinándolo. Luke toco su mejilla secando las lágrimas que antes había derramado. Al sentir el toque de su amigo. Nada extraño le paso a su cuerpo no era lo mismo cuando sentía por las caricias de Yuri.

—¿Por qué lloraste?

—No te importa.

—Se ven también juntos, a veces tengo envidia de eso. Puedo conseguir cualquier mujer en minutos, mas solo la sensación de bienestar dura un rato y luego viene la soledad.

¿Quieres que te consuele Selene?

Luke se acercó la miro con sus increíbles ojos azules, sonriéndola con deseo. Selene solo trago saliva, su amigo era tan guapo perfecto. Camino hacia a él intentado sentir algo de deseo sin lograrlo.

Cuando toco sus labios contra los de ella, cerro los ojos y la imagen de Yuri apareció. Ella abrió los ojos y lo empujo. No quería besar a nadie más.

El hechicero, suspiro alejándose con resignación.

—Ese rusito tiene suerte.

—Será mejor que me vaya.

Diciendo eso Selene desapareció sin saber a donde ir. Estuvo perdida un rato hasta cuando decidió ver Almandine que se encontraba en Orauz un lugar para niños faes huérfanos. Era un edificio muy grande con solo 15 niños, no era muy común de su raza abandonar a sus hijos.

Selene recorrió el lugar. Su amiga aunque perdió sus poderes aun cuidaba de los niños enfermos. Para hacer algo mientras le esperaba, se dirigió aun cuarto con tres camas y una cuna.

El único ocupante de esa habitación aun dormía. Era un niño de dos años, que tenía cabellos multicolores y los ojos muy azules cuando estaba despierto por eso fue idea de Amaya ponerle Vane por un libro que leyó.

Selene lo acaricio con ternura aun estaba confundida por los sucesos de esa tarde las palabras de Yuri la habían electrificado pero su actitud la hería. Ni siquiera la dejo hablar.

Vane se despertó y con sus manitas tomo la mano de de ella medio juguetón a diferencia de otros niños casi nunca lloraba debía ser su extraña mezcla en parte era fae y lobo.

Cargándolo le pregunto

—¿Qué debo hacer?

El niño solo rió.

Selene suspiró, no sabía cómo acercarse a Yuri pero estaba segura de que volvería a besarlo. Deseaba tener una relación con él. Solo tenía que pensar en la forma de conquistarlo.

******

Yuri desapareció y fui directo al bar de su amigo y hermano Mikael en Linchinga, nunca pudo entender la obsesión del vampiro por el clima cálido. La verdad es que comprender a su amigo de la infancia y luego compañero de arma siempre fue un reto.

Paso por un bar de la mala muerte entro sin ganas a punto de arrepentirse y salir por la puerta fue detenido por una voz gruesa y jovial.

—Брат. (hermano)

—¿Cómo estas Mikael?

—¿Qué te trae a mi humilde morada? — dijo el hombre haciéndolo pasar al interior. Era un lugar lúgubre que apenas tenía luz, el piso era sucio y el olor a sudor y trago casi hace Yuri vomitar.

Algunos hombres bebían en unas mesas, una música estridente se oía de fondo y unas mujeres casi desnudas se acercaron a ellos.

—¿Te apetece compañía?

Yuri negó con la cabeza antes de mirar a su amigo. Mikael era un hombre alto casi de dos metros rubios, con grandes ojos azules y sonrisa a flor de piel.

—Ven vamos a mi oficina.

Entraron a una oficina elegante amueblada con un gran ventilador.

—Siéntate y contéstame Брат. (hermano)

—No lo sé, tal vez quise verte.

Mikael gruño mientras ponía un gran vaso un poco de vodka.

—Ten, tú nunca me buscas al menos que sea algo importante.

Yuri no entendía que hizo ahí el Mikael apenas se hablaban siempre se sintió culpable de todo lo que le ocurrió hasta su condición actual de vampiro era su culpa. Aunque necesitaba hablar con alguien que lo conozca bien de toda la vida.

—Vas hablar o voy a tener que emborracharte.

—Me atrevía por un minuto a soñar en algo imposible. Fui a la luna y termine estrellándome.

—Fue esa mujer, la йlameera (princesa)

Yuri asintió.

—Te rechazo

Yuri volvió asentir.

Tienes dos opciones vas y tratas de conquistarla o la olvidas. Una de mis chicas puede hacer milagros.

Yuri estuvo apunto de ceder y meterse con una ramera pero otro cuerpo no lograría hacer olvidar al de Selene. Ese cuerpo tan cálido con olor a fresas que le hacia sentir vivo y libre.

—Es mejor que me marche.

Antes que Mikael pudiera detenerlo Yuri se marchó

—Espera, no todas las mujeres son como Camille.

—Eso lo sé. Además Camille nunca tuvo la culpa de lo que paso.

Yuri término montando su motocicleta hasta un acantilado en medio del bosque cerca de río Yenisei en su Siberia natal. El lugar era inhóspito, salvaje y casi no había población en esa parte. El viento le golpeaba la cara, siempre que había querido un nuevo comienzo lo meditaba aquí.

Era hora dejar de soñar y atenerse a la realidad era hora de olvidar su pasado, sus sueños y solo vivir el presente sin esperanzas. Tenía que olvidarse de una vez de Selene.