Bienvenidos a mi blog. He creado este por que tengo un montón de historias en mi mente que me gustara compartir. Miles de mundos y personajes siempre me acompañan, decidí, que era hora de hacer que fueran conocidos. Quiero, que sean capaces de expresar y soñar junto a mi. Espero, que les guste mi casa y tendrán una voz aquí. Mi cariño y amistad también.

lunes, 29 de julio de 2013

Guayaquil (ultima parte)

Hola. ¿cómo les  va? A  mi me quiere  dar  gripe y ando con una pereza  barbara. Espero que hayan tenido un buen fin de  semana y  hayan descansado.
Está será la ultima entrada de Guayaquil, ya que se acaba el mes


En vez  de  mostrarles   más imágenes  sobre la ciudad decidí, contarles una leyenda que halle  en la internet  sobre Guayaquil.
La estatua del mono
 
Pienso que la mayoría   de mis lectores, no saben que a las personas  de  Guayaquil, en mi país  se los llama monos.  Encontré una leyenda que nos cuenta  la razón espero que les guste.

Leyenda 

El origen del porque “monos”


Muchas versiones corren en el suelo patrio, sobre por qué a los guayaquileños les dicen “monos”, pero ninguna como la del historiador guayaquileño Don Gabriel Pino Roca, plasmada en sus “Leyendas, tradiciones y páginas de historia de Guayaquil”.

Carlos II

Hacia 1693 era soberano de España Carlos II. Desquiciado y entregado a prácticas piadosas, creía ser víctima de maleficios infernales, por lo que se despreocupó de los asuntos del reino, y encargó de todo a su madre y a su elegido.

Tratando de hallar alivio para sus males, Carlos II se refugió en la compañía de ciertos animales que tenían enjaulados en una sala del palacio. Supo un día que, allá en sus remotas tierras del nuevo mundo, había curiosos animales llamados monos, que podrían formar parte de su colección.


Es así que en 1765, envió un pedido a Guayaquil, solicitando dos ejemplares. Se echó a volar por calles y plazas la petición del Rey, mientras las damas guayaquileñas comentaban “El bueno soberano quiere monos que lo diviertan”.

Guayaquil en sus primeros años

Las autoridades pasaron oficios a todos los tenientes y cartas a las haciendas Baba, Puebloviejo, Palenque, Pimocha, Balzar, Yaguachi, Daule y Balao. Duró la persecución treinta y cinco días.
En la plaza de Santo Domingo, un jurado especial compuesto por el Corregidor, el Depositario General y el Alguacil Mayor, estuvo encargado de examinar los dos mejores representantes de la especie, pues moraban cerca de 30 variedades en estas tierras. Resultaron electos dos ejemplares de elevada estatura y reluciente pelaje negro, con la excepción de un cuello blanco, a modo de collar. A fines del año partieron los agraciados a España en un barco.

Está por demás decir que Carlos II quedó encantado con los monos. Novelero, instaló dos jaulas para ellos y los alimentaba personalmente, riendo con los saltos y gracias de los animales. Cierta tarde, casi al anochecer, el desventurado monarca fue víctima de una crisis nerviosa, y desquiciando echó a correr dejando puertas y jaulas abiertas, para refugiarse en su oratorio. Mas ocurrió que uno de los monos, encariñado con su amo, lo siguió hasta la capilla.



Carlos II no lo vio y el mono trepó al altar hasta situarse sobre la imagen del Redentor.
Al incorporarse el monarca, clavó los ojos en el crucifijo y aterrorizado empezó a gritar: “El diablo, lo he visto, lo he visto allí”. Los guardias acudieron en su ayuda y al encender la luz del farol se echaron a reír sin parar: “vuelva en si su Majestad, es el mono de Guayaquil que ha fugado de su encierro” Mientras el mono rechinaba los dientes y se rascaba la barriga, el Rey no oía, había perdido el sentido y pasó días con fiebre alta.

La noticia se esparció rápidamente y el ridículo incidente dio pie a que la gente del palacio dijese en adelante, cada vez que a la Corte llegaba algún guayaquileño“Cuidad del Rey señores, que ha venido un mono guayaquileño y puede causarle algún espanto”. Pasó el tiempo y algún vecino trajo el comentario hasta América, y desde entonces se da el apodo de “monos” a los nativos de Guayaquil.

Espero que  les haya gustado la leyenda  y  antes  de despedirme . Agradezco  a mi  amiga  Idolidia, este hermoso regalo .


Les  mando un beso y espero que tengan una buena semana



14 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la Leyenda basada en el "casi" Reinado de CarlosII.
Abrazos, Besos y recupérate lo más pronto posible.

EldanYdalmaden dijo...

Desde luego que el Carlitos estaba bastante fuera de onda. Qué feo era, madre mía y eso que a los pintores les harían intentar hacerle lo más bello posible.
Está bien la leyenda, se parece a un chiste que cuentan por aquí, en la localidad.
Iba un señor con algo en brazos y se acerca una mujer. Mira a lo que llevaba y le dice.

¿El mono muerde?
Y responde el otro.
Qué mono ni leches, que es mi Isidrín. (su hijo, era bastante feucho, la verdad...)

Saludos, me ha encantado Guayaquil

Fantasía y realidad dijo...

Hola Citu,me encantó la leyenda pero me dio pena el Rey porque en realidad no supo apreciar la belleza
que le trajeron de tu hermosa tierra.

Cosas de las altas esferas!!

Un beso y cuídate mucho.

Ariel dijo...

Hola Citu, buenos días,
gripe en verano?
no estarás chupando frío, no? =D

La leyenda está bien chida,
ahora dime, a quien se le ocurre soltar a los monos?
los monitos se lo chingaron por chingón! =D

Te deseo un maravilloso inicio de semana
un cálido abrazo

Carolina dijo...

Hola Citu, que tal!
me gusto mucho esta llamativa anecdota y la esplendida ciudad de Guayaquil; pobre Carlos II, estaba muy perturbado...
Un besito.

CRISTINA dijo...

Citu, una leyenda muy interesante. Pobre monito, los comentarios vuelan. Cuídate, necesitas otras vacaciones, un fuerte abrazo.

Unknown dijo...

Hola Citu impresionante leyenda
pobresito el monito, me lo trería para casa ;=D..
Cuidate de no caer con gripe..
Cuídate..
Besotes..

Frases Bonitas dijo...

feliz lunes y como dice ricky no gripe en verano amiga con un ron se quita. besitos

Anónimo dijo...

muy interesante la leyenda... parece un sueño esa ciudad, realmente hermosa, gracias por compartir esto!

sabores compartidos dijo...

jejeje no conocia esta historia del pobre Carlos y el mono, me ha resultado simpatica.
Besotes

Unknown dijo...

Una leyenda muy divertida, ja, ja.
Espero que te mejores pronto.
Besos,

mientrasleo dijo...

Ya se que es una tontería pero me encanta la foto de la estatua del mono. Es genial!
Besos

LOBEZNA dijo...

No sabía nada de esta leyenda. Todos los días son para aprender. Gracias por la explicación. Un fuerte abrazo.

Lourdes dijo...

Muy bonita la leyensa y que curioso. Me parece genial conocer más cosillas de Guayaquil. Muchas gracias cariño por el trabajo. ¡Besotes miles!