En las sombras de tu Corazón. Capítulo 23 ( Segunda Parte)

 Hola, ¿cómo están?  Hoy les traigo un fragmento  muy  romántico y  con  algo  de erotismo. 

Capítulo 23

Adremelech  estaba  cansado  y  furioso. Últimamente  Kappa, el  jefe   del  clan de los  demonios de agua le  estaba  dando problemas.  Deseaba  que su  hijo  fuera  jefe de seguridad.  Kappa  Jr no era  un ser   violento y no tenía muchos  talentos además de dormir  y quejarse  todo  el día. 

Luego de  conversar y  sobre todo escuchar. Además  de  utilizar  toda su paciencia para  no matar a  Kappa se le había ido  casi  toda la noche.  Otra  vez,  su cita  romántica con  Vanora   se  fue  al  diablo.    

Vanora lo esperaba  en su  oficina. Ella  se  había  quedado  dormida en  uno de los sillones  de su oficina.

Se quedó mirando como dormía: Vanora  era  tan  bella  que  podía   quedarse  toda la vida   mirándola. Ella  sintió  que la miraban  y  se despertó 

—Buenos días, — saludó Adremelech  esperando  encontrar a  Vanora  molesta por  esperarlo  tanto tiempo. Halló su  bello rostro  contento y sus   ojos  azules que por lo general eran  fríos y algunas veces altivos.  Sin  embargo, cuando lo observaban siempre había  amor y pasión. Ella  estaba  vestida  con un hermoso traje  de noche de  color  azul oscuro que  se había  arrugado. Mientras  él   todavía  seguía  vestido con vaquero y  una  camisa  de color  negro.

Adremelech  sonrió y ella  casi se pone  a suspirar  como una  colegiala. Su sonrisa la dejó sin aliento, iluminaba todo su rostro.  No importaba  que  casi él no hubiera dormido que su  rostro  mostraba algo de  cansancio.  Y  que  la cita que ambos  tenían planeada  no se hubiera dado. 

Lo que importaba  era  que estaban juntos.  Adremelech inclinó la cabeza y besó  con  dulzura a  Vanora. Pensó que podía devorarla, la deseaba  tanto. La intención estaba allí en su mente. Quería  desnudarla y hacerle el amor  de forma lenta.

Cuando sus labios tocaron los de ella, fue para convencerla suavemente. Una caricia suave para tentarla. La punta de su lengua tocó la de él tentativamente y luego ella separó los labios.

Sin  embargo, eso  fue  al principio, Adremelech la arrastró más cerca y colocó su boca sobre la de ella, su lengua barría el interior de la  boca de  Vanora.

De inmediato, sintió como si hubiera tocado una cerilla con un cartucho de dinamita, y explotara. Era tonta  esa analogía, pero cierta. De lo que estaba  seguro es que nunca se cansaría de besarla.

La tierra tembló y luego pareció detenerse mientras él exploraba su boca, reclamando cada centímetro para sí mismo.

Los brazos de Vanora se deslizaron alrededor de su cuello cuando la presionó contra el sillón, dejándola soportar la mayor parte de su peso. Su cuerpo era suave, flexible, lo podía sentir mientras los senos de la recolectora de almas  presionaban contra su pecho.

 — Buenos días — susurró  Vanora.

Todo el cuerpo  de Adremelech  reaccionó a ese sonido. A la sensación de ella. A la intimidad de estar  juntos  a pesar  de  todo.

— Perdona, no pensé  demorarme mucho.

Vanora besó como respuesta de  forma apasionada. Su mano se acercó por la espalda, las yemas de sus dedos acariciando  su espalda.  Ella trazó  un corazón una y otra vez. Cada línea que dibujaba  su  dedo  encendía  su deseo y amor.   

Adremelech  la besó una y otra vez y luego la besó por la garganta hasta la hinchazón de sus senos. Su piel era increíblemente suave.

Adremelech susurro sobre  su  cuello  —. Esta  debía  ser la cita perfecta.

— Lo es, porque  estamos  juntos tú y yo.

— Eres  toda  una  romántica Vanora.

Ella rio. Adremelech  de  la nada hizo que  su oficina    se  convierta  en un jardín  iluminado por la  luna  y miles de  lirios  azules  y  rosas  rojas  empezaron a  caer. — Me estás  convirtiendo  en un romántico  también.   

— Te  amo. Definitivamente eres  todo un seductor. 

— Lo crees —.  Utilizando sus  poderes  los  desnudo a los  dos.  Y  transformó  el pequeño sofá  en una enorme  cama. 

— Estoy  convencida  de eso. Tal  vez, por  eso te  amo. 

Como respuesta  Adremelech  beso a  Vanora  en el cuello. Luego su boca se cerró sobre su pecho derecho y ella arqueó la espalda, acunó su cabeza y dio un pequeño gemido de sorpresa.

—Eres mi todo, Vanora. Nunca dudes eso. 

Sus dedos vagaron por su columna hasta que encontró la parte baja de su espalda. Presionaron allí por un momento y luego moldearon sus nalgas.

La besó sobre la curva de su seno y debajo, encontró su seno izquierdo y lo atrajo hacia el calor de su boca. Ella parecía sensible, y él era gentil, usando su lengua y solo el borde de sus dientes. 

Adremelech deslizó su mano por su vientre y sobre su montículo hasta los pequeños rizos que guardaban el tesoro que era para él.

Deseaba  darle  placer  y hacerla  feliz. 

Vanora  gimió — Me gusta  estar entre tus  brazos. 

Ambos  sabían  lo que era la soledad  y  el deber. Ahora  también  sabían lo que era la amistad,  la pasión  y  un poco  de  felicidad. 

Vanora no pudo evitar mirar  el rostro  de  Adremelech , todos esos bordes y planos. Él era fuerte. Había visto innumerables batallas. Tenía una fuerza implacable y se notaba, estampada en esa fuerte mandíbula y un implacable conjunto en su boca. En ese momento, su rostro era suave, gentil, incluso amoroso. Su expresión le dio un vuelco al corazón.

—También me gusta  estar junto a  ti. 

A Adremlech todavía le costaba creer que ella lo quisiera. Luego de  amarla en silencio  por tanto tiempo. Debía aprovechar el tiempo perdido seduciéndola por  completo uniéndolos  a  los dos por  siempre.   

La boca de  Adremelech le  hacía imposible pensar a  Vanora o respirar. Él le quitó todos sus pensamientos, llevándola a otro reino, otra dimensión donde no había nada más que puro sentimiento, todo bien.

Vanora nunca se había sentido sensual o bella o simplemente atractiva. Adremelech la hizo sentir los tres. Ella escuchó sus propios jadeos, esas pequeñas súplicas irregulares mientras él bajaba por su cuerpo, tomándose su tiempo. Se sentía como si la estuviera adorando. 

Los pellizcos y lamidas se volvieron más exigentes, más apasionados, hasta que ella no pudo pensar en absoluto. Solo estaba Adremelch, rodeándola con su calor, su fuerza y el placer.

No se sentía codicioso. No sentía como si simplemente estuviera preparando su cuerpo para su placer. Él quería cuidarla. Prodigando amor a cada centímetro de ella con las manos y la boca, con la lengua y los dientes. Mostrándole su amor.

A pesar de  que ya estuvieron  juntos. Adremelech se tomó su tiempo, queriendo conocer cada centímetro de ella.  Vanora era su mundo y necesitaba saber eso.

Oyó  un ruido, alguien quiso  entrar  en la  oficina. Incrementó la seguridad.  No importaba  más que  Vanora si el mundo se destruía que  así fuera no dejaría  de amar  y  dar placer a su compañera.

Les deseo un genial  fin de semana.