En las sombras de tu corazón Capítulo 5 ( Tercera Parte)

Hola  ¿cómo están?   Hoy  les  traigo un nuevo  fragmento de mi novela.  Vanora  se  encuentra a  salvo junto a  Adremelech.  

Les  advierto este  fragmento  tiene  escenas eróticas  si no les  gusta ese  tipo de escenas  o  son menores  de edad no lo lean.  

Capítulo  5

Adremelech   se había  vendado la mano  y  examinaba  el terreno para descubrir posibles  enemigos.  

Vanora pensó que    qué  murió  pero cuando  abrió los ojos  miró  los hermosos ojos  azules  de Adremelech  supo que estaba a salvo .  Por lo  general su rostro  duro y  sin expresión le reveló una sonrisa.

—Me alegra que estés bien. 

Vanora   respiró profundamente, cerró los ojos  un momento. Feliz  de estar  viva. Fue  una tonta en no pedir ayuda.  Desde siempre  su padre le había inculcado que solo dependía  de  sí misma. Sin  embargo, con el pasar  del tiempo encontró  que  a veces podía  depender  de  otras personas. Desde que  conocía  Adremelech, él  nunca le  fallo. Por eso no quiso pedirle  ayuda. No quería  necesitarlo  depender  de algo, por miedo  al dolor que  sentiría cuando  él  la deje y  eso  casi le cuesta la  vida.  

— Sé que te encuentras  débil, pero este  no es  un sitio seguro. 

Vanora  aunque no lo deseaba abrió los ojos. Estaban  cerca de las  aguas sucias  y traicioneras  que  casi le había  quitado la  vida  a lo lejos  podía oír  a  varias  aves.

— La  bestia  del pantano  te  debe estar  buscando. ¿ Puedes levantarte?

Vanora asintió y con dificultad  se paró. Casi se  desmaya Adremelch  la   tomó entre sus  brazos   y le  cargo. 

— No es necesario puedo sola.  No quiero ser una carga. 

—  Conozco un sitio  donde descansaras y estaremos seguros.  Vanora nunca  serás  una  carga.

Vanora   gruñó como respuesta aunque estaba  encantada  de poderse  apoyar   en  Adremelech. De poder sentir   el contacto de  piel y su calor.  Dejo de pensar  y se sintió segura apoyándose   por  primera  vez  en alguien. 

Adremelech  la llevo   cerca  de unas  cuevas   al otro lado  del pantano  en la  frontera  con  Seragon. Depósito a  Vanora  en una dura  roca  y fue  a buscar  unos leños para  hacer  algo de fuego agradeció  a   Khalid que le enseño la  manera  en como lo hacían  los humanos.  

Vanora se quedó dormida  por unos minutos  y  despertó  gracias  al calor  de la hoguera. 

Vanora  se tocó  el pelo cubierto de lodo —¡Oh! Debo estar hecha un desastre. Se llevó una mano a la frente para apartarse un mechón de pelo. Adremelech soltó una risita.

—Ahora tienes una mancha en la frente —dijo—. No, no te toques.  Adremelech mientras  dormía  Vanora  fue  a buscar  fruta  y   agua. Tuvo suerte  que esa  gruta era una de las  guaridas  que  utilizaba Leviatán y  a veces  Chatel. Encontró  ropa  y  hasta  una cubeta, platos, vasos    y hasta libros. 

Vanora suspiró—. Odio estar sucia. 

Adremelech  sonrió — Hay una  pequeña  cascada  cerca. También encontré  algo de ropa  vieja. Creo que pertenece  a mi abuelo.    

 Caminaron un rato Vanora estaba algo mareada,  apenas prestaba  atención  al bosque. Hasta que  oyó un ruido ensordecedor y  descubrió  la más  bella  cascada  de  aguas  cristalinas   que estaba  custodiada   por  unas inmensas  flores  rojas.  

Se detuvieron  frente  a la  cascada.  Vanora alegre entró  en el  agua como si fuera  una niña  pequeña . Adremelech  se iba   a marchar.  Unos minutos antes depositó una muda de  ropa cerca de la orilla.  

Vanora no pudo  resistir   que  el demonio se marchase y le  tiró  agua. Adremelech  se  giró y le  devolvió  el ataque. En ese momento no importa  Billy  ni el ejercicio. Vanora  reía mientras mojaba  la  cabeza  de  Adremelech.  

— Vas a  pagar  por esto. 

Adremelech   se lanzó encima  de  Vanora  y le  tomó  de   las manos    Se miraron  a los ojos y  dejaron de reír. Permanecieron un momento así. Hasta que él, le soltó la  mano y  le apartó un mechón del rostro .   Vanora sentía cada caricia ligera  que  Adremelech le hacía.

—Debería  irme, para  que puedas limpiarte  —musitó Adremelech.

— Preferiría que me ayudes  —repuso ella con voz ronca. Sin pensar   nada más  que el deseo  que  sentía. 

Adremelech se enderezó y le tomó la barbilla y le limpió la frente. Ahora estaba muy cerca y la miraba a los ojos. Vanora no podía apartar la vista. Inconscientemente, ella se acercó más. Él la besó y hundió las manos en su cabello. Vanora olvidó sus miedos y  propósitos al propagarse  un intenso deseo en  su cuerpo. 

Se estremeció y se agarró a la chaqueta de él. La pasión que había mantenido oculta desde la tarde en que él la besara apareció de nuevo, fiera y exigente. Él la besó una y otra vez, con las manos en el cabello de ella.  Soltó la cola de  caballo  que ella  se hizo  con cuidado para  estar  cómoda  durante la misión.  El  cabello de  Vanora  cayó en una  dorada cascada  sedosa sobre sus hombros.

El poco control que retenía aún Adremelech desapareció en ese momento. La estrechó contra sí y la besó como si no pudiera cansarse nunca del sabor de su boca.

Vanora se agarró a los hombros con fuerza y él le llenó de besos la cara y el cuello. Cuando el cuello alto de su  camisa le cortó el paso en voz  baja  maldijo. — Mierda — mientras se peleó con los  botones de la prenda. Al final consiguió abrirla y la apartó de los hombros.

Miró el pecho de ella, que llevaba una brasier  blanco   de algodón por cuyo escote sobresalen los senos que eran mojados  por  el agua limpia de la cascada. 

Adremelech levantó despacio la mano,  por  atrás  desató  el brasier  que cubría los senos de  Vanora.  Dejando al descubierto  sus bellos  pechos. Adremelech bajó el dedo índice entre los dos orbes suaves y lo subió por uno de los pechos.

Vanora contuvo el aliento. Sabía que debería darle vergüenza que la viera un hombre así, pero sólo podía sentir calor en todo el cuerpo. Le  calnetaba que la mirara y la excitaba aún más ver el deseo que expresaba su rostro. Deseaba desvergonzadamente estar desnuda delante de él.

Adremelech deslizó la mano por debajo del sostén para tocarle el pecho y ella dio un respingo de placer. Él levantó la vista al oírla y sonrió. Apretó el pecho con gentileza, jugando con el pulgar en el pezón.

Vanora cerró los ojos. El deseo fluía entre sus piernas, cálido y húmedo, y se intensificaba a cada movimiento de la mano de él en el pezón. Adremelech sacó el pecho del brasier  y se inclinó para besar el pezón. Lo rodeó provocativamente con la lengua y lo introdujo en su boca. Vanora gimió y se apoyó contra él, que la abrazó con fuerza por la cintura.

Siguió acariciándole los pechos con la lengua y ella murmuró su nombre en voz baja y apasionada.  Adremelech gimió y la besó en la boca.  Vanora se abrazó a su cuello y se estiró hacia arriba, apretándose contra su cuerpo. Los botones de la chaqueta de él se clavaban en su carne tierna, pero ella no se daba cuenta. Sólo quería estar todavía más cerca de él.

Adremelech toco su pierna , separada de él sólo por la  tela  del pantalón vaquero de  Vanora.  A  él le temblaba la mano cuando le acarició los muslos y las nalgas y buscó el centro de su deseo. Deslizó la mano entre sus piernas y Vanora se estremeció.

 Fue cuando oyeron  a  alguien  pedir  ayuda.

Les deseo un genial  fin de semana y  les  mando un abrazo