En las sombras de tu corazón. Capítulo 13 ( Segunda parte)

  Hola  ¿cómo están?   Hoy les traigo  un nuevo  fragmento  de  mi novela.

Capítulo 13

Vanora llegó al inframundo   en solo cuestión de segundos.  Fue  a la  oficina  de  Adremelech para  saber  en dónde  se encontraba y  si quería hablar  con ella.  Ni bien  llegó fue  recibida por  Remiel. 

El asistente  de  Adremelech ni  le  vio  le  abrazó.  Vanora  sentía mucho  cariño  por  Remiel que siempre le trato con  simpatía. Ella  sabía que era muy  allegado a  Leviatán.

— Lo siento mucho —  dijo  Vanora muy triste.

Remiel    la abrazó un momento —. Gracias,  el infierno  no será lo mismo  sin  Leviatán. Siempre  fue  la piedra angular  donde  la mayoría de demonios menores  nos  refugiamos  cuando necesitamos   ayuda. 

 Vanora no  sabía qué  decir. Pasaron unos minutos en silencio antes que  la recolectora  pregunte —. ¿ Sabes  dónde  está  Adremelech?

— En su  oficina  en una  reunión  con    Halrinach y  Anazareth. 

Vanora  frunció el  ceño. Lo que menos  deseaba  era   que  Anazareth  viera  cuán patética  era  y buscaba  mientras  buscaba a  Adremelech. 

— No  será necesario,  vendré   más  tarde. 

Vanora  solo  dio unos pasos  cuando  oyó que la puerta se abría, de ella  salieron  Adremelech,  Anazareth y    Halrinach.

Vanora  se escondió  esperando  luego hablar  con el jefe  de  los  demonios le molestó la  forma   que  Anazareth  abrazaba  a  Adremelech y quiso  golpearla y hacer  una escena innecesaria. Así  que  opto por  quedarse escondida  detrás  de una roca.  

Remiel se acercó  a  su jefe  y le  dijo —. La  señorita  Vanora  estuvo aquí. 

Adremelech  no  dijo nada.  Pero Halrinach dijo —  Parece que te llevas  muy  bien  con la  recolectora.  

Vanora  se  acercó más para oír la  respuesta de  Adremelech   y  casi se  tropieza. Se alegró de que nadie pudo  verla. Esperó con  ansias la respuesta  del  demonio.

—Vanora   es  un  ángel de luz y  ella  ilumina la oscuridad  de mi  corazón. De nuevo debo  darte las  gracias,  Halrinach  por relatar  lo que paso  con  mi abuelo. Ahora  necesito estar solo  gracias por  todo —. Ni bien  dijo eso  se marchó dejando  a   Halrinach y  a  Vanora  con ganas de  saber más.

La jefa de los  recolectores de almas  no  sabía  qué  pensar.  Si  soy un ángel de  luz ¿Pero qué diablos significa eso para  él?

Anazareth  miró  disgustada  a su  abuela. La  demonia  se encontraba  molesta y su cabello aún era  rubio y para sorpresa de  Vanora no tartamudeaba. 

— Abuela, deja  de molestar  a  Adremelech y de   querer fomentar una relación  entre  los  dos. 

Vanora que  se iba a ir  se  quedó. 

Halrinach molesta frunció  el ceño —  No es lugar  para hablar  de esas  cosas. 

—  Abuela, siempre  me has  impulsado para luchar mis propias  batallas para   que no me sienta  menos   que un demonio macho  y que  dependa  de  misma. ¿ No entiendo porque  ahora crees que  Adremelech será  mi  salvador?  ¿ Qué  si  me uno podría  controlar  mi salud mental y no  terminaría como mi madre o destruyendo el mundo?  Si no lo hecho  ahora que  mi  abuelo  murió. No  creo que lo haga.  Un  hombre no es la respuesta  a  todos  mis  males. Y menos  uno que no está interesado  en mí.

Halrinach puso los ojos  en  blanco — . Sé que un hombre  no es la  respuesta   todos  tus males y que  todo depende de  ti. Pero, no quiero que estés  sola. 

—  Te  tengo,  a ti    a mis  hermanos  y   la  amistad  de  Adremelech.

— ¿Quieres a Adremelech?

— Claro que lo quiero, pero abuela  no quiero ser como Lilith  obsesionada  con un hombre  que no me ama. Me aleje  de  Adremelech  por  eso  una  vez  en mi vida. Ahora no lo voy a hacer quiero su amistad  es lo único que deseo.  Hace mucho que no  estoy  enamorada  de él y de  nadie por suerte. 

— ¿ Y  el  amor?

Anazareth movió la  cabeza —  Eso no es para mí. Vamos  abuela  que  tenemos que hacer muchas cosas.

Adremelech deseaba  estar solo. Aceptar   que su  abuelo murió era muy  duro para  él. Aunque   sea   la ley  de la  vida y una  vez  tuvo  ese dolor  cuando Leviatán fingió  su  muerte  para ayudar a  Chatel a  vencer  a  Naur. 

Vago por   varios lugares hasta  decidir   por  una  pequeña  cafetería a orillas  del Sena  a una  cuadra  de la  casa  de  Vanora. 

Ahí  solo con una  copa  de vino  se  puso a leer la  carta  de  su  abuelo.  

Mi querido Adremelech

Espero que estés  bien, y sé cuánto  dolor  te  causa  mi partida.  Me hubiera gustado  una  vez  más luchar  contigo y lo haré  nuevamente ya que  para   vencer  a  Billy necesitarás  mi ayuda. 

Mi querido nieto  el más parecido  a mí. No  dejes  que  la soledad  y   las obligaciones  sean  tu vida.  Vive   feliz  descubre  el amor  y  no te  escondas   dentro   de ese muro en el que has  vivido.   Se  puede estar  seguro  pero  no  ser  feliz. Vale  la pena  sufrir  un poco  con tal de  encontrar  el  amor  y  la amistad. 

Adremelech dejó de leer  y fue  a la  casa de  Vanora  quería  verla y  estrecharla en sus  brazos.  Llamó a su puerta y no la encontró.  Sin muchas  ganas  fue  a su oficina. Remiel  se  había ido y  nadie  lo esperaba  o eso  creía. Cuando  abrió la puerta  Vanora  estaba  en su sillón   dormida esperando.

Esperó que haya sido de su agrado. Les deseo un genial fin de semana.