Hola ¿Cómo están?
Hoy les traigo un capítulo romántico. Espero que sea de su agrado
Capítulo 18
Super One rompió el hechizo con un largo suspiró.
— Veo que no seguiste mis instrucciones. Te dije que pusieras el extracto de mandrágora del infinito en las puertas para que si las flores intente tentarte. Podemos detenerlas.
Luke quería golpear a Super One por hablarle así y más luego de tener que enfrentarse a las flores.
Anazareth tocó su hombro para calmarlo. Le gustaba que Super One no la tratara como un ser frágil a punto de romperse. Él la entendía muy bien porque ya había vivido eso.
— Lo sé, se me olvido. Además, su olor es terrible.
— Lo sé, pero no podíamos entrar. El duque, estaba asustado.
Luke solo se imaginó que golpeaba el rostro verde de Ebenezer hasta cansarse. Super One lo sintió ya que se alejó del vampiro.
— Será mejor que nos vayamos a dormir.
Anazareth no quería estar sola, pero tampoco deseaba mostrarse tan necesitada y patética.
— Si, será mejor tratar de descansar. Perdonen...
Luke le sonrió — No hay nada que perdonar.
Blake y Ebenezer dijeron a la vez —. Descansen.
Se marcharon dejando sola a la pareja. Luke se sentó a su lado y le preguntó con un poco de miedo.
— ¿Quieres que me vaya?
Anazareth se quedó mirando a los ojos de Luke. Sintiendo su miedo a que ella lo rechace. Algo que la demonia no deseaba hacer.
— No, pero...
Él vampiro tocó su mano.
— No hay pero que valga. Me gusta estar junto a ti.
— No deseo ser una carga.
Luke rió — No lo eres. Me gusta estar contigo.
Sabía que la necesitaba. La quería. Acunó su mejilla en su palma, cerrando la distancia entre ellos. Vio sus ojos cerrarse mientras cubría su boca con la de él. Abrió su mano por su espalda para acercarla. Y se permitió hundirse un poco más profundo. Fue un beso casto que le sacudió hasta el corazón. Y cuando levantó la cabeza supo que una vez nunca sería suficiente.
Se miraron unos momentos sin decir nada. Anazareth no sabía qué responder así que solo puso su cabeza sobre su hombro como respuesta. Estuvieron en un silencio apacible La demonia dejó de tener miedo.
En ese momento solo contaban los dos. Anazareth ni se dio cuenta cuando Luke se recostó en la cama junto a ella mientras le abrazaba. El vampiro se quedó dormido, Anazareth pudo darse el gusto de examinarlo a su antojo.
Él era tan atractivo y dulce. No entendía el motivo porque ella era de su agrado. Mas no le importo. Estaba harta de tener miedo de siempre temerse a sí misma.
Vanora una vez, le dijo que ella empezó a ser feliz en el momento que se aceptó tal como era. Tal vez, debía hacer lo mismo. Por el momento trataría de dormir.
Se acurrucó con cuidado al lado de Luke y sin darse cuenta se quedó dormida. Sin saber que las flores malditas la acechaban esperando conseguir el punto débil de Anazareth.
Una madrugada después.
Anazareth despertó algo confundida aún seguía en el mundo humano y en el castillo de Luke. Le encantaba estar acostada junto a él. Hace unas horas tuvo una terrible pesadilla y él le fue a consolar.
A la demonia le preocupaba depender mucho de Luke, cada día que pasaba se sentía más atraída por él. Temía estar enamorada del vampiro. En la sociedad de demonios los vampiros no eran de su agrado y los consideraban bestias menores. Por ser híbridos al ser mitad humano y cuarto zombi y cuarto recolector de almas. Ya que no estaban ni vivos ni muertos. Eran tan fuertes como un demonio y si antes tenían poderes mágicos eran casi imparables. Como era el caso de Luke Dufrew.
Un vampiro era convertido cuando estaba a punto de morir en ese pequeño lapso en la vida casi abandona el cuerpo inerte. Se hace una ceremonia con recolector de almas cuanto más anciano y poderoso sea infundirá más poder al vampiro. Además de darle la sangre a otro vampiro hay casos en los que se puede dar un poder mágico.
A ella no le importaba lo que piense la sociedad de demonios. Ella misma era una paria. Ya que no podía controlar su gran poder. Muchos insistieron en que ella debía morir o siempre depender de pastillas. Sus abuelos , ni su padre lo permitieron.
Ese no era su miedo, lo que temía era que Luke se dé cuenta de que no era tan fuerte como aparentaba y le deje. Por ese miedo, nunca se tuvo ninguna relación.
Luke le había visto en sus peores momentos y no le temía. Eso era tan atractivo. Como lo era el propio vampiro. A ella le gustaba que era alto fuerte, su rostro era simplemente hermoso y esos ojos azules que cuando le miraban parecían ver su alma.
Sin embargo, no sólo era el físico de Luke lo que había encantado su corazón. Luke era comprensivo, dulce, paciente. Podía pasarse toda la noche pensando en las cualidades que hacían de Luke Dufrew alguien inolvidable.
Ella lo vio dormir, sus pestañas oscuras acariciando su piel y su cabello dorado revuelto sobre la almohada. Ella con timidez empezó a acariciar el pecho de Luke.
Se sentó con las piernas cruzadas y solo lo miró con deseo. Eso era algo nuevo para ella. Tocó , sus miembros musculosos firmes incluso en reposo. La idea de una vida con él la emocionaba y aterraba al mismo tiempo.
Luke gimió. Sus ojos se abrieron. Permanecieron inconscientes por un momento, luego miró a la ventana y al reloj. Se sentó y se frotó los ojos.
— Aún es de madrugada. Me gusta despertar junto a ti. Aún nadie se ha despertado, podemos estar juntos un poco más. — Sus manos la guiaron hacia abajo para que ella se acostara encima de él, su corona sobre su hombro y su espalda a lo largo de su longitud. Hizo espacio para que ella se acomode mejor.
Estuvieron abrazados por mucho tiempo. Luke temía molestar a Anazareth de alguna forma. Por las cicatrices que su hermano le hizo tiempo atrás. Se sorprendió cuando Anazareth algo torpe y tímida comenzó acariciarle el pecho. Trazando con su dedo algo parecido a un corazón.
Le acaricio su cabello negro deforma lánguida. Calmándola y excitando al mismo tiempo. Anazareth levantó su rostro y lo miró por algunos minutos y luego lo besó.
Las manos de Luke comenzaron a moverse sobre ella con las caricias deliberadas y posesivas. Le acarició la oreja y el cuello, su aliento produciendo escalofríos que hacían arder la sangre de Anazareth. Ella se rindió a sus caricias.
Fue en ese momento que oyó la voz de Azidahaka en su cabeza.
Sus manos se detuvieron. Permanecieron atados en la quietud durante un largo momento. Luego la giró, suave pero rápidamente. Su brazo la sostuvo contra él mientras la miraba a los ojos.
— ¿Anazareth?
Ella parecía perdida en sus pensamientos.
—¿Anazareth?
Luke no dejó de abrazarla hasta que ella reaccionó. Solo fueron unos minutos, pero a él le parecieron siglos.
— Luke, perdón.
Él la soltó y tomó con sus manos su rostro. — Tranquila, todo está bien. — Yo
— Me gusta ir a tu ritmo.
— Te vas a cansar de esto.
— Estoy contigo, porque me has robado el corazón. No solo es deseo , es algo más. Lo sabes.
Su declaración la asustó e hizo que su corazón se hinchara. Ella también estaba enamorada de él.
—Lo sé, lo mismo me pasa a mí —. Ella susurró.
Luke le abrazó de nuevo. Anazareth se relajó en sus brazos — Iremos poco. A nuestro ritmo. Nuestro amor nos hará más fuertes. No oscurece el camino correcto, sino que lo ilumina.
Habló con tanta honestidad que Anazareth no dudó de que estaba en lo cierto. Ella quería ser más fuerte para ser su compañera. Ella siempre había huido. Ahora estaba segura de que no se iría. No dejaría que Azidahaka ni las flores malditas gobiernen su vida.
—¿Qué vamos a hacer, Luke?
Él la besó de nuevo con pasión y amor. Las sensaciones hicieron temblar a Anazareth.
Luke dejó de besar a Anazareth, pero no la soltó de sus brazos. —Ahora mismo quiero caminar contigo y ver el amanecer. ¿ Deseas hacer eso? Anazareth asintió.
Luego de unos minutos. Dejó la cama y caminó hacia una ventana, indiferente a su pecho desnudo. Apartó las cortinas y examinó el día mientras Anazareth lo examinaba a él.
— Vamos.
Se vistieron y bajaron.
Sin palabras tomados de la mano en silencio caminaron por la playa esperando un nuevo día y un nuevo comienzo para su relación.
Les deseo un genial fin de semana