En las Sombras de tu corazón . Capítulo 18 ( Primera parte)

 Hola,  ¿cómo  están?  Hoy les  traigo  un capítulo muy  romántico  y  con contenido erótico.  Esperó que les  guste.  

Capítulo  18

Algo soñolienta y confundida  miró a  Adremlech que le preguntó.

— ¿Estás bien?

Adremlech  le acarició su mejilla — Eso debería  preguntarte yo. 

— Estuviste a punto de morir.

— Al igual que tú. Tuve  tanto miedo a perderte.

— Ahora estamos juntos y es  todo lo  que  importa —. Vanora  dio un fuerte  abrazo al demonio.

Adremelech luego de  varios  minutos  de  tenerla entre sus  brazos. Besó a  Vanora  de  forma  apasionada, luego  bajó por sus  besos  por su quijada  y  su cuello. 

Después  el  jefe de  demonios, puso su atención  de nuevo en los   senos.  Vanora arqueó la  espalda  en  una oleada  de  placer. Al  sentir   los dientes  de  él cuando chupó su  pezón. La  recolectora  empujó sus senos hacia arriba para obtener más caricias.

El demonio pasó su atención  al  otro  seno.  Jugando  entre ellos hasta que estaban apretados e hinchados y extremadamente sensibles al toque más ligero.

—Eres deliciosa, Vanora —murmuró.

Maldición, ella era hermosa. Algo insegura, pero franca, apasionada y  valiente. Tan sensible  a sus  caricias  como ni en sus  más  locos  sueños, se había imaginado.

Sentándose a su lado, se quitó la camisa.  Vanora  tembló   mientras  lo miraba desnudarse. 

 — Ahora es  tu turno. 

Un sonido bajo salió de ella. La consternación llenó su rostro.

—Tranquila, Vanora —. Él dejó caer su mano y se recostó a su lado, apoyándose sobre un codo. Acunó su rostro, puso su pulgar debajo de su barbilla y levantó la cabeza para  poder ver sus ojos llenos de dudas.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Debemos parar ahora?

Vanora  respiro hondo — No. solo estoy  un poco  avergonzada.  No  sé si mi piel  se quedó  violeta  o  verde.

Adremelech acarició  su mejilla —. Ya volvió a la normalidad,  de cualquier  forma  eras  hermosa. te quiero  por  lo que  eres y  no  por  como luces. 

Vanora suspiró aliviada. Cuando ella lo besó, él no se resistió.  Nunca podría resistirse  a  ella no solo por su belleza, sino  por  su corazón gentil y  valiente. —  Podemos parar.

Vanora miró a Adremelech  aun en sus  brazos.  Tomó  la decisión. Ella nunca corría de una pelea. 

— No, yo  también lo deseo. 

Adremelech le  besó en  el lóbulo. 

— Adremelech —Ella lo detuvo para poder susurrar—. Yo... eh... no he hecho esto en un largo tiempo.

— Ha pasado mucho tiempo para mí también —. Veamos si puedo recordar cuál es el siguiente paso del proceso.

Vanora rio y lo hizo sonreír. Vanora no se  detuvo a pensar, porque  saldría  corriendo.  Se  levantó de la  cama  y  se desnudó. La deseaba  como  a nadie, las  curvas de  Vanora lo  dejaron sin  aliento. 

— Ven a mi lado.

Vanora  lo obedeció.  Moviendo su pierna izquierda, él se acomodó entre sus muslos y se inclinó.

— Quédate quieta.

Su boca se abrió, pero sus brazos permanecieron a sus costados... y se sonrojó.

Él le apretó las muñecas con aprobación. —Muy bien.

Adremelech se acomodó entre sus piernas y abrió sus pliegues. En la parte superior de su vagina, su clítoris era una perla rosada, brillante y húmeda, ya hinchada y rogando por su boca.

Cuando lamió su  vagina , la explosión de placer  casi envía  a Vanora fuera de la cama. —  Oh, mon Dieu (Oh, Dios).

Adremelech  rio  y derritió cada hueso de Vanora, al  observar su  rostro. Adoraba  verlo  sonreír. Incluso cuando sus caricias tensaron sus músculos. Su lengua comenzó un baile íntimo con su clítoris, dejándola sin aliento. Luego puso su mejilla sobre el interior de su muslo, raspando su sombra de barba sobre su tierna piel. Su pierna se sacudió, y él apoyó su peso contra ella y lentamente estiró su mentón por su muslo, hacia su vagina.

Sus músculos se tensaron. Y cuando llegó a la cima, la lamió y devolvió el sensible nudo a su boca. Vanora  gimió de  forma  ruidosa  y  se asustó. La única  vez  que estuvo con Livio  no  fue  así de intenso.   

Adremelech repitió el patrón del otro lado, su clítoris estaba apretado y palpitaba de necesidad. Cuando él levantó la cabeza, ella no pudo reprimir una protesta —. Más.

Después de estudiarla por un largo momento, él sonrió. Siguió observándola atentamente, lentamente apretó un dedo dentro de ella.

Su clítoris ya estaba palpitando, y la penetración despiadada conmocionó sus sentidos con placer. No podía pensar, no podía moverse. Cada célula de su cuerpo se concentró en la sensación de su dedo mientras se movía dentro y fuera.

—Estás apretada, pero puedes llevarme — . Añadió otro dedo.

Cuando él empujó sus dedos, ella sintió que su cuerpo se estiraba ligeramente. Un temblor la atravesó.

Agachando la cabeza, cerró la boca alrededor de su clítoris. Cuando su lengua se movió sobre la protuberancia y chupó ligeramente, sus dedos aumentaron la velocidad, empujando más rápido. Ella nunca se corría a menos que usara su propia mano, pero esta vez...

Su vagina se apretó alrededor de la intrusión, sus caderas se inclinaron, y la presión interna creció con cada toque, cada empujón, cada deslizamiento de su lengua sobre su clítoris. Le daba  placer, Lo  que  más  asombró a  Vanora  es que Adremelech la  cuidaba y  le  demostraba  lo que sentía  en  cada  caricia.

Nunca se había sentido así,  cada sensación se eclipsaba  por   otra de  una  forma imparable. Y todo dentro de ella estalló.

—Oooooh —Un placer irresistible quemó sus venas en un abrumador flujo de lava, una ola furiosa tras otra.

Mientras ella jadeaba por aire, él sujetó sus caderas hacia abajo, lamió sobre ella, enviando nuevas emociones apresuradas a su sistema.

Poco a poco, los espasmos disminuyeron. El rugido en sus oídos disminuyó.

—  Te amo —Levantándose, presionó un beso firme en sus labios.

Ella podía saborearse a sí misma.

—Yo también... — Vanora  se  sintió incómoda  hablando de sus sentimientos. Adremelech  acarició  su espalda,  reconfortándola.  Vanora tuvo un momento para pensar, él es terriblemente grande, antes de que su miembro estuviera en su entrada.

Poco a poco, se abrió camino, lo suficientemente grande como para sentir el ardor mientras su núcleo se estiraba para acomodarlo. Su vagina seguía contrayéndose a su alrededor en nuevas explosiones de placer.

Con cuidado, se bajó sobre ella, apoyando una mano al lado de su hombro para mantener la mayor parte de su peso fuera de sus costillas.

Deteniéndose, evaluó su expresión. Su sonrisa parpadeó y frotó su mejilla sobre la de ella. —Espera,  Vanora—.

Mientras hablaba, presionó, el avance implacable la estiraba imposiblemente completo. La sensación de ser amada  la sacudió hasta la médula.  Adremelech estaba dentro muy caliente y grueso.

— Uy, —. Ella jadeó cuando nuevas ondas de placer la atravesaron.

—Te sientes increíble —. Muy lentamente, él se echó hacia atrás y presionó de nuevo—. Pon tus brazos alrededor de mi cuello, Vanora.

La piel sobre sus hombros estaba satinada y estirada sobre rocas de músculos muy duros. Un trozo de tejido cicatrizado con relieve era una prueba palpable de que era un guerrero.

Él se echó hacia atrás, empujándose hacia adentro. Cada deslizamiento lento de su eje envió calor a través de sus sentidos. Los ojos de Adremelech estaban ligeramente entrecerrados, su mirada en su rostro.

Con cada empuje controlado, su pelvis frotaba su clítoris muy sensible, estableciendo un ritmo lento y  pulsante en su centro. Vanora se apretó alrededor de él.

—Eso es —murmuró... y aumentó el ritmo.

Su cuerpo se tensaba más y más, la presión aumentaba. —Uy, oh, uy —gritaba  Vanora. La oleada de su inminente clímax fue tan fuerte, tan aterradora que gimió.

Ella lo escuchó susurrar: —Agárrate a mí, dulzura —y mientras se aferraba a sus anchos hombros, supo  que  todo era  posible. 

Cuando sus caderas se levantaron, él se estrelló contra su clítoris en una punzada de placer brutal. Un gemido salió de ella. Luego, con un gruñido bajo, él presionó, tan grande y profundo dentro de ella, y podía sentir la sacudida de su eje.

Cuando sus músculos se relajaron, Adremelech se movió lo suficiente como para acostarse al lado de Vanora. La dulzura de la liberación hervía a través de su cuerpo. Sí, había pasado mucho tiempo, pero nunca  fue  tan intenso  como con la mujer  que  amaba.

Apoyando la cabeza en su mano, sonrió al ver el color rosado que corría de sus pechos a su cara. Tenía los ojos cerrados y su respiración aún era rápida, sus labios enrojecidos por los  besos de él. Maldición, ella era tentadora, y él no pudo resistirse a acariciar su piel sedosa.

Debajo de su palma, sus senos todavía se sentían tensos e hinchados, aunque sus pezones se estaban ablandando, como su miembro.  Se quedaron abrazados  en  silencio .   Acariciándose  de  forma  lenta  disfrutando el placer  de  estar  juntos. 

El celular  de  Adremlech  comenzó  a sonar.  El teléfono de  Vanora también lo hizo. Vanora  soltó un suspiró mientras que  su amante  gruñía  con  decepción.

Parecía que su deber   y las responsabilidades  de ambos los llamaban.    Vanora  se  levantó resignada  y  preguntó  a  Adremelech.  

— ¿Qué paso con el  cielo azul?  Me imagino que mi ataque fue una distracción.

Adremelech  suspiró — Flavia  huyó con ayuda de  Super One. Con una maldición tácita, se levantó de la cama.

 Les  deseo  un genial  fin de semana.  Les  mando un beso.